Vísperas - JUEVES XIV SEMANA DEL TIEMPO
ORDINARIO 2020
El
siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la liturgia de las
horas para el jueves, 9 de julio de 2020.
Invitatorio
Vísperas
Invocación
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
·
Himno 1
Tras el temblor opaco de las lágrimas,
no estoy yo solo.
Tras el profundo velo de mi sangre,
no estoy yo solo.
Tras la primera música del día,
no estoy yo solo.
Tras la postrera luz de las montañas,
no estoy yo solo.
Tras el estéril gozo de las horas,
no estoy yo solo.
Tras el augurio helado del espejo,
no estoy yo solo.
No estoy yo solo; me acompaña, en vela,
la pura eternidad de cuanto amo.
Vivimos junto a Dios eternamente.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmodia
Antífona
1: Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Salmo 71,1-11
Poder real del Mesías
Abriendo sus cofres, le
ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mt 2,11)
Dios mío,
confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Antífona
2: Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de
la violencia.
Salmo 71,12-20
Él
librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
+ él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de Saba;
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.
Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
Antífona
3: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Ap 11, 17-18;12,10b-12a
El juicio de Dios
Gracias
te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Lectura Breve
1P 1,22-23
Ahora que
estáis purificados por vuestra obediencia a la verdad y habéis llegado a
quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e
intensamente. Mirad que habéis vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino
de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera.
Responsorio Breve
R. El
Señor es mi pastor, * Nada me falta. El Señor.
V. En verdes praderas me hace recostar. * Nada me falta. Gloria
al Padre. El Señor.
Canto Evangélico
Antifona: A
los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y colma de bienes.
Magnificat
Lc 1, 46-55
Alegría del
alma en el Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
.
Preces
Elevemos
nuestros corazones agradecidos a nuestro Dios y Salvador, que ha bendecido a su
pueblo con toda clase de bienes espirituales, y digámosle con fe:
'Bendice a tu pueblo, Señor'.
Dios todopoderoso y lleno de misericordia, protege al papa (...) y a nuestro
obispo (...),
—a los que tú mismo has elegido para guiar a la Iglesia.
Protege, Señor, nuestros pueblos y ciudades
—y aleja de ellos todo mal.
Multiplica, como renuevos de olivo alrededor de tu mesa, hijos que se consagren
a tu reino,
—siguiendo a Jesucristo en pobreza, castidad y obediencia.
Conserva el propósito de las que han consagrado a ti su virginidad,
—para que sigan al Cordero divino adondequiera que vaya.
Haz que los difuntos descansen en tu paz eterna
—y que se afiance nuestra unión con ellos por la comunión de los santos.
Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, acudamos confiadamente
a nuestro Padre: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Al
ofrecerte, Señor, nuestra alabanza vespertina, te pedimos humildemente que,
meditando tu ley día y noche, consigamos un día la luz y el premio de la vida
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.