Musica Para el Alma

jueves, 23 de noviembre de 2017

LECTURAS LARGAS

PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Ezequiel 28, 1-19
ORÁCULO CONTRA TIRO, CIUDAD ORGULLOSA
En aquellos días, el Señor me dirigió la palabra y me dijo:

«Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Esto dice el Señor: Se hinchó tu corazón y dijiste: "Soy Dios, entronizado en solio de dioses en el corazón del mar", tú que eres hombre y no dios; te creías listo como los dioses. ¡Si eres más sabio que Daniel!, ningún enigma se te resiste. Con tu talento, con tu habilidad, te hiciste una fortuna; acumulaste oro y plata en tus tesoros. Con agudo talento de mercader, ibas acrecentando tu fortuna, y tu fortuna te llenó de presunción.

Por eso, así dice el Señor: Por haberte creído sabio como los dioses, por eso, traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; desenvainarán la espada contra tu belleza y tu sabiduría, profanando tu esplendor. Te hundirán en la fosa, morirás con muerte ignominiosa en el corazón del mar. Tú que eres hombre y no dios, ¿osarás decir: "Soy Dios", delante de tus asesinos, en poder de los que te apuñalen? Morirás con muerte de incircunciso, a manos de bárbaros. Yo lo he dicho -oráculo del Señor-.»

Me vino esta palabra del Señor:

«Hijo de hombre, entona una elegía al rey de Tiro. Así dice el Señor: Eras cuño de perfección, colmo de la sabiduría, de acabada belleza; estabas en un jardín de dioses, revestido de piedras preciosas: cornalina, topacio y aguamarina, crisolito, malaquita y jaspe, zafiro, rubí y esmeralda; de oro afiligranado tus zarcillos y dijes, preparados el día de tu creación.

Te puse junto a un querube protector de alas extendidas. Estabas en la montaña sagrada de los dioses, entre piedras de fuego te paseabas. Era irreprensible tu conducta desde el día de tu creación hasta que se descubrió tu culpa. A fuerza de hacer tratos, te ibas llenando de atropellos, y pecabas. Te desterré entonces de la montaña de los dioses y te expulsó el querube protector de entre las piedras de fuego. Te llenó de presunción tu belleza y tu esplendor te trastornó el sentido; te arrojé por tierra, te hice espectáculo para los reyes.

Con tus muchas culpas, con tus sucios negocios, profanaste tu santuario; hice brotar de tus entrañas fuego que te devoró; te convertí en ceniza sobre el suelo, a la vista de todos. Tus conocidos de todos los pueblos se espantaron de ti; ¡siniestro desenlace!, para siempre dejaste de existir.»
RESPONSORIO    Cf. Ez 28, 6. 7. 16. 17. 18
R. Así dice el Señor: Por haberte creído sabio como los dioses, * por eso, traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; te desterraré de la montaña de los dioses y te convertiré en ceniza.
V. Tu esplendor te trastornó el sentido; con tus muchas culpas, profanaste tu santuario.
R. Por eso, traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; te desterraré de la montaña de los dioses y te convertiré en ceniza.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Pablo Le-Bao-Tinh a los alumnos del seminario de Ke-Vinh, enviada el año mil ochocientos cuarenta y tres.
(A. Launay, Le clergé tonkinois et ses pretres martyrs, MEP, Paris 1925, pp. 80-83)
LA PARTICIPACIÓN DE LOS MÁRTIRES EN LA VICTORIA DE CRISTO CABEZA
Yo, Pablo, encarcelado por el nombre de Cristo, os quiero explicar las tribulaciones en que me veo sumergido cada día, para que, enfervorizados en el amor a Dios, alabéis conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Esta cárcel es un verdadero infierno: a los crueles suplicios de toda clase, como son grillos, cadenas de hierro y ataduras, hay que añadir el odio, las venganzas, las calumnias, palabras indecentes, peleas, actos perversos, juramentos injustos, maldiciones y, finalmente, angustias y tristeza. Pero Dios, que en otro tiempo libró a los tres jóvenes del horno de fuego, está siempre conmigo y me libra de estas tribulaciones y las convierte en dulzura, porque es eterna su misericordia.

En medio de estos tormentos, que aterrorizarían a cualquiera, por la gracia de Dios estoy lleno de gozo y alegría, porque no estoy solo, sino que Cristo está conmigo.

Él, nuestro maestro, aguanta todo el peso de la cruz, dejándome a mí solamente la parte más pequeña e insignificante. Él, no sólo es espectador de mi combate, sino que toma parte en él, vence y lleva a feliz término toda la lucha. Por esto en su cabeza lleva la corona de la victoria, de cuya gloria participan también sus miembros.

¿Cómo resistir este espectáculo, viendo cada día cómo los emperadores, los mandarines y sus cortesanos blasfeman tu santo nombre, Señor, que te sientas sobre querubines y serafines? ¡Mira, tu cruz es pisoteada por los paganos! ¿Dónde está tu gloria? Al ver todo esto, prefiero, encendido en tu amor, morir descuartizado, en testimonio de tu amor.

Muestra, Señor, tu poder, sálvame y dame tu apoyo, para que la fuerza se manifieste en mi debilidad y sea glorificada ante los gentiles, ya que, si llegara a vacilar en el camino, tus enemigos podrían levantar la cabeza con soberbia.

Queridos hermanos, al escuchar todo esto, llenos de alegría, tenéis que dar gracias incesantes a Dios, de quien procede todo bien; bendecid conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Proclame mi alma la grandeza del Señor, se alegre mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su siervo y desde ahora me felicitarán todas las generaciones futuras, porque es eterna su misericordia.

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos, porque lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder, y lo despreciable, lo que no cuenta, lo ha escogido Dios para humillar lo elevado. Por mi boca y mi inteligencia humilla a los filósofos, discípulos de los sabios de este mundo, porque es eterna su misericordia.

Os escribo todo esto para que se unan vuestra fe y la mía. En medio de esta tempestad echo el ancla hasta el trono de Dios, esperanza viva de mi corazón.

En cuanto a vosotros, queridos hermanos, corred de manera que ganéis el premio, haced que la fe sea vuestra coraza y empuñad las armas de Cristo con la derecha y con la izquierda, como enseña san Pablo, mi patrono. Más os vale entrar tuertos o mancos en la vida que ser arrojados fuera con todos los miembros.

Ayudadme con vuestras oraciones para que pueda combatir como es de ley, que pueda combatir bien mi combate y combatirlo hasta el final, corriendo así hasta alcanzar felizmente la meta; en esta vida ya no nos veremos, pero hallaremos la felicidad en el mundo futuro, cuando, ante el trono del Cordero inmaculado, cantaremos juntos sus alabanzas, rebosantes de alegría por el gozo de la victoria para siempre. Amén.
RESPONSORIO    Cf. Hb 12, 1-3
R. Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, * fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús.
V. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.
R. Fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús.

ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios, fuente y origen de toda paternidad, tú hiciste que los santos mártires Andrés y sus compañeros fueran fieles a la cruz de Cristo, con una fidelidad que llegó hasta el derramamiento de su sangre; concédenos, por su intercesión, que difundamos tu amor entre nuestros hermanos y que nos llamemos y seamos de verdad hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.