*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO*
MARTES
DE LA SEMANA III
De la Feria. Salterio III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid,
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid,
adorémosle.
Himno: GRACIAS, SEÑOR POR EL DÍA
Gracias, Señor, por el día,
por tu mensaje de amor
que nos das en cada flor;
por esta luz de alegría,
te doy las gracias, Señor.
Gracias, Señor, por la espina
que encontraré en el sendero,
donde marcho pregonero
de tu esperanza divina;
gracias, por ser compañero.
Gracias, Señor, porque dejas
que abrase tu amor mi ser,
porque haces aparecer
tus flores a mis abejas,
tan sedientas de beber.
Gracias por este camino,
donde caigo y me levanto,
donde te entrego mi canto
mientras marcho peregrino,
Señor, a tu monte santo.
Gracias, Señor, por la luz
que ilumina mi existir;
por este dulce dormir
que me devuelve a tu cruz.
¡Gracias, Señor, por vivir! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu
pueblo.
Salmo 84 - NUESTRA SALVACIÓN ESTA CERCA
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, has sido bueno con tu
tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.
Ant 2. Mi alma te ansía de noche, Señor;
mi espíritu madruga por ti.
Cántico: HIMNO DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO Is 26, 1-4.
7-9. 12
Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua:
La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.
Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor;
mi espíritu madruga por ti.
Ant 3. Ilumina, Señor, tu rostro sobre
nosotros.
Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, tu rostro sobre
nosotros.
LECTURA BREVE 1Jn 4, 14-15
Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para
ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él y él en Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. Voy a escuchar lo que dice el Señor.
R. Dios anuncia la paz a su pueblo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Zacarías 9, 1-10, 2
PROMESA DE SALVACIÓN PARA ISRAEL
Oráculo del Señor contra el país de Jadrak y contra Damasco, su reposo:
Del Señor es la joya de Siria, como todas las tribus de Israel y también Jamat,
la vecina, y Tiro y Sidón, las sapientísimas. Tiro se construyó una muralla,
amontonó plata como ceniza y oro como barro de las calles. Pero el Señor la
despojará, arrojará sus riquezas al mar y ella será devorada por el fuego.
Ascalón lo verá y temblará, Gaza se retorcerá y Acarón estará consternada,
porque está humillada la que era su esperanza. Perecerá el rey de Gaza, Ascalón
no estará habitada, en Asdod habitarán bastardos, y aniquilaré la arrogancia de
los filisteos. Arrancaré de su boca los despojos sangrientos, sus abominaciones
de entre los dientes. Pero quedará un resto para nuestro Dios, que será como
una estirpe en Judá, y Acarón será como el Yebuseo. Yo acamparé junto a mi
casa, como un guardia contra los merodeadores, y no volverá a pasar el opresor,
porque ahora vigilo con mis ojos.
Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén. Mira a tu Rey que viene a ti,
justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
Destruirá los carros de Efraím, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos
guerreros y dictará la paz a las naciones. Su dominio llegará de un mar a otro
mar, desde el Éufrates hasta los confines de la tierra.
En cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, libraré a tus cautivos de la fosa
(en la que no hay agua). Volved a la plaza fuerte, cautivos esperanzados. Hoy
te lo digo y te lo anuncio: Te pagaré el doble; tenderé a Judá como un arco, lo
cargaré con Efraím; incitaré a tus hijos, Sión, contra tus hijos, Grecia, te
manejaré como espada de guerrero. El Señor se les aparecerá, disparará su saeta
como un rayo; el Señor tocará la trompeta, avanzará entre los huracanes del
sur.
El Señor los escudará; triunfarán, pisotearán las piedras de los honderos;
beberán su sangre como vino, llenándose como copa de libación, como los cuernos
de los altares. Aquel día salvará el Señor, su Dios, a su pueblo como un
rebaño; brillarán sobre su tierra como piedras de diadema. ¡Qué magnífico y qué
bello! El trigo hará florecer a los jóvenes y el vino a las doncellas.
Implorad del Señor la lluvia, en el tiempo de la primavera; el Señor que hace
los relámpagos les dará lluvias torrenciales y la hierba del campo a cada uno.
Los ídolos hablan falsedades, los adivinos ven mentiras, anuncian sueños vanos,
consuelos sin provecho. Por eso vagan como ovejas perdidas, sin pastor.
RESPONSORIO Za 9, 9; Jn 12, 14
R. Alégrate, hija de Sión; canta, hija de
Jerusalén. * Mira a tu Rey que viene a ti,
justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
V. Encontró Jesús un jumentillo y montó sobre él,
como dice la Escritura:
R. Mira a tu Rey que viene a ti, justo y
victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo
(Disertación 9, Sobre el Domingo de ramos: PG 97, 1002)
MIRA A TU REY QUE VIENE A TI JUSTO Y VICTORIOSO
Digamos, digamos también nosotros a Cristo: ¡Bendito el que viene en nombre del
Señor, el rey de Israel! Tendamos ante él, a guisa de palmas, nuestra alabanza
por la victoria suprema de la cruz. Aclamémoslo, pero no con ramos de olivos,
sino tributándonos mutuamente el honor de nuestra ayuda material. Alfombrémosle
el camino, pero no con mantos, sino con los deseos de nuestro corazón, a fin de
que, caminando sobre nosotros, penetre todo él en nuestro interior y haga que
toda nuestra persona sea para él, y él, a su vez, para nosotros. Digamos a Sión
aquella aclamación del profeta: Confía, hija de Sión, no temas: Mira a tu Rey
que viene a ti; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
El que viene es el mismo que está en todo lugar, llenándolo todo con su
presencia, y viene para realizar en ti la salvación de todos. El que viene es
aquel que no ha venido a invitar a los justos a que se arrepientan, sino a los
pecadores, para sacarlos del error de sus pecados. No temas. Teniendo a Dios en
medio, no vacilarás.
Recibe con las manos en alto al que con sus manos ha diseñado tus murallas.
Recibe al que ha plantado en sus palmas tus cimientos. Recibe al que, para
asumirnos a nosotros en su persona, se ha hecho en todo semejante a nosotros,
menos en el pecado. Alégrate, Sión, la ciudad madre, no temas: Festeja tu
fiesta. Glorifica por su misericordia al que en ti viene a nosotros. Y tú
también, hija de Jerusalén, desborda de alegría, canta y brinca de gozo.
¡Levántate, brilla (así aclamamos con el son de aquella sagrada trompeta que es
Isaías), que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!
¿De qué luz se trata? De aquella que viniendo a este mundo ilumina a todo
hombre. Aquella luz, quiero decir, eterna, aquella luz intemporal y manifestada
en el tiempo, aquella luz invisible por naturaleza y hecha visible en la carne,
aquella luz que envolvió a los pastores y que guió a los magos en su camino.
Aquella luz que estaba en el mundo desde el principio, por la cual empezó a
existir el mundo, y que el mundo no la reconoció. Aquella luz que vino a los
suyos y los suyos no la recibieron. ¿Y a qué gloria del Señor se refiere?
Ciertamente a la cruz, en la que fue glorificado Cristo, resplandor de la
gloria del Padre, tal como afirma él mismo, en la inminencia de su pasión: Ya
ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación
por él, y Dios a su vez lo revestirá de su misma gloria, y esto será sin
dilación. Con estas palabras identifica su gloria con su elevación en la cruz.
La cruz de Cristo es, en efecto, su gloria y su exaltación, ya que dice: Yo,
cuando sea levantado en alto, atraeré a mí á todos los hombres.
RESPONSORIO Sal 117, 26. 27. 23
R. Bendito el que viene en nombre del Señor; * el
Señor es Dios: él nos ilumina.
V. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un
milagro patente.
R. El Señor es Dios: él nos ilumina.
*Lecturas del Martes de la XIX
Semana del Tiempo Ordinario.*
13 Agosto 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según
san Mateo (18,1-5.10.12-14)*
En aquel
momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el
más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a
ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se
haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El
que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con
despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo
siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed
que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y
nueve en el monte y va en busca de la perdida? y si la encuentra, os aseguro que
se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos
pequeños.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
predicho por boca de sus santos profetas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza
de salvación, según lo había predicho por boca de sus santos profetas.
PRECES
Adoremos a Cristo, que con su sangre ha adquirido el pueblo de la
nueva alianza, y digámosle suplicantes:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Rey y redentor nuestro, escucha la alabanza que te dirige tu Iglesia en el
comienzo de este día,
y haz que no deje nunca de glorificarte.
Que nunca, Señor, quedemos confundidos
los que en ti ponemos nuestra fe y nuestra esperanza.
Mira compasivo nuestra debilidad y ven en ayuda nuestra,
ya que sin ti nada podemos hacer.
Acuérdate de los pobres y desvalidos;
que este día que comienza les traiga solaz y alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre
que a todos llegue el reino de su Hijo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso, de quien dimana la bondad y hermosura de todo
lo creado; haz que comencemos este día con ánimo alegre, y que realicemos
nuestras obras movidos por el amor a ti y a los hermanos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE
Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos, al caer la tarde.
Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.
Tú endulzarás mi última amargura,
tú aliviarás el último cansancio,
tú cuidarás los sueños de la noche,
tú borrarás las huellas de mi llanto.
Tú nos darás mañana nuevamente
la antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
tú me darás una mañana viva. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor rodea a su pueblo.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo.
Ant 2. Si no volvéis a ser como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.
Salmo 130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si no volvéis a ser como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.
Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
LECTURA BREVE Rm 12, 9-12
Que vuestra caridad sea sincera. Aborreced el mal y aplicaos al bien. En punto
a caridad fraterna, amaos entrañablemente unos a otros. En cuanto a la mutua
estima, tened por más dignos a los demás. Nada de pereza en vuestro celo,
sirviendo con fervor de espíritu al Señor. Que la esperanza os tenga alegres;
estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.
RESPONSORIO BREVE
V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que
el cielo.
V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que
el cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi
salvador.
PRECES
Invoquemos a Dios, esperanza de su pueblo, diciendo:
Escúchanos, Señor.
Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo, tu
Hijo;
haz que por él crezcamos en todo conocimiento.
En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan;
dales, pues, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su pensar y
obrar.
Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti
procede,
haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.
Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas,
da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que nos has prometido la resurrección en el último día,
no te olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre
común:
Padre nuestro...
ORACION
Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y
descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda seremos salvados ahora
y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.