*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XXII
Del Común de pastores para un santo papa y del Común de doctores de la Iglesia.
Salterio II
3 de septiembre
SAN GREGORIO MAGNO, papa y doctor de la Iglesia (MEMORIA).
Nació en Roma hacia el año 540. Desempeñó primero diversos cargos públicos, y
llegó luego a ser prefecto de la Urbe. Más tarde se dedicó a la vida monástica,
fue ordenado diácono y nombrado legado pontificio en Constantinopla. El día 3
de septiembre del año 590 fue elegido papa, cargo que ejerció como verdadero
pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la propagación y
consolidación de la fe. Tiene escritas muchas obras sobre teología moral y
dogmática. Murió el día 12 de marzo del año 604.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de
la sabiduría.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de
la sabiduría.
Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el misterio del Padre;
con vosotros, la luz del Verbo;
en vosotros, la llama del Amor
que es fuego.
¡Hontanares de Dios!,
¡hombres del Evangelio!,
¡humildes inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres de barro tierno!
El mundo tiene hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos atan a lo efímero
y nos vamos perdiendo en el tiempo.
Para nosotros,
el misterio que aprendisteis del Padre;
con nosotros, la luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el Amor ingénito.
¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y un anhelo,
la angustia por la verdad,
por el error el miedo.
Dadnos una vida de rodillas
ante el misterio,
una visión de este mundo de muerte
y una esperanza de cielo.
Padre, te pedimos para la Iglesia
la ciencia de estos maestros. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Salmo 42 - DESEO DEL TEMPLO
Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Señor, Dios mío.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Ant 2. Protégenos, Señor, todos los días
de nuestra vida.
Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38,
10-14. 17-20
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»
Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estas acabando.
Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Protégenos, Señor, todos los días
de nuestra vida.
Ant 3. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en
Sión.
Salmo 64 - SOLEMNE ACCIÓN DE GRACIAS.
¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.
Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.
Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;
Tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.
Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;
riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
las rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en
Sión.
LECTURA BREVE Sb 7, 13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus
riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren
se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO BREVE
V. El pueblo cuenta su sabiduría.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. La asamblea pregona su alabanza.
R. Cuenta su sabiduría.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. Enséñame
Señor, a gustar y a comprender.
R. Porque me fío de tus mandatos.
PRIMERA LECTURA
De la primera carta a Timoteo 6, 11-21
LOS RICOS NO SEAN ALTANEROS, SINO GENEROSOS
Hermano: Como hombre de Dios que eres, huye de la
codicia del dinero, corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de
la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la dulzura. Combate el buen
combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y de la
que hiciste aquella solemne profesión delante de muchos testigos.
Te recomiendo en la presencia de Dios que da vida a todas las cosas, y de
Jesucristo, que ante Poncio Pilato rindió tan solemne testimonio, que conserves
el mandato sin tacha ni culpa hasta la manifestación de nuestro Señor
Jesucristo, manifestación que a su debido tiempo hará ostensible el
bienaventurado y único monarca, Rey de reyes y Señor de los señores, el único
inmortal, el que habita en la luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni
puede ver. A él sea el honor y el imperio eterno. Amén.
A los ricos de este mundo incúlcales que no sean altaneros y que no tengan
puesta su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, que nos
provee espléndidamente de todo, para que lo disfrutemos. Que practiquen la
beneficencia, que se hagan ricos en buenas obras, que sean generosos y
dadivosos, y que vayan atesorando para sí un excelente caudal de bienes para el
futuro, con el que podrán adquirir la vida verdadera.
Timoteo, guarda el depósito de la fe a ti confiado. Evita las inútiles y
perniciosas discusiones y las objeciones de una falsa ciencia. Algunos que se
adhirieron a ella se han desviado de la fe. La gracia sea con vosotros.
RESPONSORIO Col 2, 6. 7; Mt 6,
19. 20
R. Vivid según
Cristo Jesús, el Señor, tal como os lo enseñaron, enraizados y cimentados en él
y apoyados en la fe, como se os instruyó, * y
rebosad en continua acción de gracias.
V. No alleguéis tesoros en la tierra, sino
atesorad tesoros en el cielo.
R. Y rebosad en continua acción de gracias.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre
el profeta Ezequiel
(Libro 1, 11, 4-6: CCL 142, 170-172)
POR AMOR A CRISTO, CUANDO HABLO DE ÉL, NI A Mi
MISMO ME PERDONO
Hijo de hombre, te he puesto como atalaya en la
casa de Israel. Fijémonos cómo el Señor compara sus predicadores a un atalaya.
El atalaya está siempre en un lugar alto para ver desde lejos todo lo que se
acerca. Y todo aquel que es puesto como atalaya del pueblo de Dios debe, por su
conducta, estar siempre en alto, a fin de preverlo todo y ayudar así a los que
tiene bajo su custodia.
Estas palabras que os dirijo resultan muy duras para mí, ya que con ellas me
ataco a mí mismo, puesto que ni mis palabras ni mi conducta están a la altura
de mi misión.
Me confieso culpable, reconozco mi tibieza y mi negligencia. Quizá esta confesión
de mi culpabilidad me alcance el perdón del Juez piadoso. Porque, cuando estaba
en el monasterio, podía guardar mi lengua de conversaciones ociosas y estar
dedicado casi continuamente a la oración. Pero, desde que he cargado sobre mis
hombros la responsabilidad pastoral, me es imposible guardar el recogimiento
que yo querría, solicitado como estoy por tantos asuntos.
Me veo, en efecto, obligado a dirimir las causas, ora de las diversas Iglesias,
ora de los monasterios, y a juzgar con frecuencia de la vida y actuación de los
individuos en particular; otras veces tengo que ocuparme de asuntos de orden
civil, otras, de lamentarme de los estragos causados por las tropas de los
bárbaros y de temer por causa de los lobos que acechan al rebaño que me ha sido
confiado. Otras veces debo preocuparme de que no falte la ayuda necesaria a los
que viven sometidos a una disciplina regular, a veces tengo que soportar con
paciencia a algunos que usan de la violencia, otras, en atención a la misma
caridad que les debo, he de salirles al encuentro.
Estando mi espíritu disperso y desgarrado con tan diversas preocupaciones,
¿cómo voy a poder reconcentrarme para dedicarme por entero a la predicación y
al ministerio de la palabra? Además, muchas veces, obligado por las circunstancias,
tengo que tratar con las personas del mundo, lo que hace que alguna vez se
relaje la disciplina impuesta a mi lengua. Porque, si mantengo en esta materia
una disciplina rigurosa, sé que ello me aparta de los más débiles, y así nunca
podré atraerlos adonde yo quiero. y esto hace que, con frecuencia, escuche
pacientemente sus palabras, aunque sean ociosas. Pero, como yo también soy
débil, poco a poco me voy sintiendo atraído por aquellas palabras ociosas, y
empiezo a hablar con gusto de aquello que había empezado a escuchar con
paciencia, y resulta que me encuentro a gusto postrado allí mismo donde antes
sentía repugnancia de caer.
¿Qué soy yo, por tanto, o qué clase de atalaya soy, que no estoy situado, por
mis obras, en lo alto de la montaña, sino que estoy postrado aún en la llanura
de mi debilidad? Pero el Creador y Redentor del género humano es bastante
poderoso para darme a mí, indigno, la necesaria altura de vida y eficacia de
palabra, ya que por su amor, cuando hablo de él, ni a mí mismo me perdono.
RESPONSORIO
R. Sacando
enseñanzas morales de las sagradas Escrituras e interpretando sus misterios,
encauzó hacia los pueblos las corrientes de agua viva del Evangelio; * y
aun después de su muerte continúa hablando.
V. Recorriendo todo el mundo como un águila,
provee de alimento a los grandes y a los pequeños con su inmensa caridad.
R. Y aun después de su muerte continúa hablando.
*Lecturas del Martes de la 22ª semana del Tiempo
Ordinario*
Martes, 3 de septiembre de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (4,31-37)*
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados
enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con
autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar
a voces: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?
Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús le intimó: «¡Cierra la boca y sal!»
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin
hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes
con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.»
Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Gregorio, pastor eximio, fue un modelo acabado de vida pastoral y
nos legó una regla segura para seguir esa vida.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Gregorio, pastor eximio, fue un
modelo acabado de vida pastoral y nos legó una regla segura para seguir esa
vida.
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus
ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu
misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas
de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el
amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con
amor, te pedimos que, por intercesión del papa san Gregorio Magno, concedas el
espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores de la
Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo eterno de
sus pastores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: VERBO DE DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios, que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.
Palabra eternamente pronunciada
en la mente del Padre, ¡oh regocijo!,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de Virgen, hecha Hijo.
Las tinieblas de muerte y de pecado,
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.
Con destellos de luz que Dios envía,
no dejéis de brillar, faros divinos;
de los hombres y pueblos sed su guía,
proclamad la verdad en los caminos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. No podéis servir a Dios y al dinero.
Salmo 48 I - VANIDAD DE LAS RIQUEZAS
Oíd esto, todas las naciones,
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;
mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.
¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.
El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.
El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No podéis servir a Dios y al
dinero.
Ant 2. «Atesorad tesoros en el cielo»,
dice el Señor.
Salmo 48 II
Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Atesorad tesoros en el cielo»,
dice el Señor.
Ant 3. Digno es el Cordero degollado de
recibir el honor y la gloria.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10.
12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la
gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Digno es el Cordero degollado de
recibir el honor y la gloria.
LECTURA BREVE St 3, 17-18
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura
y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y
buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la
paz; y su fruto es la justicia.
RESPONSORIO BREVE
V. En la asamblea le da la palabra.
R. En la asamblea le da la palabra.
V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Le da la palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. En la asamblea le da la palabra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El papa san Gregorio realizaba en su vivir lo que enseñaba con sus
labios; así fue ejemplo vivo de aquella vida cristiana que explicó con su
palabra.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El papa san Gregorio realizaba en
su vivir lo que enseñaba con sus labios; así fue ejemplo vivo de aquella vida
cristiana que explicó con su palabra.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los
hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.
Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban
por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los
santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu,
los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado
de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con
amor, te pedimos que, por intercesión del papa san Gregorio Magno, concedas el
espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores de la
Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo eterno de
sus pastores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.