*Lecturas del Lunes de la 27ª semana de Tiempo Ordinario*
Lunes, 4 de octubre de 2021
Primera
lectura
Comienzo de
la profecía de Jonás (1,1–2,1.11):
Jonás, hijo de Amitai, recibió la palabra del Señor: «Levántate y vete a
Nínive, la gran ciudad, y proclama en ella: "Su maldad ha llegado hasta
mí."» Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa y
encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para
navegar con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento
impetuoso sobre el mar, y se alzó una gran tormenta en el mar, y la nave estaba
a punto de naufragar. Temieron los marineros, e invocaba cada cual a su dios.
Arrojaron los pertrechos al mar, para aligerar la nave, mientras Jonás, que
había bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente.
El capitán se le acercó y le dijo: «¿Por qué duermes? Levántate e invoca a tu
Dios; quizá se compadezca ese Dios de nosotros, para que no perezcamos.»
Y decían unos a otros: «Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene
esta calamidad.»
Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Le interrogaron: «Dinos, ¿por
qué nos sobreviene esta calamidad? ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál
es tu país? ¿De qué pueblo eres?»
Él les contestó: «Soy un hebreo; adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el
mar y la tierra firme.»
Temieron grandemente aquellos hombres y le dijeron: «¿Qué has hecho?» Pues
comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado.
Entonces le preguntaron: «¿Qué haremos contigo para que se nos aplaque el mar?»
Porque el mar seguía embraveciéndose.
Él contestó: «Levantadme y arrojadme al mar, y el mar se aplacará; pues sé que
por mi culpa os sobrevino esta terrible tormenta.»
Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían, porque el mar
seguía embraveciéndose. Entonces invocaron al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor, que
no perezcamos por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de una sangre
inocente! Tú eres el Señor que obras como quieres.»
Levantaron, pues, a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su cólera. Y
temieron mucho al Señor aquellos hombres. Ofrecieron un sacrificio al Señor y
le hicieron votos. El Señor envió un gran pez a que se comiera a Jonás, y
estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches seguidas. El Señor
dio orden al pez, y vomitó a Jonás en tierra firme.
Palabra de Dios
Salmo
Jon
2,3.4.5.8
R/. Sacaste mi vida de
la fosa, Señor
En mi aflicción clamé al Señor
y me atendió;
desde el vientre del abismo pedí auxilio,
y escuchó mi clamor. R/.
Me arrojaste a lo profundo en alta mar,
me rodeaban las olas,
tus corrientes y tu oleaje
pasaban sobre mí. R/.
Yo dije: «Me has arrojado de tu presencia;
quién pudiera ver de nuevo tu santo templo.» R/.
Cuando se me acababan las fuerzas
me acordé del Señor;
llegó hasta ti mi oración,
hasta tu santo templo. R/.
*Lecturas del Lunes de la 27ª semana de Tiempo Ordinario*
Lunes, 4 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,25-37)*
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para
ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma
y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: «¿Y quién
es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo
medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo,
dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel
sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de
viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le
vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia
cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos
denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes
de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se
portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor
(« ¿Quién
es mi prójimo? »).
*El
Señor está tratando de que pueda aprender algo, él está haciendo todo lo
posible de que lo descubra a él. Me está obligando a mirar allí donde muchas
veces me niego a mirar. Él quiere que mis ojos se fijen con atención, con
sinceridad y con amor; allí donde pienso que no hay nada que buscar, que no
tengo nada que aprender y que muchas veces rechazo. La buena noticia para mi es
que el Señor me da la oportunidad de ver muy claro, que siempre hay algo que
puedo aprender de esas personas que rechazo por la razón que sea, porque el
Señor a mí no me rechaza y también tengo cosas malas, defectos, mañas y vivo
así dentro de las personas. El Señor, de un modo especial me invita a descubrir
que el amor está en medio de aquellos que rechazo*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.