Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
El Santísimo
Cuerpo y Sangre de Cristo, solemnidad
Jueves 11 de junio 2020
Laudes
Inicio
Si Laudes es la primera
oración del día se reza el Invitatorio
†
(se hace la señal de la cruz sobre los labios
mientras se dice:)
V/. -Señor, Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
Salmo 94: Invitación a la
alabanza divina
Ant: Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que es el pan de
la vida.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que es el pan de
la vida.
Himno
Altar de Dios: el centro de la
vida
con el Señor en medio de su pueblo,
mesa del pan que a todos nos convida
a reunirnos en un mundo nuevo.
Altar de Dios: la fuente de aguas vivas
para saciar la sed del universo:
"Que todos sean uno" en Jesucristo,
la oración del Señor, su testamento.
Pueblo de Dios, escucha su palabra,
que está el Señor presente entre los hombres;
pueblo de Dios, camino de la patria,
convoca a la unidad a las naciones.
Venid a la asamblea, de Dios es la llamada,
que nadie quede fuera, de todos es la casa.
Miembros de Cristo fieles, y de su amor testigos,
pueblo de Dios, de paz sediento y peregrino.
Pueblo de Dios, escucha su palabra,
que está el Señor presente entre los hombres;
pueblo de Dios, camino de la patria,
convoca a la unidad a las naciones.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.
con el Señor en medio de su pueblo,
mesa del pan que a todos nos convida
a reunirnos en un mundo nuevo.
Altar de Dios: la fuente de aguas vivas
para saciar la sed del universo:
"Que todos sean uno" en Jesucristo,
la oración del Señor, su testamento.
Pueblo de Dios, escucha su palabra,
que está el Señor presente entre los hombres;
pueblo de Dios, camino de la patria,
convoca a la unidad a las naciones.
Venid a la asamblea, de Dios es la llamada,
que nadie quede fuera, de todos es la casa.
Miembros de Cristo fieles, y de su amor testigos,
pueblo de Dios, de paz sediento y peregrino.
Pueblo de Dios, escucha su palabra,
que está el Señor presente entre los hombres;
pueblo de Dios, camino de la patria,
convoca a la unidad a las naciones.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.
Salmodia
Salmo 62,2-9: El alma sedienta de
Dios
Ant: Con manjar de ángeles alimentaste a tu pueblo,
proporcionándole pan desde el cielo. Aleluya.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti
madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Con manjar de ángeles alimentaste a tu pueblo,
proporcionándole pan desde el cielo. Aleluya.
Daniel 3,57-88.56: Toda la
creación alabe al Señor
Ant: Sacerdotes consagrados ofrecen a Dios incienso y pan.
Aleluya.
Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: Sacerdotes consagrados ofrecen a Dios incienso y pan.
Aleluya.
Salmo 149: Alegría de los santos
Ant: Al que salga vencedor le daré maná escondido y un
nombre nuevo. Aleluya.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Al que salga vencedor le daré maná escondido y un
nombre nuevo. Aleluya.
Lectura Bíblica
Ml 1,11
Del oriente al poniente es grande
entre las naciones mi nombre; en todo lugar ofrecerán incienso y sacrificio a
mi nombre, una ofrenda pura, porque es grande mi nombre entre las naciones
-dice el Señor de los ejércitos-.
V/. Sacas pan de los campos. Aleluya,
aleluya.
R/. Sacas pan de los campos. Aleluya,
aleluya.
V/. Y vino que alegra el corazón del
hombre.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R/. Sacas pan de los campos. Aleluya,
aleluya.
Lectura
Bíblica
V/. La sabiduría se ha construido su casa. Aleluya.
R/. Ha mezclado el vino y puesto la mesa. Aleluya.
Vieron a
Dios y comieron y bebieron
Ex 24,1-11
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés:
«Sube a mí con Aarón, Nadab y Abihú y los setenta ancianos de
Israel, y prosternaos a distancia. Después se acercará Moisés solo, no ellos; y
el pueblo que no suba.»
Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y
todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una:
«Haremos todo lo que dice el Señor.»
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó
temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce
tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor
holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y
la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el
documento de alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió:
«Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos.»
Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo:
«Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros,
sobre todos estos mandatos.»
Subieron Moisés, Aarón, Nadab, Abihú y los setenta ancianos de
Israel, y vieron al Dios de Israel: bajo los pies tenía una especie de
pavimento, brillante como el mismo cielo. Dios no extendió la mano contra los
notables de Israel, que pudieron contemplar a Dios, y después comieron y
bebieron.
R/. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto
del maná y murieron: Éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma
de él y no muera.
V/. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este
pan vivirá para siempre.
R/. Éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y
no muera.
¡Oh banquete precioso y admirable!
Santo Tomás de Aquino, presbítero
Santo Tomás de Aquino, presbítero
Opúsculo 57, en la fiesta del
Cuerpo de Cristo 1-4
El Hijo único de Dios, queriendo hacernos partícipe de su
divinidad, tomó nuestra naturaleza, a fin de que hecho hombre, divinizase a los
hombres.
Además, entregó por nuestra salvación todo cuan tomó de nosotros.
Porque, por nuestra reconciliación ofreció, sobre el altar de la cruz, su
cuerpo como víctima a Dios, su Padre, y derramó su sangre como precio de
nuestra libertad y como baño sagrado que nos lava, para que fuésemos liberados
de una miserable esclavitud y purificados de todos nuestros pecados.
Pero, a fin de que guardásemos por siempre jamás en nosotros la
memoria de tan gran beneficio, dejó a los fieles, bajo la apariencia de pan y
de vino, su cuerpo, para que fuese nuestro alimento, y su sangre, para que
fuese nuestra bebida.
¡Oh banquete precioso y admirable, banquete saludable y lleno de
toda suavidad! ¿Qué puede haber, en efecto, más precioso que este banquete en
el cual no se nos ofrece, para comer, la carne de becerros o de machos cabríos,
como se hacía antiguamente, bajo la ley, sino al mismo Cristo, verdadero Dios?
No hay ningún sacramento más saludable que éste, pues por él se
borran los pecados, se aumentan las virtudes y se nutre el alma con la
abundancia de todos los dones espirituales.
Se ofrece, en la Iglesia, por los vivos y por los difuntos para
que a todos aproveche, ya que ha sido establecido para la salvación de todos.
Finalmente, nadie es capaz de expresar la suavidad de este
sacramento, en el cual gustamos la suavidad espiritual en su misma fuente y
celebramos la memoria del inmenso y sublime amor que Cristo mostró en su pasión.
Por eso, para que la inmensidad de este amor se imprimiese más
profundamente en el corazón de los fieles, en la última cena, cuando, después
de celebrar la Pascua con sus discípulos, iba a pasar de este mundo al Padre,
Cristo instituyó este sacramento como el memorial perenne de su pasión, como el
cumplimiento de las antiguas figuras y la más maravillosa de sus obras; y lo
dejó a los suyos como singular consuelo en las tristezas de su ausencia.
R/. Reconoced en el pan lo que estuvo colgado en la cruz; en el cáliz,
lo que manó del costado. Tomad, pues, y comed el cuerpo de Cristo; tomad y
bebed la sangre de Cristo. Ya estáis hechos, vosotros, miembros de Cristo.
V/. Para que no viváis separados, comed al que es vínculo de vuestra
unión; para que no os estiméis en poco, bebed vuestro precio.
R/. Ya estáis hechos, vosotros, miembros de Cristo.
Hoy en la
Republica Dominicana celebramos
Santísimo
Cuerpo y Sangre de Cristo - Ciclo A
Jueves, 11 de junio de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):
En
aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del
cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi
carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Palabra del Señor
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Palabra del Señor
Cántico Evangélico
Ant: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que
coma de este pan vivirá para siempre. Aleluya.
†
(se hace la señal de la
cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que
coma de este pan vivirá para siempre. Aleluya.
Preces
Imploremos, hermanos,
a Jesucristo, que es el pan de la vida, diciéndole jubilosos:
Dichoso el que coma en
el banquete de tu reino, Señor.
·
- Cristo, sacerdote de la alianza nueva y eterna, que en el ara de la cruz
ofreciste al Padre el sacrificio perfecto,
enséñanos a ofrecerlo junto contigo.
enséñanos a ofrecerlo junto contigo.
·
· - Cristo, altísimo rey de paz y
de justicia, que consagraste el pan y el vino como signo de tu propia oblación,
haz que sepamos ofrecernos junto contigo.
haz que sepamos ofrecernos junto contigo.
·
· - Cristo, verdadero adorador del
Padre, cuya ofrenda pura ofrece la Iglesia del oriente al poniente,
junta en la unidad de tu cuerpo a los que alimentas con un mismo pan.
junta en la unidad de tu cuerpo a los que alimentas con un mismo pan.
·
· - Cristo, maná bajado del cielo,
que nutres a la Iglesia con tu cuerpo y sangre,
haz que caminemos con la fuerza de este alimento.
haz que caminemos con la fuerza de este alimento.
·
· - Cristo, huésped invisible de
nuestro convite, que estás a la puerta llamando,
ven a nosotros para que podamos comer juntos.
ven a nosotros para que podamos comer juntos.
·
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Por Jesús hemos sido hechos hijos
de Dios; por esto, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra
como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada
día;
perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la
tentación,
y líbranos del mal.
Final
Oh Dios, que en este
sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos
concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu
sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios
por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es
un ministro ordenado, o en el rezo individual:
†
(se hace la señal de la
cruz mientras se dice:)
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
R/. Amén.