*Lecturas del Jueves de la 24ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 16
de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (7,36-50)*
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús,
entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad,
una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con
un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso
a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los
cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta,
sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»
Él respondió: «Dímelo, maestro.»
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debla quinientos
denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los
dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en
tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los
pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella,
en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste
la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por
eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero
al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta
perdona pecados?»
Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Palabra del Señor
(Colocándose detrás junto a sus pies,
llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus
cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume)
*Esta mujer me regala una verdadera enseñanza, puedo
ver que a ella no le interesa lo que los demás digan de ella, a ella lo que le
interesa es que todos se enteren que el Señor no la rechaza. Arrojarme a los
pies del Señor, es estar invitado a vivir una sola vida, ser la misma persona,
en mi casa, en la calle, con mi familia, con mis amistades implica dejar de una manera definitiva vivir
en una doble vida. En los pies del Señor es donde recibo el amor, el perdón y la
misericordia. Que alegría para mí saber que hay espacio para mí, cerca de los
pies del Señor*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.