Lecturas del Día VII dentro de
la Octava de la Natividad del Señor. San Silvestre I, papa
31 Dic 2024
Primera Lectura
Lectura
de la primera carta del apóstol san Juan (2,18-21):
Hijos
míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues
bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el
momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si
hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió
así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a
vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he
escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque
ninguna mentira viene de la verdad.
Palabra
de Dios
Salmo
Sal
95, 1-2. 11-12. 13-14
R/. Alégrese el cielo, goce la
tierra
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. R/.
Alégrese
el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R/.
Delante
del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R/.
Lecturas del Día VII dentro de
la Octava de la Natividad del Señor. San Silvestre I, papa
31 Dic 2024
Evangelio
*Comienzo
del santo evangelio según san Juan (1,1-18)*
En
el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la
Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de
la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En
la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que
se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les
da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de
sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se
hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria
propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da
testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: «El que viene detrás
de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.»» Pues de su plenitud
todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de
Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo
ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha
contado.
Palabra
del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Pero a
cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios).
*Esta lectura para mí, tiene su centro en el amor y en la misericordia
del Dios creador, el Dios que hace que las cosas sucedan. Juan el Bautista,
nunca se cansó de gritar: Arrepentíos y convertíos. Dios, manda a su hijo a mi
vida con la firme y clara decisión de hacerme su hijo por adopción, e hizo que
la palabra se hiciera carne y pudiera habitar dentro de mi corazón. La buena
noticia para mí es que el Señor, a todos los que desean recibir "A su
Hijo, y Su Palabra" les da poder de ser hijo de Dios. El Señor, atreves de
su hijo me hace una invitación para que me decida de una vez y para siempre entrar
en la gracia de amar su voluntad*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.