*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
JUEVES DE LA SEMANA XXV
Del Común de la santísima Virgen María. Salterio I
24 de septiembre
NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. (MEMORIA)
A comienzos del siglo XIII, numerosos cristianos cayeron prisioneros de los
sarracenos con peligro de perder su fe. La santísima Virgen María,
apareciéndose a san Pedro Nolasco, a san Raimundo de Peñafort y al rey Jacobo
de Aragón, les dijo que sería de sumo agrado suyo y de su Hijo la institución
de una Orden religiosa en su honor con el fin de liberar a los caídos en poder
de los infieles. Así, fundaron la Orden de los cautivos, los miembros de la
cual se obligaron con voto a permanecer en poder de los infieles, si ello fuese
necesario para la liberación de los cristianos.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Himno: ERES TÚ LA MUJER LLENA DE GLORIA
Eres tú la mujer llena de gloria,
alzada por encima de los astros;
con tu sagrado pecho das la leche
al que en su providencia te ha creado.
Lo que Eva nos perdió tan tristemente,
tú lo devuelves por tu fruto santo;
para que al cielo ingresen los que lloran,
eres tú la ventana del costado.
Tú eres la puerta altísima del Rey
y la entrada fulgente de la luz;
la vida que esta Virgen nos devuelve
aplauda el pueblo que alcanzó salud.
Sea la gloria a ti, Señor Jesús,
que de María Virgen has nacido,
gloria contigo al Padre y al Paráclito,
por sempiternos y gozosos siglos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Ant 2. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Cántico: FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jr 31, 10-14
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Ant 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro
Dios.
Salmo 47 - HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro
Dios.
LECTURA BREVE Is 61, 10
Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un
traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se
adorna con sus joyas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor la eligió y la predestinó.
R. El Señor la eligió y la predestinó.
V. La hizo morar en su templo santo.
R. Y la predestinó.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor la eligió y la predestinó.
V. Ábreme,
Señor, los ojos.
R. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Tobit 6,1-22
VIAJE DE TOBÍAS CON EL ÁNGEL
Cuando salieron el muchacho y el ángel, el perro se fue con ellos. Caminaron
hasta que se les hizo de noche, y acamparon junto al río Tigris. El muchacho
bajó hasta el río a lavarse los pies, y un pez enorme saltó del río intentando
arrancarle un pie; Tobías dio un grito, y el ángel le dijo:
«¡Cógelo, no lo sueltes!»
Tobías sujetó al pez y lo sacó a tierra. Entonces, el ángel le dijo:
«Ábrelo, quítale la hiel, el corazón y el hígado, y guárdalos, porque sirven
como remedios; los intestinos, tíralos.»
El chico abrió el pez y juntó la hiel, el corazón y el hígado; luego, asó un
trozo del pez, lo comió y saló el resto. Siguieron su camino juntos hasta
llegar a Media. Entonces, Tobías preguntó al ángel:
«Amigo Azarías, ¿qué remedios se sacan del corazón, el hígado y la hiel del
pez?»
El ángel respondió:
«Si a un hombre o a una mujer le dan ataques de un demonio o un espíritu malo,
se queman allí delante el corazón y el hígado del pez, y ya no le vuelven los
ataques. Y, si uno tiene manchas blancas en los ojos, se le unta con la hiel;
luego, se sopla, y queda curado.»
Habían entrado ya en Media, y estaban cerca de Ecbatana, cuando Rafael dijo al
chico:
«Amigo Tobías.»
Él respondió:
«¿Qué?»
Rafael dijo:
«Hoy vamos a hacer noche en casa de Ragüel. Es pariente tuyo, y tiene una hija
llamada Sara. Es hija única. Tú eres el pariente con más derecho a casarse con
ella y a heredar los bienes de su padre. La muchacha es formal, decidida y muy
hermosa, y su padre es de buena posición.»
Luego, siguió:
«Tú tienes derecho a casarte con ella. Escucha, amigo. Esta misma noche hablaré
al padre acerca de la muchacha, para que te la reserve como prometida. Y,
cuando volvamos de Ragués, hacemos la boda. Estoy seguro de que Ragüel no va a
poner obstáculos ni la va a casar con otro, pues se expondría a la pena de
muerte, según la ley de Moisés, sabiendo como sabe que su hija te pertenece a
ti antes que a cualquier otro. De manera que escucha, amigo. Esta misma noche
vamos a tratar acerca de la muchacha y hacemos la petición de mano. Luego,
cuando volvamos de Ragués, la recogemos y la llevamos con nosotros a tu casa.»
Tobías le dijo:
«Amigo Azarías, he oído que ya se ha casado siete veces, y todos los maridos
han muerto en la alcoba la noche de bodas, cuando se acercaban a ella. He oído
decir que los mataba un demonio; y como el demonio no le hace daño a ella, pero
mata al que quiere acercársele, yo, como soy hijo único, tengo miedo de morirme
y de mandar a la sepultura a mis padres del disgusto que les iba a dar. Y no
tienen otro hijo que pueda enterrarlos.»
El ángel le preguntó:
«¿Y no te acuerdas de las recomendaciones que te hizo tu padre, que te casaras
con una de la familia? Mira, escucha, amigo, no te preocupes por ese demonio;
tú, cásate con ella; sé que esta misma noche te la darán como esposa. Y, cuando
vayas a entrar en la alcoba, coge un poco del hígado y del corazón del pez y
échalo en el brasero del incienso. Al esparcirse el olor, en cuanto el demonio
lo huela, escapará y ya no volverá a aparecer cerca de ella. Cuando vayas a
unirte a ella, levantaos antes los dos, haced oración, pidiendo al Señor del
cielo que os conceda su misericordia y que os proteja. No temas; que ella te
está destinada desde la eternidad; tú la salvarás, ella irá contigo, y pienso
que te dará hijos muy queridos. No te preocupes.»
Al oír Tobías lo que iba diciendo Rafael, y que Sara era pariente suya, de la
familia de su padre, le tomó cariño y se enamoró de ella.
RESPONSORIO Tb 4, 6; 13, 12
R. Acuérdate del Señor toda tu vida; * no
consientas en pecado ni quebrantes sus mandamientos.
V. Da gracias al Señor como es debido y bendice al Rey de los siglos.
R. No consientas en pecado ni quebrantes sus mandamientos.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones del beato Elredo, abad
(Sermón 20, En la Natividad de la Virgen María: PL 195, 322-324)
MARÍA, MADRE NUESTRA
Acudamos a la que es su esposa, su madre, su perfecta esclava. Todo esto es
María.
Pero, ¿qué haremos en su presencia? ¿Qué presentes le ofreceremos? ¡Ojalá
pudiéramos, por lo menos, devolverle lo que le debemos en justicia! Le debemos
honor, servicio, amor, alabanza. Le debemos honor, porque es madre de nuestro
Señor. Pues el que no honra a la madre, sin duda deshonra al hijo. Y la
Escritura dice: Honra a tu padre y a tu madre.
¿Qué más diremos, hermanos? ¿No es ella nuestra madre? Ciertamente, hermanos,
es realmente madre nuestra, ya que por ella hemos nacido, no para el mundo,
sino para Dios.
Nos hallábamos todos, como creéis y sabéis, en la muerte, en la caducidad, en
las tinieblas, en la miseria. En la muerte, porque habíamos perdido al Señor;
en la caducidad, porque estábamos sometidos a la corrupción; en las tinieblas,
porque habíamos perdido la luz de la sabiduría, y así estábamos totalmente
perdidos.
Mas, por María, hemos nacido mucho mejor que por Eva, por el hecho de haber
nacido de ella Cristo. En vez de la caducidad hemos recobrado la novedad, en
vez de la corrupción la incorrupción, en vez de las tinieblas la luz.
Ella es madre nuestra, madre de nuestra vida, de nuestra incorrupción, de
nuestra luz. Dice el Apóstol, refiriéndose a nuestro Señor: Dios lo ha hecho
para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
Ella, pues, por ser madre de Cristo, es madre de nuestra sabiduría, de nuestra
justicia, de nuestra santificación, de nuestra redención. Por ello es más madre
nuestra que la misma madre carnal, ya que nuestro nacimiento de ella es
superior; de ella, en efecto, procede nuestra santidad, nuestra sabiduría,
nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención.
Dice la Escritura: Alabad a Dios por sus santos. Si hemos de alabar a nuestro
Señor por sus santos, a través de los cuales realiza portentos y milagros,
¡cuánto más no hemos de alabarlo por aquella en la cual se hizo a sí mismo
aquel que es admirable sobre todo lo admirable!
RESPONSORIO
R. Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza. * De
ti nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien hemos sido
salvados y redimidos.
V. Celebremos con gozo esta fiesta de santa María Virgen.
R. De ti nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien
hemos sido salvados y redimidos.
Nuestra Señora de las Merced
Martes, 24 de septiembre de 2019
Evangelio Lectura del santo
evangelio según san Juan (2,1-11):
1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea
y estaba allí la madre de Jesús.
2 Fue
invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
3 Y, como
faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su
madre: «No tienen vino.»
4 Jesús le
responde: « ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.»
5 Dice su
madre a los sirvientes: = «Haced lo que él os diga.»
6 Había allí
seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o
tres medidas cada una.
7 Les
dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
8 «Sacadlo
ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron.
9 Cuando el
maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los
sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el
maestresala al novio
10 y le dice:
«Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior.
Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»
11 Así,
en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y
creyeron en él sus discípulos.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dichosa tú, María, que has creído; porque lo que te ha dicho el
Señor se cumplirá.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosa tú, María, que has creído; porque lo que te ha dicho el
Señor se cumplirá.
PRECES
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María
Virgen, y digámosle:
Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Salvador del mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu
Madre de toda mancha de pecado,
líbranos también a nosotros de toda culpa.
Redentor nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo
purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
haz también de nosotros templos de tu Espíritu.
Palabra eterna del Padre, que enseñaste a María a escoger la parte mejor,
ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.
Rey de reyes, que elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo,
haz que aspiremos siempre a los bienes celestiales.
Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina,
danos el gozo de tener parte en su gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, en tu admirable providencia quisiste que la
Madre de tu único Hijo experimentase las angustias y los sufrimientos humanos;
por la intercesión de María, consuelo de los afligidos y libertadora de los
cautivos, concede a los que sufren cualquier modo de esclavitud la verdadera
libertad de los hijos de Dios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: SALVE, DEL MAR ESTRELLA
Salve, del mar Estrella,
salve, Madre sagrada
de Dios y siempre virgen,
puerta del cielo santa.
Tomando de Gabriel
el «Ave», Virgen alma,
mudando el nombre de Eva,
paces divinas trata.
La vista restituye,
las cadenas desata,
todos los males quita,
todos los bienes causa.
Muéstrate madre, y llegue
por ti nuestra esperanza
a quien, por darnos vida,
nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
libres de culpa, infunde
virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
camino firme allana,
que quien a Jesús llega
eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
una a los tres le demos,
y siempre eternas gracias. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por
siempre.
Salmo 29 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN
PELIGRO DE MUERTE
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por
siempre.
Ant 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Salmo 31 - ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.
Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos
le servirán.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos
le servirán.
LECTURA BREVE Ga 4, 4-5
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido
bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos
el ser hijos por adopción.
RESPONSORIO BREVE
V. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. El Señor está contigo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios ha mirado la humillacion
de su esclava.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios ha mirado la
humillacion de su esclava.
PRECES
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso
que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y
supliquémosle diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.
Señor, Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la
inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de
Jesucristo,
haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a los
enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores
y a todos abundancia de salud y de paz.
Tú que hiciste de María la llena de gracia,
concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.
Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de
Jesús.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu
reino.
Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que
colme también de bienes al mundo hambriento:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, en tu admirable providencia quisiste que la
Madre de tu único Hijo experimentase las angustias y los sufrimientos humanos;
por la intercesión de María, consuelo de los afligidos y libertadora de los
cautivos, concede a los que sufren cualquier modo de esclavitud la verdadera
libertad de los hijos de Dios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.