*Lecturas
del Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote*
Jueves, 12 de junio de 2025
Él fue traspasado por nuestras rebeliones
Lectura del libro de Isaías 52, 13—53, 12
Mirad, mi siervo
tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado
no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él
los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable
y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio?,
¿a quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como raíz en
tierra árida, sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto
atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado
a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros
sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de
Dios y humillado; pero él fue traspasado
por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo
saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como
ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
Maltratado,
voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como
oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién
meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los
pecados de mi pueblo lo hirieron.
Le dieron sepultura
con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes
ni hubo engaño en su boca.
El Señor quiso
triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus
años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.
Por los trabajos de su
alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará
a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.
Le daré una multitud
como parte; y tendrá como despojo una muchedumbre.
Porque expuso su vida
a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió
por los pecadores.
Salmo responsorial: Salmo 39, 6. 7. 8-9. 10. 11
(R.: 8a y 9a)
R. Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad.
Cuántas maravillas has
hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número. R.
R. Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad
Tú no quieres
sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R.
R. Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad
Entonces yo digo:
«Aquí estoy
—como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.
R. Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad
He proclamado tu
salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R.
R. Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad
No me he guardado en
el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R.
R. Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad
Tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de
Dios
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 12-23
Hermanos:
Cristo ofreció por los
pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de
Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como
estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda
ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Esto nos lo atestigua
también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: «Así será la alianza
que haré con ellos después de aquellos días —dice el Señor—: Pondré mis leyes
en sus corazones y las escribiré en su mente», añade: «Y no me acordaré ya de
sus pecados ni de sus crímenes». Donde hay perdón, no hay ofrenda por los
pecados.
Hermanos, teniendo
entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el
camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina,
o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios,
acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de
mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura.
Mantengámonos firmes
en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa.
Palabra de Dios.
Aleluya Is 42, 1
Mirad a mi siervo, a
quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.
Lecturas de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote
Jueves, 12 de junio de 2025
Esto es mi cuerpo
Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi
sangre
Lectura del santo evangelio según san Lucas 22,
14-20
Llegada la hora, se
sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:
—«He deseado
enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os
digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de
Dios». Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y
dijo: —«Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no
beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios». Y,
tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio,
diciendo: —«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en
memoria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con la copa,
diciendo: —«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se
derrama por vosotros».
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Con ansia he deseado comer esta Pascua con
vosotros antes de padecer)
*Esta lectura para
mi tiene un amor muy profundo, porque el Señor, tiene ansias, tiene deseo de
entregarse el mismo como mi alimento para sostener mi alma, mi vida y todo mi
ser. Qué bueno y que interesante es saber que el Señor, deseaba que llegara su
último día entre sus apóstoles aquí en esta tierra, para que descendiera como
lluvia sobre ellos Espíritu Santo, que les iba a explicar todo y que abriría de
una vez y para siempre el entendimiento. El amor del Señor, va más allá de toda
capacidad humana y me hace saber claramente que él, se hace presente por medio
de la sucesión apostólica atreves de los sacerdotes, que con el Espíritu Santo,
tienen la gracia y el poder de convertir el pan y el vino, en Cuerpo y Sangre
de nuestro Señor Jesucristo y esto es para mí el sello de la: Nueva y Eterna
Alianza*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.