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sábado, 15 de agosto de 2020

LAS LECTURAS DEL DOMINGO 16 DE AGOSTO 2020

Lecturas del Domingo 20º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Domingo, 16 de agosto de 2020

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (56,1.6-7):

Así dice el Señor: «Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria. A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.»

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 66,2-3.5.6.8

R/.
 Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben


El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.


R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben


Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.


R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben


Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe. R/.

 

R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben

 

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (11,13-15.29-32):

Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de ellos. Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida? Pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.

Palabra de Dios

 

Lecturas del Domingo 20º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Domingo, 16 de agosto de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,21-28):

   21 Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón.

   22 En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.»

   23 Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.»

   24 Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»

   25 Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»

   26 El respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.»

   27 «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.»

   28 Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.


Palabra del Señor

 

(«Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija). 

 

*Puedo aprender algunas cosas de esta mujer, ella obro por caridad hacia su hija, puedo ver que la caridad me puede llevar fácilmente a sacrificar todo por aquella persona que amo profundamente, ella llego a un grado de humildad muy alto, la humildad es como un envase o un recipiente entre más coge ese envase o recipiente, de ese tamaño es la humildad, ella era un gran recipiente esperando ser llenada por la Bendición del Señor. A pesar del rechazo esta mujer dijo en su corazón toda mi confianza la pongo en ti y hasta que no Bendiga no me voy. Por eso el Señor dijo mujer que grande es tu fe. El Señor hoy me invita a: la caridad, a tener fuerza de sacrificar lo que sea por estar a los pies del Señor, a tener un gran recipiente para tener en mi un lugar con mucho especio para la humildad, a poner toda mi confianza en el Señor, aunque por momento pueda sentir el desprecio por mis pecados, y que me mantenga firme que el Señor se fijará en mí y me aumentara la fe*.

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.