*Lecturas del Jueves de la
19ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 11 de agosto de 2022
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (12,1-12):
Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen
ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa
rebelde. Tú, hijo de Adán, prepara el ajuar del destierro y emigra a la luz del
día, a la vista de todos; a la vista de todos, emigra a otro lugar a ver si lo
ven; pues son casa rebelde. Saca tu ajuar, como quien va al destierro, a la luz
del día, a la vista de todos, y tú sal al atardecer, a la vista de todos, como
quien va al destierro. A la vista de todos, abre un boquete en el muro y saca
por allí tu ajuar. Cárgate al hombro el hatillo, a la vista de todos, sácalo en
la oscuridad; tápate la cara, para no ver la tierra, porque hago de ti una
señal para la casa de Israel.»
Yo hice lo que me mandó: saqué mi ajuar como quien va al destierro, a la luz
del día; al atardecer, abrí un boquete en el muro, lo saqué en la oscuridad, me
cargué al hombro el hatillo, a la vista de todos.
A la mañana siguiente, me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, ¿no te ha
preguntado la casa de Israel, la casa rebelde, qué es lo que hacías? Pues
respóndeles: "Esto dice el Señor: Este oráculo contra Jerusalén va por el
príncipe y por toda la casa de Israel que vive allí." Di: "Soy señal
para vosotros; lo que yo he hecho lo tendrán que hacer ellos: irán cautivos al
destierro. El príncipe que vive entre ellos se cargará al hombro el hatillo,
abrirá un boquete en el muro para sacarlo, lo sacará en la oscuridad y se
tapará la cara para que no lo reconozcan."»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 77,56-57.58-59.61-62
R/. No olvidéis las acciones de Dios
Tentaron al Dios Altísimo
y se rebelaron, negándose a guardar sus preceptos;
desertaron y traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso. R/.
Con sus altozanos lo irritaban,
con sus ídolos provocaban sus celos.
Dios lo oyó y se indignó,
y rechazó totalmente a Israel. R/.
Abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a las manos enemigas;
entregó su pueblo a la espada,
encolerizado contra su heredad. R/.
*Lecturas del Jueves de la
19ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 11
de agosto de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(18,21–19,1)*
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me
ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que
quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le
presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el
señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo
lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al
salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debla cien
denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me
debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo
metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo
ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo
sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda
aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener
compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor,
indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo
hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su
hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de
Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«No
te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete»).
*Mis ofensas, están en decir “No” a lo que el Señor
dice que “Si”. Que me gusta a mí, que si una persona me hecho algo, y me pide
perdón, yo lo perdono con “La Condición” de que debe pagar un precio por la
ofensa que me hizo. Tú dijiste una mentira de mí, te perdono, pero tienes que
decir a todos que tú hablaste mentira de mí, que eres irresponsable. Es por eso
por lo que el Señor quiere poner mis límites en su abundancia, revestir todo mí
ser dentro de su manto de compasión. El Señor está tratando de una manera
muy especial de hacerme entender que él no tiene ningún libro donde va anotando
todos mis embarre y mis ofensas él de manera especial siempre usa de
misericordia conmigo*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.