*Lecturas
del 19 de Diciembre. Feria de Adviento*
Martes, 19 de diciembre de 2023
Primera lectura
Lectura del libro de los Jueces
(13,2-7.24-25a):
En aquellos días, había en Sorá un hombre de estirpe danita, llamado Manoj. Su
esposa era estéril y no tenía hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo:
«Eres estéril y no has engendrado. Pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora
guárdate de beber vino o licor, y no comas nada impuro, pues concebirás y darás
a luz un hijo. La navaja no pasará por su cabeza, porque el niño será un nazir
de Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel de la mano de los
filisteos».
La mujer dijo al esposo:
«Ha venido a verme un hombre de Dios. Su semblante era como el semblante de un
ángel de Dios, muy terrible. No le pregunté de dónde era, ni me dio a conocer
su nombre. Me dijo: “He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues,
no bebas vino o licor, y no comas nada impuro; porque el niño será nazir de
Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte”».
La mujer dio a luz un hijo, al que puso de nombre Sansón. El niño creció, y el
Señor lo bendijo. El espíritu del Señor comenzó a agitarlo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 70,3-4a.5-6ab.16-17
R/. Que se llene mi boca de tu
alabanza,
y así cantaré tu gloria.
V/. Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
V/. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.
V/. Contaré tus proezas, Señor mío;
narraré tu justicia, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.
*Lecturas
del 19 de Diciembre. Feria de Adviento*
Martes, 19 de diciembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san
Lucas (1,5-25)*
En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías,
del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era
Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y
leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de
edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según
la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario
del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando
durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del
incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará
un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos
se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá
vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y
convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con
el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacía
los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar
al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad
avanzada».
Respondiendo el ángel, le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte
y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar,
hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se
cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto
en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había
tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía
mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa. Días después
concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mi para quitar
mi oprobio ante la gente».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado).
*Este Evangelio es abundante en sabiduría
y en enseñanza, en promesas y en fidelidad, en esperanza y en alegría. Es como
un pastel enorme y sabroso, que una probadita, por esta parte que dice:
"No temas, porque tu ruego ha sido escuchando" ahí puedo encontrar
sabor a esperanza; porque el Señor habla a mi corazón y siento que me dice, que
no importa el tiempo que tenga pidiendo algo que él me ayudará en la fe, si digo
que se haga su voluntad, no la mía, seguro de que en su voluntad me lo va a
conceder, que aunque sienta que el tiempo pasa y que se me están acabando las
fuerzas, mi esperanza tiene que permanecer firme. Sé que algunas cosas estarán
visitando mi vida como: la nostalgia, la tristeza y las conversaciones al oído de
esa fiera que está atada en su cueva queriendo que camine a donde ella
esta. Mas poderoso es el Señor, que hará
brotará de mi un canto nuevo, una canción llena de una alegría nueva; porque él
escucha mi ruego y clamor*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.