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lunes, 18 de noviembre de 2024

LAS LECTURAS DEL MARTES 19 DE NOVUEMBRE 2024


 

Lecturas del Martes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

19 Nov 2024

Primera Lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (3,1-6.14-22):

 

Yo, Juan, escuché al Señor que me decía:
«Escribe al ángel de la Iglesia en Sardes:
“Esto dice el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tus obras, tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Sé vigilante y reanima lo que te queda y que estaba a punto de morir, pues no he encontrado tus obras perfectas delante de mi Dios. Acuérdate de cómo has recibido y escuchado mi palabra, y guárdala y conviértete. Si no vigilas, vendré como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes en Sardes unas cuantas personas que no han manchado sus vestiduras, y pasearán conmigo en blancas vestiduras, porque son dignos.
El vencedor será vestido de blancas vestiduras, no borraré su nombre del libro de la vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Escribe al ángel de la Iglesia en Laodicea:
“Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el principio de la creación de Dios. Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca. Porque dices: ‘Yo soy rico, me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada’; y no sabes que tú eres desgraciado, digno de lástima, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas; y vestiduras blancas para que te vistas y no aparezca la vergüenza de tu desnudez; y colirio para untarte los ojos a fin de que veas. Yo, a cuantos amo, reprendo y corrijo; ten, pues, celo y conviértete. Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.
Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».

 

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5

 

R/. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.

 

V/. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.

 

V/. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.

 

V/. El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.

 

Lecturas del Martes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario

19 Nov 2024

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,1-10)*

 

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

 

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

« Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí».  

*Subirme a un sicómoro, es signo de entrar en la realidad de reconocer mis errores, defecto, mis miedos, mis temores y saber que necesito ver a Jesús y que su mirada me encuentre, pero tengo que ponerme en movimiento y colocarme en el lugar que lo pueda ver, sin saber que su mirada me pueda encontrar. La misericordia de Dios siempre alcanza a mirar a cada uno de sus hijos y cuando Jesús pase su mirara llena de amor y mi mirada cargada de necesidad se puedan encontrar, y que mis oídos estén atentos,  para cuando las palabras que él tiene para mí salgan de sus labios y me diga: Baja pronto que hoy desea entrar en tu casa. Jesús viene a sanarme y sanar mi mente, y mi ser, para que mi corazón pueda dar respuesta. Jesús me invita al desprendimiento, a entrar en la pobreza y la indigencia de mi vida, para tenerlo a él como el centro de todo mi ser*.  

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.