Lecturas
del Miércoles de la XXII Semana del Tiempo Ordinario
03 Sep 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Lucas (4,38-44)*
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga,
entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le
pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre,
y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el
sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él,
poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de
Dios.»
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al
hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron
con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino
de Dios, para eso me han enviado.»
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del
Reino de Dios, porque a esto he sido enviado).
*Es impresionante como Jesús, con sus palabras sana
y libera a algunos y a otros les impone las manos, es como si dijera al que
puede escuchar, solo necesita de la palabra, al que le cuesta escuchar Jesús le
impone sus manos y les toca, pero nadie se queda sin sanidad cuando vamos al
encuentro con Jesús. Jesús ha venido para limpia mis embarres y curar mis
dolencias. Si pudiera dar un gran suspiro y sentir cuanto amor, cuanto
consuelo, cuanta esperanza, hay para mí en Jesús mi Señor. Tendría siempre que
bendecir y dar gracias en todo y por todo, porque Jesús, mi Señor y Maestro, no
se cansa de trabajar por mí. Siempre pendiente de mí, tiene tantas cosas que
hacer y al mismo tiempo está pendiente de cargar con mis dolencias, mis
angustias, mis miedos, mis enfermedades, y lo más hermoso, siempre tiene tiempo
para mostrarme su amor, su dulzura, y al mismo tiempo está pendiente de todas
mis entradas y salidas*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.