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viernes, 28 de agosto de 2020

LAS LECTURAS DEL SÁBADO 29 MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA

Sábado, 29 de agosto de 2020

Martirio de San Juan Bautista

 

Primera lectura  Jeremías 1:17-19


17 Por tu parte, te apretarás la cintura, te alzarás y les dirás todo lo que yo te mande. No desmayes ante ellos, y no te haré yo demayar delante de ellos;
18 pues, por mi parte, mira que hoy te he convertido en plaza fuerte, en pilar de hierro, en muralla de bronce frente a toda esta tierra, así se trate de los reyes de Judá como de sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra.
19 Te harán la guerra, mas no podrán contigo, pues contigo estoy yo - oráculo de Yahveh - para salvarte.»


Palabra de Dios

 

Salmo responsorial

Salmo 71:1-6, 15, 17


1 A ti, Yahveh, me acojo, ¡no sea confundido jamás!
2 ¡Por tu justicia sálvame, libérame! tiende hacia mí tu oído y sálvame!
3 ¡Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve, pues mi roca eres tú y mi fortaleza.
4 ¡Dios mío, líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso y del violento!
5 Pues tú eres mi esperanza, Señor, Yahveh, mi confianza desde mi juventud.
6 En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre; ¡en ti sin cesar mi alabanza!
15 publicará mi boca tu justicia, todo el día tu salvación.
17 ¡Oh Dios, desde mi juventud me has instruido, y yo he anunciado hasta hoy tus maravillas!

 

Sábado, 29 de agosto de 2020

Martirio de San Juan Bautista

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,17-26):

17 Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado.
18 Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.»
19 Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía,
20 pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.
21 Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea.
22 Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.»
23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.»
24 Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.»
25 Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.»
26 El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales.
27 Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel
28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.
29 Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.


Palabra del Señor

 

(El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales)

*Colocarme en el lugar de Herodes me hace reconocer que yo también tengo amigos, que no quiero de ninguna manera quedar mal, y menos si he dicho o he prometido que voy hacer algo, algunos de mis amigos son: el orgullo, la soberbia y los malos deseos. Estos amigos que para mí son sagrado, lo respecto más que al Señor, reconocer que me equivoqué y arrepentirme, en ocasiones se me hace muy difícil, inclinar la cabeza y decir tú tenías razón, es duro, me cuesta mucho aceptar y reconocer mis errores. En algunas ocasiones prefiero hablar mentiras, y como tiro por el suelo éstos amigos mortales, el orgullo, la soberbia y los malos deseos. El Señor que me conoce está empeñado en ayudarme por su amor, por su misericordia. Es por eso que me deja que se me presenten acontecimiento para poderme ayudar, para que pueda ver mis errores y debilidades, y tenga el valor y la fuerza de arrepentirme y de pedir perdón cada vez que me equivoco, mis debilidades se fortalecen si me dejo abrasar por el amor del Señor*.

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.