Lecturas de la 25º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Lecturas
del San Mateo, apóstol y evangelista
Lunes, 21 de septiembre de 2020
Primera lectura
Lectura de
la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-7.11-13):
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la
que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu
con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es
la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe,
un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo,
y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la
medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros,
profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el
perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la
edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la
fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de
Cristo en su plenitud.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
18,2-3.4-5
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.
R/. A
toda la tierra alcanza su pregón
Lecturas
del San Mateo, apóstol y evangelista
Lunes, 21 de septiembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (9,9-13):
9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús
a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice:
«Sígueme.» Él se levantó y le siguió.
10 Y sucedió que estando él a la mesa en
casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con
Jesús y sus discípulos.
11 Al verlo los fariseos decían a los
discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?»
12 Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan
médico los que están fuertes sino los que están mal.
13 Id, pues, a aprender qué significa
aquello de: = Misericordia quiero, que no sacrificio. = Porque no he venido a
llamar a justos, sino a pecadores.»
Palabra del Señor
(No tienen necesidad de médico los sanos, sino
los enfermos)
*Esta
palabra tiene el poder, de destruir, de aplastar, de hacer pasar vergüenza a la
muerte. Recuerdo los día, donde he estado sentado, en mi preocupaciones, esos
días que estoy triste o preocupado sin saber porque, o esos días que me levanto
furioso, guapo con todos, sin nadie hacerme nada. Y me quedo sentado en mi mesa
donde le cobro los impuesto a todos, y hay persona que se sienten mal con
migo, porque tengo un día que me rio con todos y al otro día no le hablo a
nadie, por esa forma de ser que tengo, no quisiera ser así, a mí me gustaría
cambiar, pero no tengo fuerza. Hoy con esta palabra que me dice el Señor (No
tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos) siento como una fuerza
especial que me invita a romper con ese muro de mi indiferencia, de aquello que
me hace ser esclavo. Y a la vez siento mía esa invitación de estar sentado
a la mesa con el Señor, y él me dará la medicina necesaria para todas
mis enfermedades y él quiere fortalecer mi amor, mi alegría, mi deseo de vivir.
Bendito sea el Señor, que me invita a seguirlo con mis enfermedades, con mis
dificultades, con todos mis problemas, para usar con migo de “Misericordia”*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.