*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
VIERNES SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Dad
gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad
gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Himno: EDIFICASTE UNA TORRE
Edificaste una torre
para tu huerta florida;
un lagar para tu vino
y, para el vino, una viña.
Y la viña no dio uvas,
ni el lagar buena bebida:
sólo racimos amargos
y zumos de amarga tinta.
Edificaste una torre,
Señor, para tu guarida;
un huerto de dulces frutos,
una noria de aguas limpias,
un blanco silencio de horas
y un verde beso de brisas.
Y esta casa que es tu torre,
este mi cuerpo de arcilla,
esta sangre que es tu sangre
y esta herida que es tu herida
te dieron frutos amargos,
amargas uvas y espinas.
¡Rompe, Señor, tu silencio,
rompe tu silencio y grita!
Que mi lagar enrojezca
cuando tu planta lo pise,
y que tu mesa se endulce
con el vino de tu viña. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y
holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR
ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aceptarás
los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Ant 2. Con
el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Cántico: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE
CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25
Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.
Así dice el Señor, creador del cielo
- él es Dios -,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»
No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»
Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.
Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
- No hay otro Dios fuera de mí -.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»
A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con
el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Ant 3. Entrad
en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL
TEMPLO.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad
en la presencia del Señor con aclamaciones.
LECTURA BREVE Ef 4, 29-32
No salga de vuestra boca palabra desedificante, sino la que sirva para la
necesaria edificación, comunicando la gracia a los oyentes. Y no provoquéis más
al santo Espíritu de Dios, con el cual fuisteis marcados para el día de la
redención. Desterrad de entre vosotros todo exacerbamiento, animosidad, ira,
pendencia, insulto y toda clase de maldad. Sed, por el contrario, bondadosos y
compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha
perdonado en Cristo.
RESPONSORIO BREVE
V. En la mañana hazme escuchar tu gracia.
R. En
la mañana hazme escuchar tu gracia.
V. Indícame
el camino que he de seguir.
R. Hazme
escuchar tu gracia.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En
la mañana hazme escuchar tu gracia.
V. Hijo mío, conserva mis palabras.
R. Conserva mis mandatos y
vivirás.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Nehemías 12, 27-46
INAUGURACIÓN DE LA MURALLA DE JERUSALÉN
En aquellos días, al inaugurar la
muralla de Jerusalén, buscaron a los levitas por todas partes, para traerlos a
Jerusalén a celebrar la inauguración con una fiesta y con acciones de gracias,
al son de platillos, arpas y cítaras. Se reunieron los cantores del valle del
Jordán, de la comarca de Jerusalén, de las aldeas de Netofat, de Bet Guilgal y
de los campos de Loma y Azmaut, porque los cantores se habían construido aldeas
en las cercanías de Jerusalén. Los sacerdotes y los levitas se purificaron y
luego purificaron al pueblo, las puertas y la muralla.
Mandé a las autoridades de Judá
que subiesen a la muralla y organicé dos grandes coros. Uno iba por la derecha,
encima de la muralla, hacia la puerta de la Basura. Cerraban la marcha Oseas,
la mitad de las autoridades de Judá, Azarías, Esdras, Mesulán, Judá, Benjamín,
Semayas, Jeremías; sacerdotes con trompetas, Zacarías, hijo de Jonatán, hijo de
Semayas, hijo de Matanías, hijo de Miqueas, hijo de Zacur, hijo de Asaf, y sus
hermanos, Semayas, Azarel, Milalay, Guilalay, Maay, Netanel, Judá y Jananí, con
los instrumentos de David, hombre de Dios. Esdras, el letrado, iba al frente de
ellos. Pasaron por la puerta de la Fuente y, siguiendo en línea recta, subieron
a la escalera de la ciudad de David y bajaron por la cuesta de la muralla,
junto al palacio de David, hasta la puerta del Agua, a levante.
El segundo coro, al que seguía yo
con la mitad de las autoridades y los sacerdotes Eliaquín, Maseyas, Minyamín,
Miqueas, Elioenay, Zacarías y Ananías, con trompetas, y Maseyas, Semayas,
Eleazar, Uzí, Juan, Malquías, Elán, Ezer, se dirigió hacia la izquierda, por
encima de la muralla, a lo largo de la torre de los Hornos hasta el muro ancho,
y continuó por la puerta de Efraím, la puerta Antigua, la puerta del Pescado,
la torre de Jananel, la torre de los Cien y la puerta de los Rebaños, hasta
detenerse en la puerta de la Cárcel. Los dos coros se situaron en el templo de
Dios; los cantores cantaban dirigidos por Yizrajías.
Aquel día, ofrecieron sacrificios
solemnes y hubo fiesta, porque el Señor los inundó de gozo; también las mujeres
y los niños participaron en ella. La algazara de Jerusalén se escuchaba desde
lejos.
Por entonces, se nombraron los
intendentes de los almacenes destinados a provisiones, ofrendas, primicias y
diezmos, donde se guardaban, por campos y pueblos, las porciones que prescribe
la ley para los sacerdotes y los levitas. Porque los judíos estaban contentos
de los sacerdotes y levitas en funciones, que se ocupaban del culto de su Dios
y del rito de la purificación, como habían mandado David y su hijo Salomón, y
también de los cantores y porteros.
Ya desde antiguo, en tiempos de
David y Asaf, había jefes de cantores y cánticos de alabanza y de acción de
gracias a Dios. Y en tiempos de Zorobabel y de Nehemías todos los israelitas
subvenían diariamente a las necesidades de los cantores y porteros, y hacían
ofrendas sagradas a los levitas, igual que éstos a los descendientes de Aarón.
RESPONSORIO Is 26, 1; cf. Sal 47, 3
R. Tenemos una ciudad fuerte, *
ha puesto para salvarla murallas y baluartes.
V. El monte Sión, altura hermosa,
es la alegría de toda la tierra y la ciudad del gran rey.
R. Ha puesto para salvarla
murallas y baluartes.
SEGUNDA LECTURA
Del libro de san Agustín, obispo, Sobre la predestinación de los
elegidos.
(Cap. 15, 30-31: PL 44, 981-983)
JESUCRISTO ES DEL LINAJE DE DAVID SEGÚN LA CARNE
El más esclarecido ejemplar de la
predestinación y de la gracia es el mismo Salvador del mundo, el mediador entre
Dios y los hombres, Cristo Jesús; porque para llegar a serlo, ¿con qué méritos
anteriores, ya de obras, ya de fe, pudo contar la naturaleza humana que en él
reside? Yo ruego que se me responda a lo siguiente: aquella naturaleza humana
que en unidad de persona fue asumida por el Verbo, coeterno del Padre, ¿cómo
mereció llegar a ser Hijo unigénito de Dios? ¿Precedió algún mérito a esta unión?
¿Qué obró, qué creyó o qué exigió previamente para llegar a tan inefable y
soberana dignidad? ¿No fue acaso por la virtud y asunción del mismo Verbo, por
lo que aquella humanidad, en cuanto empezó a existir, empezó a ser Hijo único
de Dios?
Manifiéstese, pues, ya a
nosotros, en el que es nuestra Cabeza, la fuente misma de la gracia, la cual se
derrama por todos sus miembros según la medida de cada uno. Tal es la gracia,
por la cual se hace cristiano el hombre desde el momento en que comienza a
creer; la misma por la cual aquel Hombre, unido al Verbo desde el primer
momento de su existencia, fue hecho Jesucristo; del mismo Espíritu Santo, de
quien Cristo fue nacido, es ahora el hombre renacido; por el mismo Espíritu
Santo, por quien se verificó que la naturaleza humana de Cristo estuviera
exenta de todo pecado, se nos concede a nosotros ahora la remisión de los
pecados. Sin duda, Dios tuvo presciencia de que realizaría todas estas cosas.
Porque en esto consiste la predestinación de los santos, que tan soberanamente
resplandece en el Santo de los santos. ¿Quién podría negarla de cuantos
entienden rectamente las palabras de la verdad? Pues el mismo Señor de la
gloria, en cuanto que el Hijo de Dios se hizo hombre, sabemos que fue también
predestinado.
Fue, por tanto, predestinado
Jesús, para que, al llegar a ser hijo de David según la carne, fuese también,
al mismo tiempo, Hijo de Dios según el Espíritu de santidad; pues nació del
Espíritu Santo y de María Virgen. Tal fue aquella singular elevación del hombre,
realizada de manera inefable por el Verbo divino, para que Jesucristo fuese
llamado a la vez, verdadera y propiamente, Hijo de Dios e hijo del hombre; hijo
del hombre, por la naturaleza humana asumida, e Hijo de Dios, porque el Verbo
unigénito la asumió en sí; de otro modo no se creería en una trinidad, sino en
una cuaternidad de personas.
Así fue predestinada aquella
humana naturaleza a tan grandiosa, excelsa y sublime dignidad, más arriba de la
cual no podría ya darse otra elevación mayor; de la misma manera que la
divinidad no pudo descender ni humillarse más por nosotros, que tomando nuestra
naturaleza con todas sus debilidades hasta la muerte de cruz. Por tanto, así
como ha sido predestinado ese hombre singular para ser nuestra Cabeza, así
también una gran muchedumbre hemos sido predestinados para ser sus miembros.
Enmudezcan, pues, aquí las deudas contraídas por la humana naturaleza, pues ya
perecieron en Adán, y reine por siempre esta gracia de Dios, que ya reina por
medio de Jesucristo, Señor nuestro, único Hijo de Dios y Único Señor. Y así, si
no es posible encontrar en nuestra Cabeza mérito alguno que preceda a su
singular generación, tampoco en nosotros, sus miembros, podrá encontrarse
merecimiento alguno que preceda a tan multiplicada regeneración.
RESPONSORIO Cf. Ga 4, 4-5; Ef 2, 4; Rm 8, 3
R. Mirad que ya se cumplió el
tiempo, y ha enviado Dios a su Hijo a la tierra, nacido de una Virgen, nacido
bajo la ley, * para rescatar a los que estaban bajo la ley.
V. Por el gran amor con que nos
amó, envió a su propio Hijo, sometido a una existencia semejante a la de la
carne de pecado.
R. Para rescatar a los que
estaban bajo la ley.
*Lecturas del Viernes de la 13ª semana del
Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de julio de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13)*
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a
un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos
publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus
discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro
maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los
enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no
sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. El Señor ha visitado y redimido a su
pueblo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El
Señor ha visitado y redimido a su pueblo.
PRECES
Adoremos a Cristo, que salvó al mundo
con su cruz, y supliquémosle diciendo:
Señor, ten misericordia de nosotros.
Señor Jesucristo, cuya claridad es nuestro sol y nuestro día,
haz que, desde el amanecer, desaparezca de nosotros todo sentimiento malo.
Vela, Señor, sobre nuestros pensamientos, palabras y obras,
a fin de que nuestro día sea agradable ante tus ojos.
Aparta de nuestros pecados tu vista,
y borra en nosotros toda culpa.
Por tu cruz y tu resurrección,
llénanos del gozo del Espíritu Santo.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Ya que somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios misericordioso, que has iluminado
las tinieblas de nuestra ignorancia con la luz de tu palabra: acrecienta en
nosotros la fe que tú mismo nos has dado; que ninguna tentación pueda nunca destruir
el ardor de la fe y de la caridad que tu gracia ha encendido en nuestro
Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi
auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CALOR DE DIOS EN
SANGRE REDENTORA.
Calor de Dios en sangre redentora,
y un río de piedad en tu costado;
bajo tu cruz quédeme arrodillado,
con ansia y gratitud siempre deudora.
Conózcate, oh Cristo, en esta hora
de tu perdón; mi beso apasionado,
de ardientes labios en tu pie clavado,
sea flecha de amor y paz de aurora.
Conózcame en tu vía dolorosa
y conozca, Señor, en los fulgores
de tus siete palabras, mi caída;
que en esta cruz pujante y misteriosa
pongo, sobre el amor de mis amores,
el amor entrañable de mi vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sáname, Señor, porque
he pecado contra ti.
Salmo 40 - ORACIÓN DE UN
ENFERMO.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»
Mis enemigos me desean lo peor;
«A ver si se muere y se acaba su apellido.»
El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.
Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»
Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.
Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sáname, Señor, porque he pecado
contra ti.
Ant 2. El Señor de los ejércitos está con
nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Salmo 45 - DIOS, REFUGIO
Y FORTALEZA DE SU PUEBLO
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor de los ejércitos está con
nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Ant 3. Vendrán todas las naciones y se
postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE LOS
VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas las naciones y se
postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE Rm 15, 1-3
Los fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, sin complacernos
a nosotros mismos. Cada uno cuide de complacer al prójimo para su bien, para su
edificación; que Cristo no buscó su propia complacencia, según está escrito:
«sobre mí cayeron los ultrajes de quienes te ultrajaron».
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo nos ama y nos ha
absuelto por la virtud de su sangre.R. Cristo nos ama y nos ha
absuelto por la virtud de su sangre.
V. Y ha hecho de nosotros reino y
sacerdotes para el Dios y Padre suyo.R. Por la virtud de su
sangre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.R. Cristo nos ama y nos ha absuelto
por la virtud de su sangre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor nos auxilia a
nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.
Cántico de María. ALEGRÍA
DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos auxilia a nosotros,
sus siervos, acordándose de su misericordia.
PRECES
Bendigamos a Dios que
escucha con amor la oración de los humildes y a los hambrientos los colma de
bienes; digámosle confiados:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Señor, Padre lleno de amor, te pedimos por todos los miembros de la iglesia que
sufren:
acuérdate que por ellos, Cristo, cabeza de la iglesia, ofreció en la cruz el
verdadero sacrificio vespertino.
Libra a los encarcelados, ilumina a los que viven en tinieblas, sé la ayuda de
las viudas y de los huérfanos,
y haz que todos nos preocupemos de los que sufren.
Concede a tus hijos la fuerza necesaria
para resistir las tentaciones del Maligno.
Acude en nuestro auxilio, Señor, cuando llegue la hora de nuestra muerte:
que seamos fieles hasta el fin y dejemos este mundo en tu paz.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Conduce a los difuntos a la luz donde tu habitas
para que puedan contemplarte eternamente.
Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que
los que hemos sido aleccionados con los ejemplos de la pasión de tu Hijo
estemos siempre dispuestos a cargar con su yugo llevadero y con su carga
ligera. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.