*Lecturas
de la 3ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Lecturas
del Domingo 3º de Pascua - Ciclo B
Domingo, 18 de abril de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de los Hechos de los Apóstoles (3,13-15.17-19):
En aquellos días, Pedro dijo a la gente: «El Dios de Abrahán, de Isaac y de
Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que
vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido
soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un
asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los
muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis
por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta
manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 4,2.7.9
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor
Escúchame cuando te invoco,
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.
Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro
ha huido de nosotros?» R/.
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.
Segunda
lectura
Lectura de
la primera carta del apóstol san Juan (2,1-5):
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos
a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de
propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por
los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien
dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la
verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios
ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Palabra de Dios
Lecturas
del Domingo 3º de Pascua - Ciclo B
Domingo, 18 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (24,35-48)*
35 Ellos, por su parte, contaron lo que
había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de
ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38 Pero él les dijo: « ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas
en vuestro corazón?
39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un
espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.»
40 Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen
asombrados, les dijo: « ¿Tenéis aquí algo de comer?»
42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
43 Lo tomó y comió delante de ellos.
44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé
cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo
que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de
mí."»
45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras,
46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de
entre los muertos al tercer día
47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados
a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
Palabra del Señor
(«Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo »).
*Estos
discípulos regresaban a su vida de ante, se sentían derrotado, sin esperanza.
Con frecuencia me siento así, cuando algún plan o proyecto no se me da, cuando
pido la salud mía o de un hijo o de un familiar cercano, y como le pido al
Señor, que me conceda eso, que para mí es sumamente importante, regreso
discutiendo y porque esto y porque lo otro, y en medio de mi discutir me lleno,
de odio, de rabia y fluye en mi como un torrente de agua, la desesperanza, la
angustia, y mis ojos se llenan de oscuridad y no veo al Señor y él está a mi
lado, queriendo hablarme. Por eso es bueno el silencio porque es ahí donde el
Señor aprovecha para hablarme*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.