*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santos Filoromo y
Fileas, Mártires*
4 de Febrero
JUEVES SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Himno: OH DIOS, AUTOR DE LA LUZ.
Oh Dios, autor de la luz,
de los cielos la lumbrera,
que el universo sostienes
abriendo tu mano diestra.
La aurora, con mar de grana,
cubriendo está las estrellas,
bautizando humedecida
con el rocío la tierra.
Auséntanse ya las sombras,
al orbe la noche deja,
y al nuevo día el lucero,
de Cristo imagen, despierta.
Tú, día de día, oh Dios,
y Luz de Luz, de potencia
soberana, oh Trinidad,
doquier poderoso reinas.
Oh Salvador, ante ti
inclinamos la cabeza,
y ante el Padre y el Espíritu,
dándote gloria perpetua. Amén.
SALMODIA
Ant 1. En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Ant 2. El Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Cántico: CONSUELO Y GOZO PARA LA CIUDAD SANTA. Is 66, 10-14a
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
a su pecho seréis alimentados
y os saciaréis de sus consuelos
y apuraréis las delicias
de sus pechos abundantes.
Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella
como un río la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Ant 3. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
Salmo 146 - PODER Y BONDAD DEL SEÑOR
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado,
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los músculos del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
LECTURA BREVE Rm 8, 18-21
Los padecimientos de esta vida presente tengo por cierto que no son nada en
comparación con la gloria futura que se ha de revelar en nosotros. La creación
entera está en expectación, suspirando por esa manifestación gloriosa de los
hijos de Dios; porque las creaturas todas quedaron sometidas al desorden, no
porque a ello tendiesen de suyo, sino por culpa del hombre que las sometió. Y
abrigan la esperanza de quedar ellas, a su vez, libres de la esclavitud de la
corrupción, para tomar parte en la libertad gloriosa que han de recibir los
hijos de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Velando medito en ti, Señor.
R. Velando medito en ti, Señor.
V. Porque fuiste mí auxilio.
R. Medito en ti, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Velando medito en ti, Señor.
Primera Lectura
De la carta a los Romanos 15, 1-13
CADA UNO CUIDE DE COMPLACER AL PRÓJIMO PARA SU BIEN
Nosotros, los fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los
débiles y no buscar nuestro propio agrado. Que cada uno de nosotros trate de
agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación; pues tampoco Cristo
buscó su propio agrado, antes bien, como dice la Escritura: Los ultrajes de los
que te ultrajaron cayeron sobre mí. En efecto todo cuanto fue escrito en el
pasado, se escribió para enseñanza nuestra, para que con la paciencia y el
consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Y el Dios de la paciencia
y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos,
según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre
de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, acogeos mutuamente como os acogió
Cristo para gloria de Dios. Pues afirmo que Cristo se puso al servicio de los circuncisos
a favor de la veracidad de Dios, para dar cumplimiento a las promesas hechas a
los patriarcas, y para que los gentiles glorificasen a Dios por su
misericordia, como dice la Escritura: Por eso te bendeciré entre los gentiles y
ensalzaré tu nombre. Y en otro lugar: Gentiles, regocijaos juntamente con
vuestro pueblo; y de nuevo: Alabad, gentiles todos, al Señor y cantadle himnos
todos los pueblos. Y a su vez Isaías dice: Aparecerá el retoño de Jesé, el que
se levanta para imperar sobre los gentiles. En él pondrán los gentiles su
esperanza. El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe,
hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.
Responsorio Rm 15, 12; Sal 71, 17;
Is 52, 15
R. Se mostrará el renuevo de Jesé, que se alzará a imperar a
las naciones; en él pondrán los pueblos su esperanza. * Que
su nombre sea eterno, que él sea la bendición de todos los pueblos.
V. A su vista, los reyes enmudecerán, y muchos pueblos se
admirarán de él.
R. Que su nombre sea eterno, que él sea la bendición de todos
los pueblos.
Segunda Lectura
De las catequesis de san Cirilo de Jerusalén, obispo
(Catequesis 13,1. 3. 6. 23: PG 33, 771-774. 779. 799. 802)
QUE LA CRUZ SEA TU GOZO TAMBIÉN EN TIEMPO DE PERSECUCIÓN
Cualquier acción de Cristo es motivo de gloria para la Iglesia
universal; pero el máximo motivo de gloria es la cruz. Así lo expresa con
acierto Pablo, que tan bien sabía de ello: Lo que es a mí, Dios me libre de
gloriarme si no es en la cruz de Cristo.
Fue, ciertamente, digno de admiración el hecho de que el ciego de nacimiento recobrara
la vista en Siloé; pero, ¿en qué benefició esto a todos los ciegos del mundo?
Fue algo grande y preternatural la resurrección de Lázaro, cuatro días después
de muerto; pero este beneficio lo afectó a él únicamente, pues, ¿en qué
benefició a los que en todo el mundo estaban muertos por el pecado? Fue cosa
admirable el que cinco panes, como una fuente inextinguible, bastaran para
alimentar a cinco mil hombres; pero, ¿en qué benefició a los que en todo el
mundo se hallaban atormentados por el hambre de la ignorancia? Fue maravilloso
el hecho de que fuera liberada aquella mujer a la que Satanás tenía ligada por la
enfermedad desde hacía dieciocho años; pero, ¿de qué nos sirvió a nosotros, que
estábamos ligados con las cadenas de nuestros pecados? En cambio, el triunfo de
la cruz iluminó a todos los que padecían la ceguera del pecado, nos liberó a
todos de las ataduras del pecado, redimió a todos los hombres.
Por consiguiente, no hemos de avergonzarnos de la cruz del Salvador, sino más
bien gloriarnos de ella. Porque el mensaje de la cruz es escándalo para los
judíos, necedad para los gentiles, más para nosotros salvación. Para los que
están en vías de perdición es necedad, más para nosotros, que estamos en vías
de salvación, es fuerza de Dios. Porque el que moría por nosotros no era un
hombre cualquiera, sino el Hijo de Dios, Dios hecho hombre.
En otro tiempo, aquel cordero sacrificado por orden de Moisés alejaba al
exterminador; con mucha más razón, el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo nos librará del pecado. Si la sangre de una oveja irracional fue signo de
salvación, ¿cuánto más salvadora no será la sangre del Unigénito? Él no perdió
la vida coaccionado ni fue muerto a la fuerza, sino voluntariamente. Oye lo que
dice: Soy libre para dar mi vida y libre para volverla a tomar.
Tengo poder para entregar
mi vida y tengo poder para recuperarla. Fue, pues, a la pasión por su libre determinación,
contento con la gran obra que iba a realizar, consciente del triunfo que iba a
obtener, gozoso por la salvación de los hombres; al no rechazar la cruz, daba
la salvación al mundo. El que sufría no era un hombre vil, sino el Dios
humanado, que luchaba por el premio de su obediencia.
Por lo tanto, que la cruz sea tu gozo no sólo en tiempo de paz; también en
tiempo de persecución has de tener la misma confianza, de lo contrario, serías
amigo de Jesús en tiempo de paz y enemigo suyo en tiempo de guerra. Ahora
recibes el perdón de tus pecados y las gracias que te otorga la munificencia de
tu rey; cuando sobrevenga la lucha, pelea denodadamente por tu rey.
Jesús, que en nada había pecado, fue crucificado por ti; y tú, ¿no te
crucificarás por él, que fue clavado en la cruz por amor a ti? No eres tú quien
le haces un favor a él, ya que tú has recibido primero; lo que haces es
devolverle el favor, saldando la deuda que tienes con aquel que por ti fue
crucificado en el Gólgota.
Responsorio 1 Co 1, 18. 23
R. El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías
de perdición; * pero para los que están en vías de salvación, para nosotros,
es fuerza de Dios.
V. Nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los
judíos, necedad para los gentiles.
R. Pero para los que están en vías de salvación, para nosotros,
es fuerza de Dios.
Jueves, 4 de febrero de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (6,7-13)*
7 Y llama a los Doce y
comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos.
8 Les ordenó que nada tomasen para el
camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja;
9 sino: «Calzados con sandalias y no vistáis
dos túnicas.»
10 Y les dijo: «Cuando entréis en una casa,
quedaos en ella hasta marchar de allí.
11 Si algún lugar no os recibe y no os
escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies,
en testimonio contra ellos.»
12 Y, yéndose de allí, predicaron que se
convirtieran;
13 expulsaban a muchos demonios, y ungían
con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y perdónanos nuestros
pecados.
PRECES
Invoquemos a Dios, de quien viene la salvación para su pueblo,
diciendo:
Tú, que eres nuestra vida, escúchanos, Señor.
Bendito seas, Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque en tu gran
misericordia nos has hecho nacer de nuevo para una esperanza viva,
por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.
Tú que, en Cristo, renovaste al hombre, creado a imagen tuya,
haz que reproduzcamos la imagen de tu Hijo.
Derrama en nuestros corazones, lastimados por el odio y la envidia,
tu Espíritu de amor.
Concede hoy trabajo a quienes lo buscan, pan a los hambrientos, alegría a los
tristes,
a todos la gracia y la salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, acoger siempre el anuncio de la salvación para
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos te sirvamos, con
santidad y justicia, todos nuestros días. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santos Filoromo y
Fileas, Mártires*
4 de Febrero
Fileas pertenecía a una de las familias más nobles y más antiguas
del bajo Egipto. Era originario de Thmuis, ocupó altos cargos, desempeñó
funciones públicas y poseía amplios conocimientos filosóficos. Probablemente se
convirtió al cristianismo a la edad madura, siendo luego elegido obispo de su
ciudad natal. Paralelamente, Filoromo ocupaba un alto puesto administrativo en
Alejandría, y también él se convirtió al cristianismo tardíamente. Ambos fueron
hechos prisioneros al mismo tiempo y sin duda estuvieron en la mazmorra los
últimos meses del año 306.
En este lapso, Fileas dirigió una carta a los fieles de su
diócesis exhortándolos a seguir firme en la fe a Cristo aún después de su
inminente muerte.
Posteriormente, los dos mártires fueron interrogados por Culciano,
prefecto de Egipto y al mantenerse firmes a su adhesión a Jesús, fueron
condenados a ser decapitados. Murieron el 18 de mayo del año 307.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: PORQUE ES TARDE, DIOS MÍO.
Porque es tarde, Dios mío,
porque anochece ya
y se nubla el camino,
porque temo perder
las huellas que he seguido,
no me dejes tan solo
y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curioso
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa,
dígnate ser mi amigo.
¡Qué aprisa cae la tarde...!
¡quédate conmigo! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a
salvo.
Salmo 143 I - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a
salvo.
Ant 2. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Salmo 143 II
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.
Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.
Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE Col 1, 23
Perseverad firmemente fundados e inconmovibles en la fe y no os apartéis de la
esperanza del Evangelio que habéis oído, que ha sido predicado a toda creatura
bajo los cielos.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. En verdes praderas me hace recostar.
R. Nada me falta.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de
bienes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de
bienes.
PRECES
Invoquemos a Cristo, luz del mundo y alegría de todo ser viviente,
y digámosle confiados:
Señor, danos tu luz, la salvación y la paz.
Luz indeficiente y palabra eterna del Padre, tú que has venido a salvar a los
hombres,
ilumina a los catecúmenos de la Iglesia con la luz de tu verdad.
No lleves cuenta de nuestros delitos, Señor,
pues de ti procede el perdón.
Señor, tú que has querido que la inteligencia del hombre investigara los
secretos de la naturaleza,
haz que la ciencia y las artes contribuyan a tu gloria y al bienestar de todos
los hombres.
Protege, Señor, a los que se han consagrado en el mundo al servicio de sus
hermanos;
que con libertad de espíritu y sin desánimo puedan realizar su ideal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor, tú que abres y nadie puede cerrar, ilumina a nuestros difuntos que yacen
en tiniebla y en sombra de muerte,
y ábreles las puertas de tu reino.
Porque todos nos sabemos hermanos, hijos de un mismo Dios, confiadamente nos
atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Acoge benigno, Señor, nuestra súplica vespertina y haz que,
siguiendo las huellas de tu Hijo, fructifiquemos con perseverancia en buenas
obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.