*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Cornelio, Papa y
San Cipriano, Obispo*
16 de
Setiembre
JUEVES SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Himno: OH DIOS, AUTOR DE LA LUZ.
Oh Dios, autor de la luz,
de los cielos la lumbrera,
que el universo sostienes
abriendo tu mano diestra.
La aurora, con mar de grana,
cubriendo está las estrellas,
bautizando humedecida
con el rocío la tierra.
Auséntanse ya las sombras,
al orbe la noche deja,
y al nuevo día el lucero,
de Cristo imagen, despierta.
Tú, día de día, oh Dios,
y Luz de Luz, de potencia
soberana, oh Trinidad,
doquier poderoso reinas.
Oh Salvador, ante ti
inclinamos la cabeza,
y ante el Padre y el Espíritu,
dándote gloria perpetua. Amén.
SALMODIA
Ant 1. En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Ant 2. El Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Cántico: CONSUELO Y GOZO PARA LA CIUDAD SANTA. Is 66, 10-14a
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
a su pecho seréis alimentados
y os saciaréis de sus consuelos
y apuraréis las delicias
de sus pechos abundantes.
Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella
como un río la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Ant 3. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
Salmo 146 - PODER Y BONDAD DEL SEÑOR
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado,
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los músculos del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
LECTURA BREVE Rm 8, 18-21
Los padecimientos de esta vida presente tengo por cierto que no son nada en
comparación con la gloria futura que se ha de revelar en nosotros. La creación
entera está en expectación, suspirando por esa manifestación gloriosa de los hijos
de Dios; porque las creaturas todas quedaron sometidas al desorden, no porque a
ello tendiesen de suyo, sino por culpa del hombre que las sometió. Y abrigan la
esperanza de quedar ellas, a su vez, libres de la esclavitud de la corrupción,
para tomar parte en la libertad gloriosa que han de recibir los hijos de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Velando medito en ti, Señor.
R. Velando medito en ti, Señor.
V. Porque fuiste mí auxilio.
R. Medito en ti, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Velando medito en ti, Señor.
Primera Lectura
Del libro del profeta Oseas 13, 1-14, 1
ÚLTIMA SENTENCIA DE APROBACIÓN
Cuando Efraím hablaba, era respetado en Israel; pero se hizo reo
de idolatría y murió. Y ahora repiten el pecado: se funden ídolos de plata, imágenes
de artesanos, obras de escultores. Les dirigen oraciones, ofrecen sacrificios
humanos, adoran a los toros. Por ello serán como nube matutina, como rocío
temprano que pasa, como tamo arrebatado de la era, como humo por la ventana.
Pero yo soy el Señor, Dios tuyo desde Egipto; no reconocerás a otro Dios que a
mí, ni tendrás otro salvador fuera de mí. Yo te escogí en el desierto, en
tierra árida. Cuando pacían se hartaban, se hartaban y se engreía su corazón, y
así se olvidaban de mí. Seré para ellos como león, los acecharé como pantera en
el camino. Los asaltaré como una osa a quien roban las crías, despedazaré su
pecho, los devoraré como un león; las fieras los descuartizarán.
Te matan, Israel, porque sólo en mí está tu auxilio. ¿Dónde está tu rey para
salvarte en todas tus ciudades?; ¿dónde tus gobernantes, a quienes pedías:
«Dadnos un rey y príncipes»? Airado, te di un rey, y encolerizado te lo
quitaré.
La iniquidad de Efraím está registrada, está archivado su pecado. Le asaltan
dolores de parto: hijo necio, que a su tiempo no sabe colocarse en la matriz.
¿Los libraré del poder del abismo, los rescataré de la muerte? ¿Dónde están tus
plagas, muerte, dónde tus fiebres, abismo? El consuelo se aparta de mi vista.
Aunque germinaba entre sus hermanos, vendrá el viento solano, el huracán que
sube del desierto: aridece el verde, se seca el manantial; saquean los tesoros,
los enseres preciosos. Samaria expiará la rebelión contra su Dios: caerán a
espada, sus hijos serán estrellados, abrirán en canal a las preñadas.
Responsorio Os 13, 4-5
R. Yo soy el Señor, Dios tuyo desde Egipto; no reconocerás a
otro Dios que a mí, * ni tendrás otro salvador fuera de mí.
V. Yo te escogí en el desierto, en tierra árida.
R. Ni tendrás otro salvador fuera de mí.
Segunda Lectura
Del sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores
(Sermón 46, 9: CCL. 41, 535-536)
SÉ UN MODELO PARA LOS FIELES
Después de haber hablado el Señor de lo que estos pastores aman,
habla de lo que desprecian. Son muchos los defectos de las ovejas, y las ovejas
sanas y gordas son muy pocas, es decir, las que se hallan robustecidas con el
alimento de la verdad, alimentándose de buenos pastos por gracia de Dios. Pues
bien, aquellos malos pastores no las apacientan. No les basta con no curar a
las débiles y enfermas, con no cuidarse de las errantes y perdidas. También
hacen todo lo posible por acabar con las vigorosas y cebadas. A pesar de lo
cual, siguen viviendo. Siguen viviendo por pura misericordia de Dios: Pero, por
lo que toca a los malos pastores, no hacen sino matar. "¿Y cómo
matan?", me preguntarás. Matan viviendo mal, dando mal ejemplo. Pues no en
vano se le dice a aquel siervo de Dios, que destaca entre los miembros del
supremo Pastor: Preséntate en todo como un modelo de buena conducta, y también:
Sé un modelo para los fieles.
Porque, la mayor parte de las veces, aun la oveja sana, cuando advierte que su
pastor vive mal, aparta sus ojos de los mandatos de Dios y se fija en el
hombre, y comienza a decirse en el interior de su corazón: "Si quien está
puesto para dirigirme vive así, ¿quién soy yo para no obrar como él obra? Así
el mal pastor mata a la oveja sana. Y mató a la que estaba fuerte, ¿qué va a
ser lo que haga a las otras, si con el ejemplo de su vida acaba de matar a la
que él no había fortalecido, sino que la había encontrado ya fuerte y robusta?
Os aseguro, hermanos queridos, que, aunque las ovejas sigan viviendo, y estén
firmes en la palabra del Señor y se atengan a lo que escucharon de sus labios:
Haced lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen; sin embargo, quien
vive de mala manera a los ojos del pueblo por lo que a él se refiere, está
matando a los que lo ven. Y que no se tranquilice diciéndose que la oveja no ha
muerto. Es verdad que no ha muerto, pero él es un homicida; Es lo mismo que
cuando un hombre lascivo mira a una mujer con mala intención: aunque ella se
mantenga casta, él, en cambio, ha pecado. La palabra de Dios es verdadera e
inequívoca: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con
ella en su interior. No ha penetrado hasta su habitación, pero la ha deseado en
su propia habitación interior.
Así, pues, todo aquel que vive mal a la vista de quienes son sus subordinados,
por lo que a él toca, mata hasta a los fuertes. Quien lo imita muere, mientras
que quien no lo imita vive. Pero él, por su parte, ha matado a ambos. Matáis
las más gordas —dice el profeta— y, las ovejas, ni las apacentáis.
Responsorio Lc 12, 48; Sb 6, 6
R. A aquel a quien mucho se le ha dado mucho se le
exigirá; * y a quien más se le haya confiado más se le reclamará.
V. Un juicio severo les espera a los que mandan.
R. Y a quien más se le haya confiado más se le reclamará.
*Lecturas del Jueves de la 24ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 16
de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (7,36-50)*
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús,
entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad,
una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con
un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso
a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría
de besos y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta,
sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»
Él respondió: «Dímelo, maestro.»
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debla quinientos
denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los
dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en
tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los
pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella,
en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste
la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por
eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero
al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta
perdona pecados?»
Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
PRECES
Invoquemos a Dios, de quien viene la salvación para su pueblo,
diciendo:
Tú, que eres nuestra vida, escúchanos, Señor.
Bendito seas, Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque en tu gran
misericordia nos has hecho nacer de nuevo para una esperanza viva,
por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.
Tú que, en Cristo, renovaste al hombre, creado a imagen tuya,
haz que reproduzcamos la imagen de tu Hijo.
Derrama en nuestros corazones, lastimados por el odio y la envidia,
tu Espíritu de amor.
Concede hoy trabajo a quienes lo buscan, pan a los hambrientos, alegría a los
tristes,
a todos la gracia y la salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, acoger siempre el anuncio de la salvación para
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos te sirvamos, con
santidad y justicia, todos nuestros días. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Cornelio, Papa y San Cipriano, Obispo*
Debido a la violencia de la persecución de Decio, la sede
pontifical de Roma estuvo vacante por más de doce meses después del martirio
del Papa San Fabián, hasta que el sacerdote Cornelio fue elegido Papa. Sin
embargo, los primeros problemas del nuevo Papa surgieron no tanto del poder
secular como de las disensiones internas, a pesar de que éstas se derivaban de
la misma persecución.
La persecución contra los cristianos se intensificó de nuevo, y el
Papa fue desterrado a Centumcellae. San Cipriano, Obispo de Cartago y que tenía
una profunda amistad con el Papa, le escribió una carta congratulatoria por
haber podido gozar de la felicidad de sufrir por Cristo y por la gloria de su
Iglesia, ya que ni uno sólo de sus cristianos había renegado de su fe. El santo
Papa sufrió muchas penurias, fatigas y sufrimientos en su destierro para luego
ser decapitado. La amistad de San Cipriano fue el gran apoyo del Papa San
Cornelio como Supremo Pontífice y como defensor de la Iglesia contra el
rigorismo de Novaciano, y la estrecha asociación entre ambos se ha reconocido,
desde entonces, como muy valiosa.
San Cipriano por su parte, desempeñó un papel importante en la
historia de la Iglesia y en el desarrollo del pensamiento cristiano en África.
Convertido al cristianismo en edad adulta, el santo dedicó todos sus esfuerzos
a mantener viva la fe de la Iglesia tras ser decretado la violenta persecución
en aquella ciudad.
Fue desterrado a Curubis por varios años, hasta que el pre-cónsul
Máximo ordenó su regreso para compadecer ante él y obligarlo a desistir de su
fe. El Obispo se mantuvo firme por lo que fue decapitado.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: PORQUE ES TARDE, DIOS MÍO.
Porque es tarde, Dios mío,
porque anochece ya
y se nubla el camino,
porque temo perder
las huellas que he seguido,
no me dejes tan solo
y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curioso
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa,
dígnate ser mi amigo.
¡Qué aprisa cae la tarde...!
¡quédate conmigo! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a salvo.
Salmo 143 I - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a
salvo.
Ant 2. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Salmo 143 II
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.
Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.
Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE Col 1, 23
Perseverad firmemente fundados e inconmovibles en la fe y no os apartéis de la
esperanza del Evangelio que habéis oído, que ha sido predicado a toda creatura
bajo los cielos.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. En verdes praderas me hace recostar.
R. Nada me falta.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de
bienes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de
bienes.
PRECES
Invoquemos a Cristo, luz del mundo y alegría de todo ser viviente,
y digámosle confiados:
Señor, danos tu luz, la salvación y la paz.
Luz indeficiente y palabra eterna del Padre, tú que has venido a salvar a los
hombres,
ilumina a los catecúmenos de la Iglesia con la luz de tu verdad.
No lleves cuenta de nuestros delitos, Señor,
pues de ti procede el perdón.
Señor, tú que has querido que la inteligencia del hombre investigara los
secretos de la naturaleza,
haz que la ciencia y las artes contribuyan a tu gloria y al bienestar de todos
los hombres.
Protege, Señor, a los que se han consagrado en el mundo al servicio de sus
hermanos;
que con libertad de espíritu y sin desánimo puedan realizar su ideal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor, tú que abres y nadie puede cerrar, ilumina a nuestros difuntos que yacen
en tiniebla y en sombra de muerte,
y ábreles las puertas de tu reino.
Porque todos nos sabemos hermanos, hijos de un mismo Dios, confiadamente nos
atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Acoge benigno, Señor, nuestra súplica vespertina y haz que,
siguiendo las huellas de tu Hijo, fructifiquemos con perseverancia en buenas
obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.