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sábado, 28 de noviembre de 2020

LAS LECTURAS DEL DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE 2020. INICIO DE ADVIENTO


 

Lecturas del Domingo 1º de Adviento - Ciclo B

Domingo, 29 de noviembre de 2020

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (63,16b-17.19b;64,2b-7):

Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es «Nuestro redentor». Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos; aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todas obras de tu mano.

Palabra de Dios

 

Salmo

 

Sal 79,2ac.3b.15-16.18-19

R/.
 Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.


R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve


Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R/.


R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve


Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.

 

R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve

 

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,3-9):

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

Palabra de Dios

 

Lecturas del Domingo 1º de Adviento - Ciclo B

Domingo, 29 de noviembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,33-37)

   33 «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.

   34 Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele;

   35 velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.

   36 No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.

   37 Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»


Palabra del Señor

 

(Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento)

 

*Esta lectura es una llamada a estar atento y a no desesperarme. Si me desespero gana el dueño de la oscuridad. Desespérame me puede llevar a pensar que, mientras unos sufren porque se está tardando mucho, otros están alegre porque piensan que no vendrá. Es así como estamos viviendo, unos se cuidan, se protegen y toman todas las medidas necesarias según las recomendaciones del sistema sanitario y otros viven sin cuidarse, sin protegerse porque piensan que no llegara y no les interesa el bienestar de los demás, sin impórtales a quienes puedan contagiar. El Señor me invita a estar vigilante porque,él aparecerá de un momento a otro, y si me descuido puede venir un ladrón y me puede arrebatar lo que creía que era mío. Es por eso que tengo que saber que no soy dueño de las cosas, sino solo un administrado. Si me siento un administrado, la llegada del Señor, no me dará ningún miedo, todo lo contrario, si me he comportado según la voluntad del Señor, me alegrare de su llegada*  

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.