Musica Para el Alma

viernes, 8 de mayo de 2020

LAS LAUDES DEL SÁBADO 9 ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

TIEMPO PASCUAL
SÁBADO DE SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV

9 de mayo

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Himno: VELARON LAS ESTRELLAS EL SUEÑO DE SU MUERTE

Velaron las estrellas el sueño de su muerte,
sus luces de esperanzas las recogió ya el sol,
en haces luminosos la aurora resplandece,
es hoy el nuevo día en que el Señor actuó.

Los pobres de sí mismos creyeron su palabra,
la noche de los hombres fue grávida de Dios,
él dijo volvería colmando su esperanza,
más fuerte que la muerte fue su infinito amor.

De angustia estremecida lloró y gimió la tierra,
en lágrimas y sangre su humanidad vivió,
pecado, mal y muerte perdieron ya su fuerza,
el Cristo siempre vivo es hoy nuestro blasón.

De gozo reverdecen los valles y praderas,
los pájaros y flores, su canto y su color,
celebran con los hombres la eterna primavera
del día y la victoria en que el Señor actuó.

Recibe, Padre santo, los cánticos y amores
de cuantos en tu Hijo hallaron salvación,
tu Espíritu divino nos llene de sus dones,
los hombres y los pueblos se abran a tu Amor. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
¡Qué magníficas son tus obras, Señor! Aleluya.

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¡Qué magníficas son tus obras, Señor! Aleluya.

Ant 2. Derramaré sobre vosotros un agua pura. Aleluya.

Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28

Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.

Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.

Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Derramaré sobre vosotros un agua pura. Aleluya.

Ant 3. Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Aleluya.

Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Aleluya.

LECTURA BREVE   Rm 14, 7-9

Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin, que tanto en vida como en muerte somos del Señor. Para esto murió Cristo y retornó a la vida, para ser Señor de vivos y muertos.

RESPONSORIO BREVE

V. 
El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.

V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.

V. Gloria al Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.

PRIMERA LECTURA

De los Hechos de los apóstoles 15, 36—16, 15

COMIENZO DEL SEGUNDO VIAJE DE PABLO

Después de pasado algún tiempo, dijo Pablo a Bernabé:

«Vamos a recorrer todas las ciudades donde hemos predicado la palabra del Señor, para visitar a los hermanos y ver cómo están.»

Bernabé quería llevar consigo también a Juan, llamado Marcos. Pero Pablo era de parecer que no debían llevar a uno que los había abandonado desde Panfilia, y no los había acompañado en la obra de la evangelización. Se acaloraron los ánimos hasta el punto de separarse el uno del otro. Bernabé, tomando consigo a Marcos, se embarcó para Chipre; Pablo, en cambio, tomando por compañero a Silas, y encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, salió a recorrer Siria y Cilicia, fortaleciendo a las Iglesias en la fe.

Así llegó a Derbe y, luego, a Listra. Había aquí un discípulo, llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego, y muy bien considerado por los fieles de Listra y de Iconio. Decidió Pablo tomarlo por compañero; y, para eso, lo hizo circuncidar a causa de los judíos que vivían en aquella región; porque todos sabían que su padre era griego. Según iban recorriendo los pueblos, les comunicaban los decretos de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que los guardasen. Así las Iglesias se fortalecían en la fe y crecían de día en día en número de fieles.

Atravesaron Frigia y el país de Galacia, pues el Espíritu Santo les había prohibido predicar el Evangelio en la provincia romana de Asia, y, llegados a Misia, intentaron pasar a Bitinia; pero tampoco se lo permitió el Espíritu de Jesús. Atravesando, pues, Misia, bajaron a Tróade. Por la noche, tuvo Pablo una visión: se le apareció un macedonio que le suplicaba:

«Pasa a Macedonia y ayúdanos.»

Después de la visión, buscamos en seguida oportunidad para pasar a Macedonia, porque estábamos seguros de que Dios nos llamaba para predicarles el Evangelio. Zarpando, pues, de Tróade, navegamos directos a Samctracia y, al día siguiente, llegamos a Neápolis. De allí a Filipos, colonia romana y una de las primeras ciudades de este distrito de Macedonia, donde pasamos algunos días. El sábado salimos fuera de la puerta, junto a la orilla del río, al lugar donde pensábamos que había una casa destinada a la oración. Nos sentamos y hablamos con las mujeres que se habían reunido allí. Una mujer, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, y que adoraba al verdadero Dios, nos escuchaba con toda atención. El Señor dispuso su corazón para que acogiese favorablemente la doctrina que enseñaba Pablo, y se hizo bautizar con todos los suyos. Luego nos hizo este ruego:

«Si efectivamente me tenéis por fiel discípula del Señor, entrad en mi casa y alojaos allí.»
Y nos obligó a ello.

RESPONSORIO    1Tm 2, 4-5; Hch 16, 9

R. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad. * Porque hay un solo Dios, y único es el mediador entre Dios y los hombres. Aleluya.
V. Por la noche, tuvo Pablo una visión: se le apareció un macedonio que le suplicaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos.»
R. Porque hay un solo Dios, y único es el mediador entre Dios y los hombres. Aleluya.

SEGUNDA LECTURA

Del Comentario de san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre la carta a los Romanos
(Cap. 15, 7: PG 74. 854-855)

ALCANZÓ A TODOS LA MISERICORDIA DIVINA Y FUE SALVADO TODO EL MUNDO

Nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo y somos miembros los unos de los otros, tal como está escrito, y es Cristo quien nos une, mediante los vínculos de la caridad: Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando el muro que los separaba; él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas. Conviene, pues, que tengamos todos un mismo sentir: que, si un miembro sufre, los demás miembros sufran con él y que, si un miembro es honrado, se alegren todos los miembros.

Acogeos unos a otros —dice el Apóstol—, como Cristo nos acogió para gloria de Dios. Nos acogeremos unos a otros si nos esforzamos en tener un mismo sentir; llevando los unos las cargas de los otros, conservando la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Así es como nos acogió Dios a nosotros en Cristo. Pues no engaña el que dice: Tanto amó Dios al mundo que le entregó su Hijo por nosotros. Fue entregado, en efecto, para la redención de la vida de todos nosotros, y así fuimos arrancados de la muerte, redimidos de la muerte y del pecado. Y el mismo Apóstol explica el objetivo de esta realización de los designios de Dios, cuando dice que Cristo consagró su ministerio al servicio de los judíos, por exigirlo la fidelidad de Dios. Pues, como Dios había prometido a los patriarcas que los bendeciría en su descendencia futura y que los multiplicaría como las estrellas del cielo, por esto apareció en la carne y se hizo hombre el que era Dios y la Palabra en persona, el que conserva toda cosa creada y da a todos la incolumidad, por su condición de Dios. Vino a este mundo en la carne, mas no para ser servido, sino, al contrario, para servir, como dice él mismo, y entregar su vida por la redención de una multitud.

Él afirma haber venido de modo visible para cumplir las promesas hechas a Israel. Decía en efecto: No me ha enviado Dios sino a las ovejas descarriadas del pueblo de Israel. Por esto, con verdad afirma Pablo que Cristo consagró su ministerio al servicio de los judíos, para dar cumplimiento a las promesas hechas a los padres y para que los paganos alcanzasen misericordia, y así ellos también le diesen gloria como a creador y hacedor, salvador y redentor de todos. De este modo alcanzó a todos la misericordia divina, sin excluir a los paganos, de manera que el designio de la sabiduría de Dios en Cristo obtuvo su finalidad; por la misericordia de Dios, en efecto, fue salvado todo el mundo, en lugar de los que se habían perdido.

RESPONSORIO    Hch 13, 46-47

R. A vosotros, antes que a nadie, debíamos anunciar la palabra de Dios, mas, como la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, * nosotros nos volvemos ahora a las naciones. Aleluya.
V. Así nos lo ordena el Señor: «Te he puesto como luz de los pueblos.»
R. Nosotros nos volvemos ahora a las naciones. Aleluya.

Sábado, 9 de mayo de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14):

«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor


CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita. Aleluya.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, que nos ha manifestado la vida eterna, y digámosle confiados:

*Que tu resurrección, Señor, nos haga crecer en gracia*.

Pastor eterno, contempla con amor a tu pueblo, que se levanta ahora del descanso,
y aliméntalo durante este día con tu palabra y tu eucaristía.

No permitas que seamos arrebatados por el lobo que devora o entregados por el mercenario que huye,
sino haz que escuchemos siempre tu voz de buen pastor.

Tú que actúas siempre juntamente con los ministros de tu Evangelio y confirmas su palabra con tu gracia,
haz que durante este día proclamemos tu resurrección con nuestras palabras y con nuestra vida.

Sé, Señor, tú mismo nuestro gozo, el gozo que nadie puede arrebatarnos,
y haz que, alejados de toda tristeza, fruto del pecado, tengamos hambre de poseer tu vida eterna.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:

Padre nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, asístenos con tu gracia para que llevemos a su más plena realidad, en nosotros mismos, el misterio pascual que estamos celebrando, y para que así los que hemos renacido en el bautismo demos frutos abundantes de vida cristiana y alcancemos finalmente los goces de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.