Lecturas
del Miércoles de la XXII Semana del Tiempo Ordinario
03 Sep 2025
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses
(1,1-8):
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de
Dios, y el hermano Timoteo, a los santos que viven en Colosas, hermanos fieles
en Cristo. Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras
oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor
que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os
tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros
por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se
sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre
vosotros desde el día en que lo escuchasteis y comprendisteis de verdad la
gracia de Dios. Fue Epafras quien os lo enseñó, nuestro querido compañero de
servicio, fiel ministro de Cristo para con vosotros, el cual nos ha informado
de vuestro amor en el Espíritu.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 51,10.11
R/. Confío en tu misericordia,
Señor, por siempre jamás
Pero yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás. R/.
Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno.» R/.
Lecturas
del Miércoles de la XXII Semana del Tiempo Ordinario
03 Sep 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Lucas (4,38-44)*
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga,
entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le
pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre,
y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el
sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él,
poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de
Dios.»
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al
hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron
con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino
de Dios, para eso me han enviado.»
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del
Reino de Dios, porque a esto he sido enviado).
*Es impresionante como Jesús, con sus palabras sana
y libera a algunos y a otros les impone las manos, es como si dijera al que
puede escuchar, solo necesita de la palabra, al que le cuesta escuchar Jesús le
impone sus manos y les toca, pero nadie se queda sin sanidad cuando vamos al
encuentro con Jesús. Jesús ha venido para limpia mis embarres y curar mis
dolencias. Si pudiera dar un gran suspiro y sentir cuanto amor, cuanto
consuelo, cuanta esperanza, hay para mí en Jesús mi Señor. Tendría siempre que
bendecir y dar gracias en todo y por todo, porque Jesús, mi Señor y Maestro, no
se cansa de trabajar por mí. Siempre pendiente de mí, tiene tantas cosas que
hacer y al mismo tiempo está pendiente de cargar con mis dolencias, mis
angustias, mis miedos, mis enfermedades, y lo más hermoso, siempre tiene tiempo
para mostrarme su amor, su dulzura, y al mismo tiempo está pendiente de todas
mis entradas y salidas*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.