Musica Para el Alma

martes, 17 de septiembre de 2019

LAS LAUDES MIÉRCOLES 18 ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXIV
De la Feria. Salterio IV

18 de setiembre

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. 
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: AL RETORNAR ESTE DÍA.

Al retornar este día,
con voz alegre y canora,
celebrando al Redentor,
cantemos de Dios la gloria.

Por Cristo, el Creador inmenso
hizo la noche y la aurora,
con inmóvil ley fijando
la sucesión de las horas.

La luz eterna eres tú,
la antigua ley perfeccionas,
y no conoces crepúsculo,
y no te apagan las sombras.

Concédenos, Padre eterno,
que vivamos hoy con loa,
con que agrademos a Cristo,
si tu Espíritu nos colma. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.

Salmo 107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.

Dios mío, mi corazón está firme,
para tí cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad, cítara y arpa,
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria;
para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.

Dios habló en su santuario:
«Triunfante ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;

mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;

Moab, una jofaina para lavarme,
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria.»

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?

Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil;
con Dios haremos proezas,
El pisoteará a nuestros enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.

Ant 2. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.

Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10--62, 5

Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como a un novio que se pone la corona,
o a una novia que se adorna con sus joyas.

Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos, ante todos los pueblos.

Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que despunte la aurora de su justicia
y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes, tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo
pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán «Abandonada»;
ni a tu tierra, «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra, «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.

Ant 3. Alabaré al Señor mientras viva.

Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabaré al Señor mientras viva.

LECTURA BREVE Dt 4,39-40a

Has de reconocer hoy y recordar que el Señor es Dios, en lo alto del cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro. Guarda los mandatos y preceptos que te voy a dar hoy.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Bendigo al señor en todo momento.
R. Bendigo al señor en todo momento.

V. Su alabanza está siempre en mi boca.
R. En todo momento.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendigo al señor en todo momento.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Oseas 11, 1b-11

EL AMOR DE DIOS NUNCA ABANDONA

Esto dice el Señor:

«Cuando Israel era un niño yo lo amé. Yo desde Egipto llamé a mi hijo. Pero cuanto más lo llamaba, más se alejaba él de mí: sacrificaba a los Baales, ofrecía incienso a los ídolos. Yo enseñé a andar a Efraím, lo alzaba en brazos, pero él no comprendía que yo cuidaba de él. Con cuerdas humanas, con lazos de amor lo atraía; era para él como quien levanta a un niño contra su mejilla, y me inclinaba para darle de comer.

Pero se volverá a Egipto, Asur será su rey, porque no quiso convertirse. Llegará la espada contra sus ciudades y devorará sus puertas y las consumirá a causa de sus planes.

Mi pueblo está perturbado por su apostasía, llaman a Baal y no los ayuda. Pero ¿cómo podré entregarte, Efraím? ¿Cómo abandonarte, Israel? ¿Podré convertirte como a Admá, hacerte semejante a Seboím? Se me estremece el corazón dentro de mí, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím, pues soy Dios y no hombre, soy el Santo en medio de ti y no enemigo a la puerta.

Irán detrás del Señor, él rugirá como un león; rugirá y acudirán sus hijos desde occidente, vendrán desde Egipto como pájaros, de Asiria acudirán como palomas, y yo los haré habitar en sus casas -lo dice el Señor-.»

RESPONSORIO Os 11, 8. 9; Jr 31, 3

R. Se me estremece el corazón dentro de mí, se me conmueven las entrañas. * No cederé al ardor de mi cólera, pues soy Dios y no hombre.
V. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia.
R. No cederé al ardor de mi cólera, pues soy Dios y no hombre.

SEGUNDA LECTURA

Del Sermón de san Agustín, obispo, Sobre los pastores
(Sermón 46, 6-7: CCL 41, 533-534)

QUE NADIE BUSQUE SUS INTERESES PERSONALES, SINO LOS DE CRISTO JESÚS

Ya hemos explicado lo que significa beber la leche, veamos ahora lo que quiere decir cubrirse con la lana. Quien ofrece leche ofrece alimento, quien ofrece lana ofrece honores. Y son precisamente estas dos cosas las que desean del pueblo aquellos que se apacientan a sí mismos y no a las ovejas. Buscan el dinero con que remediar sus necesidades y la aureola del honor con que cubrirse de alabanzas.

En efecto, por medio de la imagen del vestido queda bien significado el honor, pues el vestido sirve para cubrir la desnudez. Y como todo hombre es débil y está desnudo, también son débiles y están desnudos vuestros pastores. ¿Quiénes son, en realidad, los que os presiden, sino hombres semejantes a vosotros? Como vosotros están revestidos de carne, como vosotros son mortales, como vosotros comen, duermen, se levantan del sueño; como vosotros nacieron y como vosotros morirán. Si, pues, piensas un poco en lo que son de sí mismos los pastores, verás que son simplemente hombres. Si, pues, les das un honor superior al que corresponde a un hombre es como si cubrieras su desnudez.

Ved sino cómo Pablo considera el honor que recibió del pueblo santo de Dios como si fuera un vestido de esta índole, cuando dice: Me recibisteis como a un enviado de Dios. Porque puedo aseguraros que, de haberos sido posible, los ojos mismos os habríais arrancado para dármelos. Pero a pesar de ser tan grande el honor que de ellos había recibido, ¿acaso para que no menguara este honor o disminuyeran sus alabanzas, dejó de reprenderlos cuando se apartaron del buen camino? Si hubiera obrado de esta forma, también hubiera sido de aquellos pastores que se apacientan a sí mismos, no a las ovejas. En este caso se hubiera dicho a sí mismo: «¿Qué me importa a mí esto? Que cada cual obre según le plazca. Mi vida y mi sustento están a salvo, mi honor no peligra; tengo leche y tengo lana; esto me es suficiente. Que cada cual se arregle como pueda.» ¿Puedes decir que lo tienes ya todo si cada cual debe arreglarse como pueda? En este caso no puedo yo hacerte obispo y te admitiré solamente como uno del pueblo: Cuando un miembro sufre, todos sufren con él.

Por tanto, el Apóstol, después de haber recordado cómo se comportaron con él, para que no pareciera que ya se había olvidado del honor que recibió, da testimonio de que lo habían recibido como a un enviado de Dios, y que, de haberles sido posible, se hubieran arrancado los mismos ojos para dárselos. Pero, a pesar de ello, no deja de acercarse a la oveja enferma y corrompida, no deja de limpiar sus heridas, no rehúsa curar su podredumbre. Así que -dice-, ¿me he convertido en enemigo vuestro por deciros la verdad? He aquí, pues, que bebió de la leche de las ovejas como hemos recordado más arriba, y se vistió con su lana, pero ello sin descuidar el bien de las ovejas. No buscaba, en efecto, sus intereses personales, sino los de Cristo Jesús.

RESPONSORIO Sir 32, 1-2; Mc 9, 34

R. ¿Te han puesto a presidir? No presumas, * sé entre los demás como uno de ellos y atiéndelos.
V. Si alguno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.
R. Sé entre los demás como uno de ellos y atiéndelos.

Miércoles, 18 de septiembre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35):

En aquel tiempo, dijo el Señor: « ¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocarnos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenla un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»

Palabra del Señor


CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días.

PRECES

Cristo, reflejo de la gloria del Padre, nos ilumina con su palabra; acudamos pues a él diciendo:

Rey de la gloria, escúchanos.

Te bendecimos, Señor, autor y consumador de nuestra fe,
porque de las tinieblas nos has trasladado a tu luz admirable.

Tú que abriste los ojos de los ciegos y diste oído a los sordos,
aumenta nuestra fe.

Haz, Señor, que permanezcamos siempre en tu amor,
y que este amor nos guarde fraternalmente unidos.

Ayúdanos para que resistamos a la tentación, aguantemos en la tribulación
y te demos gracias en la prosperidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Dejemos que el espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, se una a nuestro espíritu, para clamar:

Padre nuestro...

ORACION

Recuerda, Señor, tu santa alianza consagrada con el nuevo sacramento de la sangre del Cordero, para que tu pueblo obtenga el perdón de sus pecados, y un aumento constante de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

San Juan Macías
18 de Setiembre
Nació en Rivera de Fresno, en Extremadura, España, el 2 de marzo de 1585. Era muy niño cuando sus padres murieron, quedando él bajo el cuidado de un tío suyo que lo hizo trabajar como pastor. Después de un tiempo conoció a un comerciante con el cual comenzó a trabajar, en 1616 el mercader viajó a América y Juan junto con él.
Llegó primero a Cartagena y de ahí decidió dirigirse al interior del Reino de Nueva Granada, visitó Pasto y Quito, para llegar finalmente al Perú donde se instalaría por el resto de su vida. Recién llegado obtuvo trabajo en una hacienda ganadera en las afueras de la capital y en estas circunstancias descubrió su vocación a la vida religiosa. Después de dos años ahorró un poco de dinero y se instaló definitivamente en Lima.
Repartió todo lo que tenía entre los pobres y se preparó para entrar a la Orden de Predicadores como hermano lego en el convento de dominicos de Santa María Magdalena donde había sido admitido. El 23 de enero de 1622 tomó los hábitos.
Su vida en el convento estuvo marcada por la profunda oración, la penitencia y la caridad. Por las austeridades a las que se sometía sufrió una grave enfermedad por la cual tuvo que ser intervenido en una peligrosa operación. Ocupó el cargo de portero y este fue el lugar de su santificación. El portón del monasterio era el centro de reunión de los mendigos, los enfermos y los desamparados de toda Lima que acudían buscando consuelo. El propio Virrey y la nobleza de Lima acudían a él en busca de consejos.
Andaba por la ciudad en busca de limosna para repartir entre los pobres. No se limitaba a saciar el hambre de pan, sino que completaba su ayuda con buenos consejos y exhortaciones en favor de la vida cristiana y el amor a Dios.
Murió el 16 de setiembre de 1645 y fue canonizado el 28 de setiembre de 1975 por Pablo VI.

San Jose de Cupertino
18 de Setiembre
José nació el 17 de junio de 1603 en el pequeño pueblo italiano llamado Cupertino (Lecce). Sus padres eran muy pobres. El niño vino al mundo en un pobre cobertizo pegado a la casa, porque el papá, un humilde carpintero, no había podido pagar las cuotas que debía de su casa y se la habían embargado.
A los 17 años pidió ser admitido a la orden franciscana pero no fue aceptado. Pidió que lo recibieran en los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue expulsado porque era en extremo distraído. Dejaba caer los platos cuando los llevaba para el comedor. Se le olvidaban los oficios que le habían asignado. Parecía que estaba siempre pensando en otras cosas. Por no cumplir bien con sus deberes tuvo que dejar el convento.
Al verse desechado, José buscó refugio en casa de un familiar suyo que era rico, quien declaró que este joven "no era bueno para nada", y lo echó a la calle. Se vio entonces obligado a volver a la miseria y al desprecio de su casa. La mamá le rogó insistentemente a un pariente que era franciscano, para que le recibieran al muchacho como mandadero en el convento de los frailes.
Conversión
Sucedió entonces, que en José se obró un cambio que nadie había imaginado. Lo recibieron los frailes como obrero y lo pusieron a trabajar en el establo y empezó a desempeñarse con notable destreza en todos los oficios que le encomendaban. Pronto con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como religioso franciscano.
Dificultad en los estudios.
Lo pusieron a estudiar para prepararse al sacerdocio, pero le sucedía que cuando iba a presentar exámenes se trababa todo y no era capaz de responder. Llegó uno de los exámenes finales y el pobre Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar completamente bien era aquella que dice: "Bendito el fruto de tu vientre Jesús". Estaba asustadísimo, pero al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo: "Voy a abrir el evangelio, y la primera frase que salga, esa será la que tiene que explicar". Y salió precisamente la única frase que Fray Copertino se sabía perfectamente: "Bendito sea el fruto de tu vientre".
 Llegó al fin el examen definitivo en el cual se decidía quiénes serían ordenados. Y los primeros diez que examinó el obispo respondieron tan maravillosamente bien todas las preguntas, que el obispo suspendió el examen diciendo: "¿Para qué seguir examinando a los demás si todos se encuentran tan formidablemente preparados?". José, que era el próximo en turno y estaba atemorizado, se libró de tener que pasar el examen.
Es por eso que nuestro santo es el patrón de los estudiantes, especialmente de los que, como el, encuentran dificultades en sus estudios. El santo se complace en ayudarles. En su santuario de Osimo sigue creciendo la documentación que testifica su intercesión.
Sacerdote de oración y penitencia
Fue ordenado sacerdote el 18 de marzo de 1628 y se dedicó a tratar de ganar almas por medio de la oración y de la penitencia. Sabía que no tenía cualidades especiales para predicar ni para enseñar, pero entonces suplía estas deficiencias ofreciendo grandes penitencias y muchas oraciones por los pecadores. Jamás comía carne ni bebía ninguna clase de licor. Ayunaba a pan y agua muchos días. Se dedicaba con gran esfuerzo, consagrado a los trabajos manuales del convento (que era para lo único que se sentía capacitado).
Éxtasis y milagros
Sus éxtasis, curaciones milagrosas y sucesos sobrenaturales eran tan frecuentes que no se conocen en semejante cantidad en ningún otro santo. 
Levitación. Se conoce de más de 200 santos que experimentaron levitación. Este don extraordinario consiste en la elevación del cuerpo humano sin la participación de ninguna fuerza física. Se ha considerado como un regalo que Dios hace a ciertas almas muy espirituales. San José de Copertino tuvo numerosísimas levitaciones, es decir volaba por los aires.
Un domingo, fiesta del Buen Pastor, se encontró un corderito, lo echó al hombro, y al pensar en Jesús Buen Pastor, se fue elevando por los aires.  Quedaba en éxtasis con mucha frecuencia durante la santa Misa, o cuando rezaba los Salmos. Durante los 17 años que estuvo en el convento de Grotella, sus compañeros de comunidad lo observaron 70 veces en éxtasis. El más famoso sucedió cuando diez obreros deseaban llevar una pesada cruz a una alta montaña y no lo lograban. Entonces Fray José se elevó por los aires con la cruz y la llevó hasta la cima del monte.
Cuando estaba en éxtasis lo pinchaban con agujas, le daban golpes con palos, y hasta le acercaban a sus dedos velas encendidas y no sentía nada. Lo único que lo hacía volver en sí, era oír la voz de su superior que lo llamaba a que fuera a cumplir con sus deberes. Cuando regresaba de sus éxtasis pedía perdón a sus compañeros diciéndoles: "Excúsenme por estos ataques de mareos que me dan".
Los animales sentían por él un especial cariño. Pasando por un campo, se ponía a rezar y las ovejas se iban reuniendo a su alrededor y escuchaban muy atentas sus oraciones. Las golondrinas en grandes bandadas volaban alrededor de su cabeza y lo acompañaban por cuadras y cuadras.
Como estos sucesos tan raros podían producir verdaderos movimientos de exagerado fervor entre el pueblo, los superiores le prohibieron celebrar misa en público, ir a rezar en comunidad con los demás religiosos, asistir al comedor cuando estaban los otros allí, y concurrir a las procesiones u otras reuniones públicas de devoción.
Un día llegó el embajador de España con la esposa y mandaron llamar a Fray José para hacerle una consulta espiritual. Este llegó corriendo. Pero cuando ya iba a empezar a hablar con ellos, vio un cuadro de la Virgen que estaba en lo más alto del edificio, y dando su típico pequeño grito, se fue elevando por el aire hasta quedar frente al rostro de la sagrada imagen. El embajador y su esposa contemplaban emocionados semejante suceso que jamás habían visto. El santo rezó unos momentos. Luego descendió suavemente al suelo, y como avergonzado, subió corriendo a su habitación, y ya no bajó más en ese día.
En Osimo, donde el santo pasó sus últimos seis años, un día los demás religiosos lo vieron elevarse hasta una estatua de la Virgen María que estaba a tres metros y medio de altura, y darle un beso al Niño Jesús, y allí junto a la Madre y al Niño se quedó un buen rato rezando con intensa emoción, suspendido por los aires.
El día de la Asunción de la Virgen en el año 1663, un mes antes de su muerte, celebró su última misa. Y estando celebrando quedó suspendido por los aires como si estuviera con el mismo Dios en el cielo. Muchos testigos presenciaron este suceso.
Muchos enemigos empezaron a decir que todo esto eran meros inventos y lo acusaban de engañador. Fue enviado al Superior General de los Franciscanos en Roma y este al darse cuenta que era tan piadoso y tan humilde, reconoció que no estaba fingiendo nada. Lo llevaron luego donde el Sumo Pontífice Urbano VIII el cual deseaba saber si era cierto o no lo que le contaban de los éxtasis y de las levitaciones del frailecito. Y estando hablando con el Papa, quedó José en éxtasis y se fue elevando por el aire.
El Duque de Hanover, que era protestante, al ver a José en éxtasis, se convirtió al catolicismo.
En la vida de San José de Copertino podemos ver cantidad de dones con los que el Señor adornó su humilde y piadosa alma. Es un santo en el que Dios derramó tanta abundancia de dones sobrenaturales que son incontables.
Fue elegido por sus Superiores a exorcizar demonios, lo cual él se consideraba indigno de hacer, y utilizaba esta frase: "Sal de esta persona si lo deseas, pero no lo hagas por mí, sino por la obediencia que le debo a mis superiores". Y los demonios salían.
También tenía el don de leer los Corazones, era buen confesor y cuando un alma se acercaba a confesarse él se podía dar cuenta de lo que a esta alma le atormentaba.
El don de Bilocación, (estar en dos lugares al mismo tiempo). Cuando su madre estaba muriendo en el pequeño pueblo de Copertino, José se encontraba en Asís y percibió la necesidad de su madre. Una gran luz entró por el cuarto de la señora, era San José de Copertino que había llegado. Su madre al verlo exclamó ¡oh Padre José, oh mi hijo!, y murió instantáneamente. Cuando sus superiores le preguntaron por qué estaba llorando tan amargamente, él contestó porque su madre acababa de morir. Hay muchos que atestiguan que el Padre José asistió a su madre en Copertino.
Multiplicaba panes, miel, vino, y cualquier comida que se le ponía en frente.
El don de Sanación Le recobró la vista aun ciego al ponerle su capa sobre la cabeza. Los mancos y cojos eran sanados al besar ellos el crucifijo que él ponía delante de ellos. Hubo una plaga de fiebre muy alta y los enfermos eran curados al hacerle la señal de la Cruz sobre su frente, bajándole la fiebre hasta la temperatura normal. Con la señal de la cruz, resucitaba muertos.
Tuvo el don de profecía, predijo el día y la hora de la muerte de los Papas Urbano VIII e Inocencio X.  Predijo el ascenso al trono de Juan Casimir.
Tuvo también el don de tocar corazones hacia la conversión. El más conocido ejemplo fue el del Príncipe John Federick, un luterano, que a los 25 años de edad fue a Asís con dos escoltas, uno católico y otro protestante. Entraron a la iglesia donde el Padre José celebraba la santa misa y, a la hora de la consagración, cuando el padre quiso partir la hostia; esta estaba tan dura como una piedra y tuvo que devolverla a la patena. El Padre José comenzó a llorar de dolor y a levitar a unos tres pies de altura. Cuando regresó al altar trató otra vez de partir la hostia y, haciendo gran esfuerzo lo logró.
Más tarde cuando los superiores le preguntaron por qué había demorado tanto para partirla, él respondió: "Mis queridos hermanos, la gente que asistió hoy a misa tienen el corazón demasiado duro, por eso el Cordero de Dios se endureció en mis manos y no podía yo partir la Hostia Consagrada."
Al día siguiente regresó el príncipe con los dos hombres a la misa y, cuando el Padre José elevó la Hostia, la cruz de la Sagrada Hostia cambió a negra. Causándole gran dolor y llorando empezó a levitar junto con la Sagrada Hostia por 15 minutos. El milagro del Padre José levitando con la Hostia en alto conmovió el corazón del príncipe a convertirse a la Fe Católica, igual que sus acompañantes.
El Padre José nunca aceptó ningún mérito por sus milagros, siempre se los acreditaba a su Madre María, a la cual siempre tuvo una gran devoción.
El Papa Bendicto XIV que era rigurosísimo al aceptar milagros, estudió cuidadosamente la vida de José de Copertino y declaró: "todos estos hechos no se pueden explicar sin una intervención muy especial de Dios".