Lecturas de
la 32º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Lecturas
del Dedicación de la Basílica de Letrán
Lunes, 9 de noviembre de 2020
Primera lectura
Lectura de
la profecía de Ezequiel (47,1-2.8-9.12):
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán
del templo manaba agua hacia levante –el templo miraba a levante–. El agua iba
bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la
puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El
agua iba corriendo por el lado derecho.
Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la
estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los
seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y
habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el
mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus
dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus
frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que
manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal
45,2-3.5-6.8-9
R/. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R/.
R/. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.
R/. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe. R/.
R/. El
correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada
Segunda lectura
Lectura de
la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,9c-11.16-17):
Sois edificio de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil
arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo
construye. Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es
Jesucristo. ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita
en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él;
porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.
Palabra de Dios
Lecturas
del Dedicación de la Basílica de Letrán
Lunes, 9 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (2,13-22):
13 Se acercaba la Pascua de los judíos
y Jesús subió a Jerusalén.
14 Y encontró en el Templo a los vendedores
de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos.
15 Haciendo un látigo con cuerdas, echó a
todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de
los cambistas y les volcó las mesas;
16 y dijo a los que vendían palomas: «Quitad
esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.»
17 Sus discípulos se acordaron de que estaba
escrito: = El celo por tu Casa me devorará. =
18 Los judíos entonces le replicaron
diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?»
19 Jesús les respondió: «Destruid este
Santuario y en tres días lo levantaré.»
20 Los judíos le contestaron: «Cuarenta y
seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar
en tres días?»
21 Pero él hablaba del Santuario de su
cuerpo.
22 Cuando resucitó, pues, de entre los
muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la
Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.
Palabra del Señor
(Pero él
hablaba del templo de su cuerpo).
*La Pascua es la fiesta más grande que existe sobra
la superficie de la tierra. El Señor se ve forzado en hacer un látigo, porque
muchas veces he tomado mi cuerpo para negocio por dinero, en prostitución,
fornicación, he estado sumergido en masturbación. Pero el Señor me ha golpeado
con el látigo de su palabra y la palabra del Señor a mi me están ayudado, me
estuvo bien el sufrir, porque así estoy aprendiendo a obedecer, he podido
experimentar victorias frente a esos enemigo de mi cuerpo, que buscan mi muerte.
Si hoy no meda vergüenza decir y cantar mi historia, de cómo era mi vida de pecado.
De algo estoy seguro que el amor del Señor ha sobre abundado. El Señor me
quiere ayudar a entender que mi cuerpo está diseñado para que El Amor y El
Espíritu Santo pueda habitar dentro mí. Yo le pido al Señor que nunca aparte su
mano de mi cabeza, y me enseñe hacer un administrador fiel y prudente, con selo
por el amor a su palabra*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.