Musica Para el Alma

jueves, 24 de septiembre de 2020

LAS LECTURAS DEL VIERNES 25 DE SEPTIEMBRE 2020


 

Lecturas de la 25º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Viernes, 25 de septiembre de 2020

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiastés (3,1-11):

   1 Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo:

   2 Su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado.

   3 Su tiempo el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar.

   4 Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar.

   5 Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el abrazarse, y su tiempo el separarse.

   6 Su tiempo el buscar, y su tiempo el perder; su tiempo el guardar, y su tiempo el tirar.

   7 Su tiempo el rasgar, y su tiempo el coser; su tiempo el callar, y su tiempo el hablar.

   8 Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la guerra, y su tiempo la paz.

   9 ¿Qué gana el que trabaja con fatiga?

   10 He considerado la tarea que Dios ha puesto a los humanos para que en ella se ocupen.

   11 El ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo; también ha puesto el mundo en sus corazones, sin que el hombre llegue a descubrir la obra que Dios ha hecho de principio a fin.


Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 143,1a.2abc.3-4

R/.
 Bendito el Señor, mi Roca

Bendito el Señor, mi Roca,
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio. R/.


R/. Bendito el Señor, mi Roca


Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa. R/.

 

R/. Bendito el Señor, mi Roca

 

Viernes, 25 de septiembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,18-22):

   18 Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»

   19 Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado.»

   20 Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios.»

   21 Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.

   22 Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.»


Palabra del Señor

 

(«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»).  

 

*¿Quién dice la gente que soy yo? Salieron diversas respuestas. Puedo sentir que Pedro estaba en oración y recordando los acontecimiento del Señor en su vida, por eso su respuesta, tan cierta, tan verdadera. Ahora puedo entender cuanto desacierto hay en mí, mientras estoy en la oración, porque todo mi ser está distribuido en distintos lugares, me pasa en muchas ocasiones que mientras estoy orando, estoy pensando que voy a desayunar, o preparando mi agenda del día, o paro de orar y dejo al Señor con la palabra en la boca y salgo a mis afanes. Pedro supo dar respuesta a la pregunta del Señor porque estaba conectado en la oración. No tengo respuesta para decir quién es el Señor, de mi lo que sale son puras poesía, (el Señor es bueno, él es el todo poderoso, el salvador, él es la esperanza, sin él, no soy nada) Todo puras poesías. El Señor por las mañanas desea que mis oraciones sean como una conversación con un amigo muy querido y lo único que hago es pedir, y pido porque en el fondo no quiero sufrir. Esta pregunta es para darle repuesta con mí testimonio de vida*.

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.