LECTURAS DEL JUEVES 8 DE JUNIO JESUCRISTO SUMO Y
ETERNO SACERDOTE
Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno
Sacerdote.
MI SIERVO INOCENTE REHABILITARÁ A TODOS
LITURGIA
DE LA PALABRA
Él fue
traspasado por nuestros crímenes.
Del libro
del profeta Isaías: 52, 13-53, 12
He aquí
que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto.
Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no
tenía ya aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él
los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y
comprenderán lo que nunca se habían imaginado.
¿Quién
habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder del
Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto.
No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente;
despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al
sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado.
Él
soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos
por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones,
triturado por nuestros crímenes. El soportó el castigo que nos trae la paz. Por
sus llagas hemos sido curados. Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno
siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Cuando
lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca, como un cordero llevado a
degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Inicuamente
y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo
arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de
mi pueblo, le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte,
aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca.
El Señor
quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación,
verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los
designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con
sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de
ellos.
Por eso
le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya
que indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores,
cuando tomó sobre sí las culpas de todos e intercedió por los pecadores.
Palabra
de Dios
Te
alabamos, Señor.
Del salmo
39
R/. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Cuántas
maravillas has hecho, Señor y Dios mío, cuántos planes en favor nuestro. Nadie
se te puede comparar. R/.
En tus
libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en
medio de mi corazón. R/.
He
anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo
sabes, Señor. R/.
No callé
tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu lealtad
no los he ocultado a la gran asamblea. R/.
ACLAMACIÓN
(Is 42, 1)
R/.
Aleluya, aleluya.
Miren a
mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En
él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
R/.
Hagan
esto en memoria mía.
Del santo
Evangelio según san Lucas: 22, 14-20
En aquel
tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:
“Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque
yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal
cumplimiento en el Reino de Dios”. Luego tomó en sus manos una copa de vino,
pronunció acción de gracias y dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes,
porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que
venga el Reino de Dios”.
Tomando
después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
“Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria con mía”.
Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: “Esta copa es
la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes”
Palabra
del Señor