Lecturas del Domingo 2º después de
Navidad
Domingo, 3 de enero de 2021
Primera lectura
Lectura del
libro del Eclesiástico (24,1-2.8-12):
La sabiduría hace su propia alabanza, encuentra su honor en Dios
y se gloría en medio de su pueblo.
En la asamblea del Altísimo abre su boca y se gloría ante el Poderoso.
«El Creador del universo me dio una orden, el que me había creado estableció mi
morada y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob, y fija tu heredad en Israel”.
Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y nunca más dejaré de
existir.
Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él, y así me establecí en
Sión.
En la ciudad amada encontré descanso, y en Jerusalén reside mi poder.
Arraigué en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad».
Palabra de Dios
Salmo
Sal
147,12-13.14-15.19-20
R/. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
V/. Glorifica al Señor Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
R/. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros
V/. Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.
R/. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros
V/. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
R/. El
Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros
Segunda lectura
Lectura de
la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,3-6.15-18):
Bendito sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en
los cielos.
Él nos eligió en Cristo, antes de la fundación del mundo para que fuésemos
santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su
voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan
generosamente nos ha concedido en el Amado.
Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos
los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones,
a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé
espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de
vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama,
cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
Palabra de Dios
Lecturas del Domingo 2º después de
Navidad
Domingo, 3 de enero de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (1,1-18):
1 En el principio existía la Palabra y
la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se
hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida era la
luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y las
tinieblas no la vencieron.
6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se
llamaba Juan.
7 Este vino para un testimonio, para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
8 No era él la luz, sino quien debía dar
testimonio de la luz.
9 La Palabra era la luz verdadera que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho
por ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la
recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les
dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
13 la cual no nació de sangre, ni de deseo
de hombre, sino que nació de Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su
Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del
Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él y clama: «Este
era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí,
porque existía antes que yo.»
16 Pues de su plenitud hemos recibido todos,
y gracia por gracia.
17 Porque la Ley fue dada por medio de
Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo
único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
Palabra del Señor
(Y la luz brilla en las
tinieblas, y las tinieblas no la vencieron)
*Esta palabra me
invita a vivir en la luz, y a distanciarme de las tinieblas, en muchas
ocasiones le permito a la soberbia que actué en mí y eso provoca que heridas y marcas profunda en otras
personas. Cuando estoy en medio de la oscuridad que difícil es aceptar la corrección,
y si no acepto la corrección viviré continuamente dentro del su freimiento. La
buena noticia para mi es que siempre el Señor viene en mi ayuda para regalarme
la luz atreves de su palabra, para que la palabra del Señor ilumine dentro de
mi esos lugares cargado de oscuridad, con la tiniebla de la ignorancia. Y el
Señor como me ama y no quiere que sigua en la oscuridad, él por amor y por pura
misericordia, hará brillar su luz en mis tinieblas*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.