Viernes, 25 de septiembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (9,18-22):
18 Y sucedió que mientras él estaba
orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó: «¿Quién
dice la gente que soy yo?»
19 Ellos respondieron: «Unos, que Juan el
Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había
resucitado.»
20 Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que
soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios.»
21 Pero les mandó enérgicamente que no
dijeran esto a nadie.
22 Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir
mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas,
ser matado y resucitar al tercer día.»
Palabra del Señor
(«Y vosotros,
¿quién decís que soy yo?»).
*¿Quién dice la gente que soy yo? Salieron
diversas respuestas. Puedo sentir que Pedro estaba en oración y recordando los
acontecimiento del Señor en su vida, por eso su respuesta, tan cierta, tan
verdadera. Ahora puedo entender cuanto desacierto hay en mí, mientras estoy en
la oración, porque todo mi ser está distribuido en distintos lugares, me pasa
en muchas ocasiones que mientras estoy orando, estoy pensando que voy a desayunar,
o preparando mi agenda del día, o paro de orar y dejo al Señor con la palabra
en la boca y salgo a mis afanes. Pedro supo dar respuesta a la pregunta del
Señor porque estaba conectado en la oración. No tengo respuesta para decir quién
es el Señor, de mi lo que sale son puras poesía, (el Señor es bueno, él es el todo
poderoso, el salvador, él es la esperanza, sin él, no soy nada) Todo puras
poesías. El Señor por las mañanas desea que mis oraciones sean como una
conversación con un amigo muy querido y lo único que hago es pedir, y pido porque
en el fondo no quiero sufrir. Esta pregunta es para darle repuesta con mí testimonio
de vida*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.