Musica Para el Alma

martes, 10 de octubre de 2017

LECTURAS LARGAS

PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de los Reyes 18, 37--19, 19. 35-37
ORACIÓN DE EZEQUÍAS. PALABRAS DE CONSUELO DE ISAÍAS. SALVACIÓN DE JERUSALÉN
En aquellos días, Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo de palacio, Sobna, el secretario, y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, se presentaron al rey con las vestiduras rasgadas, y le comunicaron las palabras del copero mayor. Cuando el rey Ezequías lo oyó, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y fue al templo; y despachó a Eliacim, mayordomo de palacio, a Sobna, el secretario, y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, para que fueran a decirle al profeta Isaías, hijo de Amós:

«Así dice Ezequías: Hoy es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los hijos llegan al parto y no hay fuerza para darlos a luz. Ojalá oiga el Señor, tu Dios, las palabras del copero mayor, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para ultrajar al Dios vivo, y castigue las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. ¡Reza por el resto que todavía subsiste!»

Los ministros del rey Ezequías se presentaron a Isaías, y éste les dijo:

«Decid a vuestro señor: "Así dice el Señor: No te asustes por esas palabras que has oído, por las blasfemias de los criados del rey de Asiria. Yo mismo pondré en él un espíritu y, cuando oiga cierta noticia, se volverá a su país, y allí lo haré morir a espada."»

El copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria combatiendo contra Alba, pues había oído que se había retirado de Laquis al recibir la noticia de que Tarjaca, rey de Etiopía, había salido para luchar contra él. Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías a decirle:

«Decid a Ezequías, rey de Judá: "Que no te engañe tu dios en quien confías, pensando que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria. Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países, exterminándolos, ¿y tú te vas a librar? ¿Los salvaron a ellos los dioses de los pueblos que destruyeron mis predecesores: Gozán, Jarán, Resef, y los adanitas de Telasar? ¿Dónde está el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaím, de Hena y de Avá?"»

Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó; después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró:

«Señor, Dios de Israel, sentado sobre querubines: Tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo. Es verdad, Señor: los reyes de Asiria han asolado todos los países y su territorio, han quemado todos sus dioses -porque no son dioses, sino hechura de manos humanas, leño y piedra-y los han destruido. Ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú solo, Señor, eres Dios.»

Aquella misma noche, salió el ángel del Señor e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres. Por la mañana, al despertar, los encontraron ya cadáveres. Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive y se quedó allí. Y un día, mientra estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, Adramélec y Saréser lo asesinaron, y escaparon al territorio de Ararat. Su hijo Asaradón le sucedió en el trono.
RESPONSORIO    Cf. Sir 48, 22. 23
R. Invocaron al Dios altísimo extendiendo los brazos hacia él; Dios se olvidó de sus culpas * y los salvó por medio del santo profeta Isaías.
V. Escuchó al momento sus voces, y no los entregó en manos de sus enemigos.
R. Y los salvó por medio del santo profeta Isaías.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Tralianos
(Cap. 8, 1-9, 2; 11, 1-13, 3: Funk 1, 209-211)
CONVERTÍOS EN CREATURAS NUEVAS POR MEDIO DE LA FE, QUE ES COMO LA CARNE DEL SEÑOR, Y POR MEDIO DE LA CARIDAD, QUE ES COMO SU SANGRE
Revestíos de mansedumbre y convertíos en creaturas nuevas por medio de la fe, que es como la carne del Señor, y por medio de la caridad, que es como su sangre. Que ninguno de vosotros tenga nada contra su hermano. No deis pretexto con ello a los paganos, no sea que, ante la conducta insensata de algunos de vosotros, los gentiles blasfemen de la comunidad que ha sido congregada por el mismo Dios, porque ¡ay de aquel por cuya ligereza ultrajan mi nombre!

Tapaos, pues, los oídos cuando oigáis hablar de cualquier cosa que no tenga como fundamento a Cristo Jesús, descendiente del linaje de David, hijo de María, que nació verdaderamente, que comió y bebió como hombre, que fue perseguido verdaderamente bajo Poncio Pilato y verdaderamente también fue crucificado y murió, en presencia de los moradores del cielo, de la tierra y del abismo y que resucitó verdaderamente de entre los muertos por el poder del Padre. Este mismo Dios Padre nos resucitará también a nosotros, que amamos a Jesucristo, a semejanza del mismo Jesucristo, sin el cual no tenemos la vida verdadera.

Huid de los malos retoños: llevan un fruto mortífero y si alguien gusta de él muere al momento. Estos retoños no son plantación del Padre. Si lo fueran aparecerían como ramas de la cruz y su fruto sería incorruptible; por esta cruz Cristo os invita, como miembros suyos que sois, a participar en su pasión. La cabeza, en efecto, no puede nacer separada de los miembros, y Dios, que es la unidad, promete darnos parte en su misma unidad.

Os saludo desde Esmirna, juntamente con las Iglesias de Asia, que están aquí conmigo y que me han confortado, tanto en la carne como en el espíritu. Mis cadenas, que llevo por doquier a causa de Cristo mientras no ceso de orar para ser digno de Dios, ellas mismas os exhortan: perseverad en la concordia y en la oración de unos por otros. Conviene que cada uno de vosotros, y en particular los presbíteros, reconfortéis al obispo, honrando así a Dios Padre, a Jesucristo y a los apóstoles.

Deseo que escuchéis con amor mis palabras, no sea que esta carta se convierta en testimonio contra vosotros. No dejéis de orar por mí, pues necesito de vuestro amor ante la misericordia de Dios para ser digno de alcanzar aquella herencia a la que ya me acerco, no sea caso que me consideren indigno de ella.

Os saluda la caridad de los esmirniotas y de los efesios. Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, de la que no soy digno de llamarme miembro, porque soy el último de toda la comunidad. Os doy mi adiós en Jesucristo a todos vosotros, los que estáis sumisos a vuestro obispo, según el querer de Dios; someteos también, de manera semejante, al colegio de los presbíteros. Y amaos todos, unos a otros, con un corazón unánime.

Mi espíritu se ofrece como víctima por todos vosotros, y no sólo ahora, sino que se ofrecerá también cuando llegue a la presencia de Dios. Aún estoy expuesto al peligro, pero el Padre es fiel y cumplirá, en Cristo Jesús, mi deseo y el vuestro. Deseo que también vosotros seáis hallados en él sin defecto ni pecado.
RESPONSORIO    2Ts 2, 14-15; Sir 15, 13
R. Dios os convocó por medio del Evangelio para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. * Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.
V. El Señor odia toda abominación, y también es ésta odiosa para los que lo temen a él.
R. Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.

ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.