*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARETH*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Hijo de Dios, que vivió sumiso a María y a José, venid,
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis
obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Hijo de Dios, que vivió sumiso a María y a José, venid,
adorémosle.
Himno: ERA POBRE Y SILENCIOSA
Era pobre y silenciosa,
pero con rayos de luz;
olor a jazmín y a rosa
y el Niño que la alboroza:
es la casa de Jesús.
Un taller de carpintero
y un gran misterio de fe;
manos callosas de obrero,
justas manos de hombre entero:
es la casa de José.
Había júbilo y canto;
ella lavaba y barría,
y el arcángel saludando
repetía noche y día:
«Casa del Ave María.»
Familia pobre y divina,
pobre mesa, pobre casa,
mucha unión, ninguna espina
y el ejemplo que culmina
en un amor que no pasa.
Concede, Padre, Señor,
una mesa y un hogar,
amor para trabajar,
padres a quienes querer
y una sonrisa que dar. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Los padres de Jesús solían ir todos los años a Jerusalén para la
fiesta de la Pascua.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los padres de Jesús solían ir todos los años a Jerusalén para la
fiesta de la Pascua.
Ant 2. Jesús iba creciendo en sabiduría y en estatura, y la gracia de Dios
estaba en él.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al
Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al
Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al
Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al
Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al
Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los
siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Jesús iba creciendo en sabiduría y en estatura, y la gracia de Dios
estaba en él.
Ant 3. Su padre y su madre estaban maravillados de lo que se decía de él.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los
fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Su padre y su madre estaban
maravillados de lo que se decía de él.
LECTURA BREVE Dt 5, 16
Honra a tu padre y a tu madre; así se
prolongarán tus días y te irá bien en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a
dar.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tú que fuiste obediente a María y a
José.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Haré que todos tus hijos sean discípulos
del Señor.
R. Y que una paz abundante reine entre
ellos.
PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 21-6, 4
LA VIDA CRISTIANA EN LA FAMILIA Y EN LA SOCIEDAD
Hermanos: Vivid sumisos unos a otros como
lo pide el respeto debido a Cristo.
Las mujeres deben someterse a sus maridos
como si se sometieran al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como
Cristo es cabeza de la Iglesia y salvador de ella, que es su cuerpo. Ahora
bien, como la Iglesia está sometida a Cristo, así también las mujeres deben
someterse en todo a sus maridos.
Y vosotros, maridos, amad a vuestras
mujeres, como Cristo amó a su Iglesia y se entregó a la muerte por ella para
santificarla, purificándola en el baño del agua, que va acompañado de la
palabra, y para hacerla comparecer ante su presencia toda resplandeciente, sin
mancha ni defecto ni cosa parecida, sino santa e inmaculada. Así deben también
los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. Amar a su mujer es
amarse a sí mismo.
Nadie aborrece jamás su propia carne, sino
que la alimenta y la cuida con cariño. Lo mismo hace Cristo con la Iglesia,
porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su
madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» ¡Gran misterio es
éste! Y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En resumen: ame cada uno a su
mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Y vosotros, hijos, obedeced a vuestros
padres, como lo quiere el Señor, pues esto es lo justo: «Honra a tu padre y a
tu madre.» Éste es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: «Para
que te vaya bien y vivas muchos años sobre la tierra.»
Y los padres, por vuestra parte, no
exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos y educadlos según el espíritu del
Señor.
RESPONSORIO Ef 6, 1-2. 3; Lc 2, 51
R. Vosotros, hijos, obedeced a vuestros
padres, como lo quiere el Señor, pues esto es lo justo: * «Honra a tu padre y a
tu madre.»
V. Jesús bajó a Nazaret con María y José, y
vivía sumiso a ellos.
R. Honra a tu padre y a tu madre.
SEGUNDA LECTURA
De las Alocuciones del papa Pablo sexto
(Alocución en Nazaret, 5 de enero de 1964)
EL EJEMPLO DE NAZARET
Nazaret es la escuela donde empieza a
entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de
su Evangelio.
Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a
meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla,
humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se
aprende incluso, quizá de una manera casi insensible, a imitar esta vida.
Aquí se nos revela el método que nos hará
descubrir quién es Cristo. Aquí comprendemos la importancia que tiene el
ambiente que rodeó su vida durante su estancia entre nosotros, y lo necesario
que es el conocimiento de los lugares, los tiempos, las costumbres, el
lenguaje, las prácticas religiosas, en una palabra, de todo aquello de lo que
Jesús se sirvió para revelarse al mundo. Aquí todo habla, todo tiene un
sentido.
Aquí, en esta escuela, comprendemos la
necesidad de una disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del
Evangelio y ser discípulos de Cristo.
¡Cómo quisiéramos ser otra vez niños y
volver a esta humilde pero sublime escuela de Nazaret! ¡Cómo quisiéramos volver
a empezar, junto a María, nuestra iniciación a la verdadera ciencia de la vida
y a la más alta sabiduría de la verdad divina!
Pero estamos aquí como peregrinos y debemos
renunciar al deseo de continuar en esta casa el estudio, nunca terminado, del
conocimiento del Evangelio. Mas no partiremos de aquí sin recoger rápida, casi
furtivamente, algunas enseñanzas de la lección de Nazaret.
Su primera lección es el silencio. Cómo
desearíamos que se renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio,
este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para
nosotros, que estamos aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de
nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna. Silencio de Nazaret,
enséñanos el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre
dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos
maestros.
Enséñanos la necesidad y el valor de una
conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior
intensa, de la oración personal que sólo Dios ve.
Se nos ofrece además una lección de vida
familiar. Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de
amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce
e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su
función en el plano social.
Finalmente, aquí aprendemos también la
lección del trabajo. Nazaret, la casa del hijo del artesano: cómo deseamos
comprender más en este lugar la austera pero redentora ley del trabajo humano y
exaltarla debidamente; restablecer la conciencia de su dignidad, de manera que
fuera a todos patente; recordar aquí, bajo este techo, que el trabajo no puede
ser un fin en sí mismo, y que su dignidad y la libertad para ejercerlo no
provienen tan sólo de sus motivos económicos, sino también de aquellos otros
valores que lo encauzan hacia un fin más noble.
Queremos finalmente saludar desde aquí a
todos los trabajadores del mundo y señalarles al gran modelo, al hermano
divino, al defensor de todas sus causas justas, es decir: a Cristo nuestro
Señor.
RESPONSORIO 2Co 13, 11; Ef 5, 19; Col 3, 23
R. Alegraos, trabajad por vuestra
perfección, alentaos unos a otros, tened un mismo sentir y vivid en paz, *
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.
V. Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma,
como para servir al Señor y no a los hombres.
R. Cantando y alabando al Señor en vuestros
corazones.
Lecturas de la Sagrada Familia
de Jesús, María y José
28
Dic 2025
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (2,41-52)*
Los
padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando
terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo
supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se
pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se
volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio
de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían
quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi
Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante
los hombres.
Palabra
del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ilumínanos, Señor, con los ejemplos de tu familia, y dirige nuestros
pasos por el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros
enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo
con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre
Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del
Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro
Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumínanos, Señor, con los ejemplos de
tu familia, y dirige nuestros pasos por el camino de la paz.
PRECES
Adoremos a Cristo, Hijo del Dios vivo, que
quiso ser también hijo de una familia humana, y supliquémosle, diciendo:
Señor Jesús, tú que quisiste ser obediente, santifícanos.
Oh Jesús, Palabra eterna del Padre, que
quisiste vivir bajo la autoridad de María y de José,
enséñanos a vivir en la humildad y en la obediencia.
Maestro de los hombres, que quisiste que
María tu madre conservara en su corazón tus palabras y tus acciones,
enséñanos a escuchar con corazón puro y
bueno las palabras de tu boca.
Oh Cristo, tú que creaste el universo y
quisiste ser llamado hijo del artesano,
enséñanos a trabajar con empeño y
conciencia en nuestras tareas.
Oh Jesús, que en el seno de tu familia de
Nazaret creciste en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y los hombres,
concédenos crecer siempre en ti, que eres nuestra
cabeza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Gracias a Jesucristo somos hijos de Dios;
por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que has querido darnos en la
Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber
imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con
ella de la alegría eterna de tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL CAER DE LA TARDE
Al caer de la tarde,
toda la casa
era aromas de vino
y tierna hogaza.
Mientras, la Madre
era un ánfora llena
de sus pesares.
Al caer de la tarde,
la Madre hilaba
con aquellas sus manos
de virgen casta.
Mientras, el Niño
soñaba que soñaba
lirios y espinos.
Al caer de la tarde,
en el silencio,
aserraban las sierras
del carpintero.
José pensaba
que era el padre dichoso
de la Palabra.
Al caer de la tarde,
Señor, atiende
la amargura infinita
que el mundo tiene.
Colma el vacío
de esta familia humana
sin tu cariño. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Al cabo de tres días hallaron a
Jesús en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y
haciéndoles preguntas.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al cabo de tres días hallaron a Jesús
en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles
preguntas.
Ant 2. Jesús bajó a Nazaret con sus padres,
y vivía sumiso a ellos.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL
SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús bajó a Nazaret con sus padres, y
vivía sumiso a ellos.
Ant 3. Jesús fue progresando en perfección
intelectual y física, y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef
1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de
Cristo
con toda clase de bienes espirituales y
celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de
Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y
prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su
voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo
por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús fue progresando en perfección
intelectual y física, y en gracia ante Dios y ante los hombres.
LECTURA BREVE Flp 2, 6-7
Cristo, a pesar de su condición divina, no
hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y
tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
RESPONSORIO BREVE
V. Debía ser semejante en todo a sus
hermanos, para poderse apiadar de ellos.
R. Debía ser semejante en todo a sus
hermanos, para poderse apiadar de ellos.
V. Apareció en la tierra y convivió entre
los hombres.
R. Para poderse apiadar de ellos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Debía ser semejante en todo a sus
hermanos, para poderse apiadar de ellos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Hijo mío, ¿por qué te has portado así
con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia.» «¿Por qué me
buscabais? ¿No sabíais que debo estar en la casa de mi Padre?»
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Hijo mío, ¿por qué te has portado así
con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia.» «¿Por qué me
buscabais? ¿No sabíais que debo estar en la casa de mi Padre?»
PRECES
Adoremos a Cristo, Hijo del Dios vivo, que
quiso ser también hijo de una familia humana, y aclamémoslo, diciendo:
Tú eres, Señor, el modelo y el salvador de
los hombres.
Cristo Jesús. por el misterio de tu
sumisión a María y a José,
enséñanos a respetar y a obedecer a los que
nos gobiernan legítimamente.
Tú que amaste a tus padres y fuiste amado
por ellos,
afianza a todas las familias en el amor y
la concordia.
Tú que estuviste siempre atento a las cosas
de tu Padre,
haz que Dios sea honrado en todas las
familias.
Tú que quisiste que tus padres,
angustiados, te encontraran al cabo de tres días en la casa de tu Padre,
enséñanos a buscar siempre primero el reino
de Dios y su justicia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que has dado parte en tu gloria a María
y a José,
admite también a nuestros difuntos en la
familia de los santos.
Alegres porque Jesucristo nos ha hecho
hijos de Dios, digamos:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que has querido darnos en la
Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber
imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con
ella de la alegría eterna de tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
