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viernes, 14 de noviembre de 2025

LAS LECTURAS DEL SABADO 15 DE NOVIEMBRE 2025


 

Lecturas del Sábado de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

15 Nov 2025

Primera Lectura

Lectura del libro de la Sabiduría (18,14-16;19,6-9):

 

Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada de tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo. Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio la nube dando sombra al campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano, presenciando prodigios asombrosos. Retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.

 

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 104,2-3.36-37.42-43

 

R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor

 

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R/.

 

Hirió de muerte a los primogénitos del país,
primicias de su virilidad.
Sacó a su pueblo cargado de oro y plata,
y entre sus tribus nadie tropezaba. R/.

 

Porque se acordaba de la palabra sagrada
que había dado a su siervo Abrahán,
sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo. R/.

 

Lecturas del Sábado de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

15 Nov 2025

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8)*

 

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme justicia frente a mi adversario.» Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.»»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

 

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(Pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?)  

*Jesús maestro en muchas ocasiones decía a sus discípulos parábolas para enseñarles la necesidad de estar siempre cerca de la oración. Orar es una gracia que nos permite estar pendiente de la cercanía de Dios Padre, en nuestra vida. Este juez que ni temía a Dios, ni le importaban los hombres, sentía miedo de una viuda indefensa le exigía “Hazme justicia frente a mi adversario”. Es buen momento de preguntarnos ¿Cuáles son nuestros adversarios? Sabiendo que adversario, es quien se opone a nosotros, sabemos que satanás es nuestro adversario, porque él está totalmente opuesto a que nosotros, hagamos la voluntad de Dios. Es por eso que Jesús buen pastor nos invita a estar vigilantes porque nuestro enemigo o adversario busca siempre la manera de distáncianos del rebaño de Dios, para que seamos su presa y hacer de nosotros lo que él quiera. Jesús nuestro defensor, nos llama a estar siempre alerta día y noche en la oración, pues el mismo Dios y Padre, nos hará justicia porque somos sus elegidos, clamemos, pidamos y llamemos ante él, día y noche, porque el Dios, que creo el cielo y la tierra, nos hará justicia sin tardar. Trabajemos, oremos, tengamos fe y dejemos que sea Dios quien se preocupe de nosotros*.   

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.