Lecturas
del Día V dentro de la Octava de la Natividad del Señor
29 Dic 2025
Primera Lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,3-11):
En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que
guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus
mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su
palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto
conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como
vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento
antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra
que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual
es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera
brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en
las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero
quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no
sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 95,1-2a.2b-3.5b-6
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo. R/.
Lecturas
del Día V dentro de la Octava de la Natividad del Señor
29 Dic 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,22-35)*
Cuando llegó el tiempo de la purificación,
según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para
presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo
primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como
dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en
Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el
consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo
del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor.
Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus
padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y
bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu
siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has
presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de
tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía
del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que
muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así
quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará
el alma.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Y he aquí que había en Jerusalén un hombre
llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de
Israel)
*Las cualidades de
Simeón están escritas en esta lectura para que pueda imitarlas. Simeón era
Justo, Piado, lleno de Esperanza y esperaba el consuelo para su pueblo. El
justo es aquel que se ajusta a las normas y precepto del Señor, no por miedo,
sino por amor. Las personas piadosas tienen una virtud que implica devoción
hacia el Señor. Simeón aguarda, con una paciencia probada en el amor, es un
hombre que tiene el poder de llenarse de Esperanza y al mismo tiempo provoca
que los que están cercanos a él también se llenen de Esperanza, se convierte en
una fuente inagotable, que de su interior brotan los buenos deseos de bienestar
de los demás*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
