Musica Para el Alma

jueves, 1 de octubre de 2020

LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 2. SANTOS ANGELES CUSTODIOS (MEMORIA OBLIGATORIA)


 

*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

 

Viernes 2 de octubre

Santos Ángeles Custodios, memoria obligatoria

VIERENES SEMANA II

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.


Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.


Himno

 

Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.

En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.

Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.

En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.

 

Salmodia

Salmo 62,2-9: El alma sedienta de Dios

Ant: El Señor enviará a su ángel contigo y dirigirá tu camino.

 

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

Ant: El Señor enviará a su ángel contigo y dirigirá tu camino.

 

 

Daniel 3,57-88.56: Toda la creación alabe al Señor

 

Ant: Bendito sea Dios, que envió un ángel a salvar a sus siervos que confiaron en él.

 

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Ant: Bendito sea Dios, que envió un ángel a salvar a sus siervos que confiaron en él.

 

 

Salmo 149: Alegría de los santos

 

Ant: Ángeles, y todos sus ejércitos, alabad al Señor.

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant: Ángeles, y todos sus ejércitos, alabad al Señor.

 

 

Lectura Bíblica

Ex 23,20-21a

Voy a enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado. Respétalo y obedécelo.

 

     V/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.

     R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.

    V/. Daré gracias a tu nombre.

    R/. Tañeré para ti, Dios mío.

    V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

    R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.

 

 

Ant: Yo te confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.

 

Lectura Bíblica

   V/. Mis ojos se consumen aguardando tu salvación.

   R/. Y tu promesa de justicia.

 

 

Manteneos así en el Señor

Flp 3,17-4,9

Hermanos: Seguid mi ejemplo y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas.

Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.

Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

Recomiendo a Evodia y lo mismo a Síntique que piensen lo mismo en el Señor; por supuesto, a ti en particular, leal compañero, te pido que las ayudes, pues ellas lucharon a mi lado por el Evangelio, con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.

 

   R/. Esto es lo que aseguro en el Señor: que no andéis ya como los gentiles, sino que os esmeréis siempre en haceros el bien unos a otros y a todos. Ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.

   V/. Estad siempre alegres, sed constantes en orar, dad gracias en toda ocasión.

   R/. Ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.

 

 

Lectura Patrística

Que te guarden en tus caminos
San Bernardo, abad

Sermón 12 sobre el salmo 90: 3,6-8 (Opera Omnia, ed. cisterc, 4 [1966], 458-462)

A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den gracias al Señor por su misericordia por las maravillas que hace con los hombres. Den gracias y digan entre los gentiles: «El Señor ha estado grande con ellos». Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él? Porque te ocupas ciertamente de él, demuestras tu solicitud y tu interés para con él. Llegas hasta enviarle tu Hijo único, le infundes tu Espíritu, incluso le prometes la visión de tu rostro. Y, para que ninguno de los seres celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos.

A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran devoción y conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte, lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha dado esta orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que cumplen con tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan grandes.

Seamos, pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios; correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquel de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados.

En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y administradores. En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello no es aún visible, ya que, por ser todavía menores de edad, estamos bajo tutores y administradores, como si en nada nos distinguiéramos de los esclavos.

Por lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente.

 

 

    R/. A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.

    V/. No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda.

   R/. Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.

 

 

 

Fiesta de los Ángeles Custodios

Viernes, 2 de octubre de 2020

Evangelio

     Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10):

    *Sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial*.

 

   1 En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: « ¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?»

   2 El llamó a un niño, le puso en medio de ellos

   3 y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.

   4 Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.

   5 «Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.

   10 «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.


Palabra del Señor

 

 

Cántico Evangélico

 

Ant: Todos ellos son espíritus en servicio activo, que se envían en ayuda de los que han de heredar la salvación.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant: Todos ellos son espíritus en servicio activo, que se envían en ayuda de los que han de heredar la salvación.

 

 

Preces

   Confesemos, queridos hermanos, al Señor, a quien asisten millares de ángeles, y aclamémosle gozosos:

 

     Bendecid al Señor, ángeles suyos

 

·       - Oh Dios, que a tus ángeles has dado órdenes para que nos guarden en nuestros caminos,
condúcenos hoy sin tropezar por tus sendas.

·      

·     - Padre, cuyo rostro están siempre viendo nuestros ángeles en el cielo,
haz que busquemos continuamente tu rostro.

·      

·     - Oh Dios, cuyos hijos serán como ángeles del cielo,
danos la castidad del corazón y del cuerpo.

·      

·     - Oh Dios, envía a Miguel, príncipe supremo, en auxilio de tu pueblo,
a fin de que lo defienda en las batallas contra Satanás y sus ángeles.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó el Señor:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

 

 

Final

Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

R. Amén.

 

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

 

 

 

Vísperas

Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.

En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.

Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.

En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.

Salmodia

Salmo 33 - I: El Señor, salvación de los justos

Ant: El ángel del señor acampa en torno a sus fieles y los protege.

 

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen
y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El ángel del señor acampa en torno a sus fieles y los protege.

Salmo 33 - II:

Ant: Vive el Señor, que su ángel me ha guardado.

 

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.

Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno sólo se quebrará.

La maldad da muerte al malvado,
los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a Él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Vive el Señor, que su ángel me ha guardado.

Apocalipsis 11, 17-18;12, 10b-12a: El juicio de Dios

Ant: Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.

 

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.

Lectura Bíblica

Ap 8,3-4

Vino un ángel con un incensario de oro, y se puso junto al altar. Le entregaron muchos perfumes, para que aromatizara las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel subió a la presencia de Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos.

V/. A sus ángeles Dios ha dado ordenes.

R/. A sus ángeles Dios ha dado ordenes.

V/. Para que te guarden en tus caminos.

R/. Dios ha dado ordenes.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/. A sus ángeles Dios ha dado ordenes.

Cántico Evangélico

Ant: Sus ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Sus ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.

Preces

Pidamos al Señor, que, como los ángeles, poderosos ejecutores de sus órdenes, seamos siempre prontos a la voz de su palabra. Démosle gracias, diciendo:

Con los ángeles, cantamos el himno de tu gloria

·     - Oh Dios, que has constituido a los ángeles mensajeros de tus maravillas,
haz que con su ayuda, también nosotros comuniquemos a los hombres tus proezas.

·     - Señor Altísimo, a quien los ángeles proclaman santo sin cesar,
haz que en la Iglesia resuene para ti la alabanza perenne.

·     - Tú que a tus ángeles has dado órdenes para que guarden a tus siervos en sus caminos,
haz que todos los que viajan vuelvan con paz y alegría a sus hogares.

·     - Tú que mandaste a tus ángeles a anunciar la paz a los hombres,
haz que sugieran siempre a los gobernantes y a sus pueblos proyectos de paz.

·     - Cuando envíes a tus ángeles a reunir a tus elegidos de los cuatro vientos,
haz que todos tus hijos sean contados entre los elegidos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Final

Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.