*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XXXI
Del Común de santos varones para los santos religiosos. Salterio III
3 de noviembre
SAN MARTIN DE PORRES, religioso (MEMORIA)
Nació en Lima (Perú) de padre español y madre mulata, el año 1579. De jovencito
aprendió el oficio de barbero-cirujano, que luego, al ingresar en la Orden de
Predicadores, ejerció ampliamente en favor de los pobres. Llevó una vida de
mortificación, de humildad y de gran devoción a la eucaristía. Murió el año
1639.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Martín de Porres.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Martín de Porres.
Himno: VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.
Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.
Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.
Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.
Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu
pueblo.
Salmo 84 - NUESTRA SALVACIÓN ESTA CERCA
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu
pueblo.
Ant 2. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Cántico: HIMNO DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO Is 26, 1-4.
7-9. 12
Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua:
La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.
Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Ant 3. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como
hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Voy a
escuchar lo que dice el Señor.
R. Dios anuncia la paz a su pueblo.
PRIMERA LECTURA
Del libro de la Sabiduría 10, 1-11, 4
LA SABIDURÍA FUE LA SALVACIÓN DE LOS PATRIARCAS
La sabiduría fue quien protegió al padre del mundo en su soledad, a la primera
creatura modelada por Dios; lo levantó de su caída y le dio el poder de
dominarlo todo. Se apartó de ella el criminal iracundo, y su saña fratricida le
acarreó la ruina. Por su culpa vino el diluvio a la tierra, y otra vez la salvó
la sabiduría, pilotando al justo en un tablón de nada. Cuando la barahúnda de
los pueblos, concordes en la maldad, ella se fijó en el justo y lo preservó sin
tacha ante Dios, manteniéndolo entero sin ablandarse ante su hijo.
Cuando la aniquilación de los impíos, ella puso a salvo al justo, fugitivo del
fuego llovido sobre la Pentápolis; testimonio de su maldad, aún está ahí el
yermo humeante, los árboles frutales de cosechas malogradas y la estatua de sal
que se yergue, monumento al alma incrédula. Pues, dejando a un lado a la
sabiduría, se mutilaron ignorando el bien y, además, legaron a la historia un
recuerdo de su insensatez, para que su mal paso no quedara oculto.
La sabiduría sacó de apuros a sus adictos. Guió al justo por caminos seguros
cuando tuvo que huir y le descubrió el reino de Dios; le dio el conocimiento de
las cosas santas; le dio éxito en sus trabajos y multiplicó el fruto de sus
fatigas; lo protegió contra la codicia de los explotadores y lo colmó de
bienes; lo defendió de sus enemigos y lo protegió de los que le tendían
asechanzas; le dio la victoria en la dura batalla, para que supiera que la
piedad es más fuerte que nada. No abandonó al justo vendido, sino que lo libró
de caer en mano de los pecadores; bajó con él al calabozo y no lo dejó en la
prisión, hasta entregarle el cetro real y el poder sobre sus tiranos; demostró
la falsedad de sus calumniadores y le dio una gloria eterna.
Al pueblo santo, a la raza irreprochable, lo libró de la nación opresora; entró
en el alma del servidor de Dios, que hizo frente a reyes temibles con sus
prodigios y señales. Dio a los santos la recompensa de sus trabajos y los
condujo por un camino maravilloso; fue para ellos sombra durante el día y
resplandor de astros por la noche. Los hizo atravesar el mar Rojo y los guió a
través de aguas caudalosas; sumergió a sus enemigos, y luego los sacó a flote
de lo profundo del abismo.
Por eso los justos despojaron a los impíos y cantaron, Señor, un himno a tu
santo nombre, ensalzando a coro tu mano victoriosa; porque la sabiduría abrió
la boca de los mudos y soltó la lengua de los niños. Coronó con el éxito sus
obras por medio de un santo profeta. Atravesaron un desierto inhóspito,
acamparon en terrenos intransitados; hicieron frente a ejércitos hostiles y
rechazaron a sus adversarios. Tuvieron sed y te invocaron: una roca áspera les
dio agua, y les curó la sed una piedra dura.
RESPONSORIO Sb 10, 17. 18. 19
R. Dios dio a los santos la recompensa de sus trabajos y los condujo
por un camino maravilloso; * fue para ellos
sombra durante el día y resplandor de astros por la noche.
V. Los guió a través de aguas caudalosas, y sumergió a sus enemigos.
R. Fue para ellos sombra durante el día y resplandor de astros por la
noche.
SEGUNDA LECTURA
De la homilía pronunciada por el papa Juan XXIII en la
canonización de san Martín de Porres
(Día 6 de mayo de 1962: AAS 54 [1962], 306-309)
«MARTÍN DE LA CARIDAD»
Martín nos demuestra con el ejemplo de su vida que podemos llegar a la
salvación y a la santidad por el camino que nos enseñó Cristo Jesús: a saber,
si, en primer lugar, amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra
alma y con toda nuestra mente; y si, en segundo lugar, amamos al prójimo como a
nosotros mismos.
Él sabía que Cristo Jesús padeció por nosotros y, cargado con nuestros pecados,
subió al leño, y por esto tuvo un amor especial a Jesús crucificado, de tal
modo que, al contemplar sus atroces sufrimientos, no podía evitar el derramar
abundantes lágrimas. Tuvo también una singular devoción al santísimo sacramento
de la eucaristía, al que dedicaba con frecuencia largas horas de oculta
adoración ante el sagrario, deseando nutrirse de él con la máxima frecuencia
que le era posible.
Además, san Martín, obedeciendo el mandato del divino Maestro, se ejercitaba
intensamente en la caridad para con sus hermanos, caridad que era fruto de su
fe íntegra y de su humildad. Amaba a sus prójimos, porque los consideraba
verdaderos hijos de Dios y hermanos suyos; y los amaba aún más que a sí mismo,
ya que, por su humildad, los tenía a todos por más justos y perfectos que él.
Disculpaba los errores de los demás; perdonaba las más graves injurias, pues
estaba convencido que era mucho más lo que merecía por sus pecados; ponía todo
su empeño en retornar al buen camino a los pecadores; socorría con amor a los
enfermos; procuraba comida, vestido y medicinas a los pobres; en la medida que
le era posible, ayudaba a los agricultores y a los negros y mulatos, que, por
aquel tiempo, eran tratados como esclavos de la más baja condición, lo que le
valió, por parte del pueblo, el apelativo de «Martín de la caridad».
Este santo varón, que con sus palabras, ejemplos y virtudes impulsó a sus
prójimos a una vida de piedad, también ahora goza de un poder admirable para
elevar nuestras mentes a las cosas celestiales. No todos, por desgracia, son
capaces de comprender estos bienes sobrenaturales, no todos los aprecian como
es debido, al contrario, son muchos los que, enredados en sus vicios, los
menosprecian, los desdeñan o los olvidan completamente. Ojalá que el ejemplo de
Martín enseñe a muchos la dulzura y felicidad que se encuentra en el
seguimiento de Jesucristo y en la sumisión a sus divinos mandatos.
RESPONSORIO Sir 31, 8. 11. 9
R. Dichoso el hombre que se conserva íntegro y no se pervierte por la
riqueza. * Su dicha será consolidada por el Señor.
V. ¿Quién es éste, y lo felicitaremos? Pues ha hecho algo admirable
en su pueblo.
R. Su dicha será consolidada por el Señor.
Martes, 3 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (14,15-24):
15 Habiendo oído esto, uno de los
comensales le dijo: « ¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!»
16 El le respondió: «Un hombre dio una gran
cena y convidó a muchos;
17 a la hora de la cena envió a su siervo a
decir a los invitados: "Venid, que ya está todo preparado."
18 Pero todos a una empezaron a excusarse.
El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego
me dispenses."
19 Y otro dijo: "He comprado cinco
yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses."
20 Otro dijo: "Me he casado, y por eso
no puedo ir."
21 «Regresó el siervo y se lo contó a su
señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: "Sal en
seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y
lisiados, y ciegos y cojos."
22 Dijo el siervo: "Señor, se ha hecho
lo que mandaste, y todavía hay sitio."
23 Dijo el señor al siervo: "Sal a los
caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa."
24 Porque os digo que ninguno de aquellos
invitados probará mi cena.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, porque ha redimido a todos los pueblos, y a
todos los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, porque ha redimido a todos los pueblos, y a
todos los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
PRECES
Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos
enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días,
aclamémosle diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.
Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de nuestras debilidades.
Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
danos el progresar por caminos de santidad.
Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
ilumina nuestras vidas con tu propia luz.
Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, que llevaste a san Martín de Porres a la
gloria celestial, por medio de una vida escondida y humilde, concédenos seguir
de tal manera sus ejemplos, que merezcamos, como él, ser llevados al cielo. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: FELIZ QUIEN HA ESCUCHADO LA LLAMADA
Feliz quien ha escuchado la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
feliz porque él, con su mirada,
lo eligió como amigo y compañero.
Feliz el que ha abrazado la pobreza
para llenar de Dios su vida toda,
para servirlo a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.
Feliz el mensajero de verdades
que marcha por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor rodea a su pueblo.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo.
Ant 2. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los
cielos.
Salmo 130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los
cielos.
Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
LECTURA BREVE Rm 8, 28-30
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha
llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a
ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A
los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que
justificó, los glorificó.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es justo y ama la justicia.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Alabemos al Señor, que ha glorificado a su humilde siervo Martín
con dones celestiales.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabemos al Señor, que ha glorificado a su humilde siervo Martín
con dones celestiales.
PRECES
Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la
intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:
Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.
Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus
grandezas.
Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu
beneplácito,
ayúdanos a dar fruto de buenas obras.
Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.
Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del
amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos
y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.
Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, que llevaste a san Martín de Porres a la
gloria celestial, por medio de una vida escondida y humilde, concédenos seguir
de tal manera sus ejemplos, que merezcamos, como él, ser llevados al cielo. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.