Musica Para el Alma

domingo, 20 de septiembre de 2020

EVANGELIO DE MATEO 9,9-13 CICLO A


 

Lecturas del San Mateo, apóstol y evangelista

Lunes, 21 de septiembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

   9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió.

   10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.

   11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?»

   12 Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.

   13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: = Misericordia quiero, que no sacrificio. = Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»


Palabra del Señor

 

 (No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos)   

 

*Esta palabra tiene el poder, de destruir, de aplastar, de hacer pasar vergüenza a la muerte. Recuerdo los día, donde he estado sentado, en mi preocupaciones, esos días que estoy triste o preocupado sin saber porque, o esos días que me levanto furioso, guapo con todos, sin nadie hacerme nada. Y me quedo sentado en mi mesa donde le cobro los impuesto a todos, y hay persona que se sienten mal con migo, porque tengo un día que me rio con todos y al otro día no le hablo a nadie, por esa forma de ser que tengo, no quisiera ser así, a mí me gustaría cambiar, pero no tengo fuerza. Hoy con esta palabra que me dice el Señor (No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos) siento como una fuerza especial que me invita a romper con ese muro de mi indiferencia, de aquello que me hace ser esclavo. Y a la vez siento mía esa invitación de estar sentado a la mesa con el Señor, y él me dará la medicina necesaria para todas mis enfermedades y él quiere fortalecer mi amor, mi alegría, mi deseo de vivir. Bendito sea el Señor, que me invita a seguirlo con mis enfermedades, con mis dificultades, con todos mis problemas, para usar con migo de “Misericordia”*.

 

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.