Musica Para el Alma

viernes, 2 de junio de 2017

sábado 3 laudes

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

    Salmodia

    Antífona 1: Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Aleluya.
    Salmo 118, 145-152
    XIX (Coph)
    Te invoco de todo corazón:
    respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
    a ti grito: sálvame,
    y cumpliré tus decretos;
    me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
    esperando tus palabras.

    Mis ojos se adelantan a las vigilias,
    meditando tu promesa;
    escucha mi voz por tu misericordia,
    con tus mandamientos dame vida;
    ya se acercan mis inicuos perseguidores,
    están lejos de tu voluntad.

    Tú, Señor, estás cerca,
    y todos tus mandatos son estables;
    hace tiempo comprendí que tus preceptos
    los fundaste para siempre.
    Antífona 2: Edificaste, Señor, un templo y un altar en tu monte santo. Aleluya.
    Sb 9,1-6.9-11
    Dame, Señor, la sabiduría
    Os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente… ningún adversario vuestro. (Lc 21,15)
    Dios de los padres y Señor de la misericordia,
    que con tu palabra hiciste todas las cosas,
    y en tu sabiduría formaste al hombre,
    para que dominase sobre tus criaturas,
    y para regir el mundo con santidad y justicia,
    y para administrar justicia con rectitud de corazón.

    Dame la sabiduría asistente de tu trono
    y no me excluyas del número de tus siervos,
    porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
    hombre débil y de pocos años,
    demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.

    Pues, aunque uno sea perfecto
    entre los hijos de los hombres,
    sin la sabiduría, que procede de ti,
    será estimado en nada.

    Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras,
    que te asistió cuando hacías el mundo,
    y que sabe lo que es grato a tus ojos
    y lo que es recto según tus preceptos.

    Mándala de tus santos cielos,
    y de tu trono de gloria envíala,
    para que me asista en mis trabajos
    y venga yo a saber lo que te es grato.

    Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
    y me guiará prudentemente en mis obras,
    y me guardará en su esplendor.
    Antífona 3: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Aleluya.
    Salmo 116
    Invitación universal a la alabanza divina
    Los gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15,9)
    Alabad al Señor, todas las naciones,
    aclamadlo, todos los pueblos.

    Firme es su misericordia con nosotros,
    su fidelidad dura por siempre.

    Lectura Breve

    Rm 14, 7-9
    Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si vivimos, vivimos para el
    Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin, que tanto en vida como en muerte
    somos del Señor. Para esto murió Cristo y retornó a la vida, para ser Señor de vivos y
    muertos.

    Responsorio Breve

    V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
    R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
    V. El que por nosotros colgó del madero.
    R. Aleluya, aleluya.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.

    Canto Evangélico

    Antifona: Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo. Aleluya.
    Benedictus Lc 1, 68-79
    El Mesías y su precursor
    Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
    porque ha visitado y redimido a su pueblo,
    suscitándonos una fuerza de salvación
    en la casa de David, su siervo,
    según lo había predicho desde antiguo
    por boca de sus santos profetas.
    Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
    y de la mano de todos los que nos odian;
    realizando la misericordia
    que tuvo con nuestros padres,
    recordando su santa alianza
    y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
    Para concedernos que, libres de temor,
    arrancados de la mano de los enemigos,
    le sirvamos con santidad y justicia,
    en su presencia, todos nuestros días.
    Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
    porque irás delante del Señor
    a preparar sus caminos,
    anunciando a su pueblo la salvación,
    el perdón de sus pecados.
    Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
    nos visitará el sol que nace de lo alto,
    para iluminar a los que viven en tinieblas
    y en sombra de muerte,
    para guiar nuestros pasos
    por el camino de la paz.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre,
    por los siglos de los siglos. Amén.

    Preces

    Nosotros, que hemos sido bautizados en el Espíritu Santo, glorifiquemos al Señor, junto
    con todos los bautizados, y roguémosle:
    Señor Jesús, santifícanos en el Espíritu.
    Envíanos, Señor, tu Espíritu Santo,
    — para que te confesemos ante los hombres como Señor y rey nuestro.
    Danos una caridad sincera,
    — para que nos amemos mutuamente, como buenos hermanos.
    Dispón con tu gracia el corazón de los fieles,
    — para que acojan con amor y alegría los dones del Espíritu.
    Danos la fortaleza del Espíritu Santo,
    — y haz que sane y vigorice lo que en nosotros está enfermo y débil.
    Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
    Bajo el impulso del Espíritu Santo, que ora en nuestro interior con gemidos inenarrables,
    dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro.

    Padre Nuestro

    Padre nuestro, que estás en el cielo,
    santificado sea tu nombre,
    venga tu reino,
    hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
    Danos hoy nuestro pan de cada día,
    perdona nuestras ofensas,
    como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
    no nos dejes caer en tentación,
    y líbranos del mal.

    Oración

    Oremos:
    Dios todopoderoso, concédenos conservar siempre en nuestra vida y en nuestras
    costumbres la alegría de estas fiestas de Pascua que nos disponemos a clausurar. Por
    nuestro Señor Jesucristo.
    Amén.