Musica Para el Alma

martes, 7 de octubre de 2025

LAS LECTURAS DEL MIERCOLES 8 DE OCTUBRE 2025


 

Lecturas del Miércoles de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario

08 Oct 2025

Primera Lectura

Lectura de la profecía de Jonás (4,1-11)

 

Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Oró al Señor en estos términos: «Señor, ¿no es esto lo que me temía yo en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir.»
Respondióle el Señor: «¿Y tienes tú derecho a irritarte?»
Jonás había salido de la ciudad, y estaba sentado al oriente. Allí se había hecho una choza y se sentaba a la sombra, esperando el destino de la ciudad. Entonces hizo crecer el Señor un ricino, alzándose por encima de Jonás para darle sombra y resguardarle del ardor del sol. Jonás se alegró mucho de aquel ricino. Pero el Señor envió un gusano, cuando el sol salía al día siguiente, el cual dañó al ricino, que se secó. Y, cuando el sol apretaba, envió el Señor un viento solano bochornoso; el sol hería la cabeza de Jonás, haciéndole desfallecer.
Deseó Jonás morir, y dijo: «Más me vale morir que vivir.»
Respondió el Señor a Jonás: «¿Crees que tienes derecho a irritarte por el ricino?»
Contestó él: «Con razón siento un disgusto mortal.»
Respondióle el Señor: «Tú te lamentas por el ricino, que no cultivaste con tu trabajo, y que brota una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda, y gran cantidad de ganado?»

 

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 85,3-4.5-6.9-10

 

R/. Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad

 

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti. R/.

 

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R/.

 

Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.» R/.

 

Lecturas del Miércoles de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario

08 Oct 2025

Evangelio de hoy

*Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-4)*

 

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.»»

 

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(Señor, enséñanos a orar). 

*Jesús con sus palabras de gran maestro, me hace ver que lo primero y los importantes al iniciar mis oraciones, es aprender a decir la palabra: Abad Padre. Lo primero antes de iniciar cualquier oración es sentir, estar seguro y disfrutar sabiendo que Dios es mi Padre, es por eso que debo que tener mucho respeto al mencionar el nombre de Dios, porque su nombre debe ser santificado con mis obras. En mí siempre debe haber una seguridad especia porque el Señor está cerca de mí, como un buen padre siempre está cerca y pendiente de su hijo. Esta oración tiene un poder especial de sanación, porque sentirme perdonado, es signo de liberación y ser libre de cualquier esclavitud del mal, es una sanación interior, que me permite al mismo tiempo también perdonar a otros. Cada mañana al iniciar el día, el Señor me regala el pan diario que es: El Amor. El amor es el pan nuestro de cada día, y el pan del amor da y sobra, para compartir con otras personas*. 

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.