*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
LUNES SEMANA
I
LAUDES
(Oración de la mañana)
29 de julio
SANTA MARTA. (MEMORIA)
Era hermana de María y de Lázaro; cuando hospedó al Señor en su casa de Betania
se esforzó en servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con sus oraciones
impetró la resurrección de su hermano.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta
de santa Marta.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta
de santa Marta.
Himno: FINÍSIMO FUE EL LINO CON QUE ELLA.
Finísimo fue el lino con que ella
fue tejiendo, a lo largo de su vida,
esa historia de amor que la hace bella
a los ojos de Dios y bendecida.
Supo trenzar con tino los amores
del cielo y de la tierra, y santamente
hizo altar del telar de sus labores,
oración desgranada lentamente.
Flor virgen, florecida en amor santo,
llenó el hogar de paz y joven vida,
su dulce fortaleza fue su encanto,
la fuerza de su amor la fe vivida.
Una escuela de fe fue su regazo,
todos fueron dichosos a su vera,
su muerte en el Señor fue un tierno abrazo,
su vida será eterna primavera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5, 2-10. 12-13 - ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti te suplico, Señor; por la
mañana escucharás mi voz.
Ant 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Cantico: SÓLO A DIOS HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Ant 3. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
Salmo 28 - MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como
hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios la socorre al despuntar la aurora.
R. Dios la socorre al despuntar la aurora.
V. Teniendo a Dios en medio no vacila.
R. Al despuntar la aurora.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Dios la socorre al despuntar la aurora.
V. Enséñame
a cumplir tu voluntad.
R. Y a guardarla de todo corazón.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Job 29, 1-10; 30, 1. 9-23
LAMENTACIÓN DE JOB EN SU AFLICCIÓN
Volvió Job a tomar la palabra, diciendo:
«¡Quién me diera volver a los antiguos días, cuando Dios velaba sobre mí,
cuando su lámpara brillaba sobre mi cabeza y a su luz cruzaba las tinieblas!
Aquellos días de mi otoño, cuando Dios era un íntimo en mi tienda, el Todopoderoso
estaba aún conmigo y mis hijos me rodeaban. Cuando mis pies en leche se bañaban
y arroyos de aceite la roca me vertía.
Cuando salía a la puerta de la ciudad y mi asiento en la plaza colocaba, los
jóvenes, al verme, se apartaban, los ancianos en pie permanecían, los jefes
suspendían sus palabras y la mano ponían sobre su boca, enmudecía la voz de los
notables y su lengua se pegaba al paladar.
Ahora, en cambio, se burlan de mí muchachos más jóvenes que yo, a cuyos padres
nunca juzgué dignos ni de mezclarse con los perros de mi grey. Ahora, en
cambio, soy el tema de sus coplas, soy el blanco de sus burlas, me aborrecen,
aléjanse de mí, y aun se atreven a escupirme hasta en la cara. Dios ha aflojado
la cuerda de mi arco, y me humillan, rompiendo todo freno en mi presencia.
A mi derecha se levanta una canalla que prepara el camino a mi exterminio;
deshacen mi sendero, trabajan en mi ruina y nadie los detiene; irrumpen al
asalto por una ancha brecha, en medio del estruendo. Los terrores se vuelven
contra mí, mi dignidad se disipa como el aire y pasa como nube mi ventura.
Y ahora desfallece en mí mi alma: de día me amenaza la aflicción, la noche me
taladra hasta los huesos, pues no duermen las llagas que me roen. El me aferra
con violencia por la ropa, me sujeta por el cuello de la túnica, me ha tirado
en el fango y me confundo con el barro y la ceniza.
Grito hacia ti y tú no me respondes, espero en ti y tú no me haces caso. Te has
vuelto mi verdugo y me atacas con brazo vigoroso. Me levantas en vilo sobre el
viento y en medio del ciclón me zarandeas. Sí, ya sé que a la muerte me
conduces, a la cita de todos los vivientes.»
RESPONSORIO Jb 30, 17. 19; 7, 16
R. La noche me
taladra hasta los huesos, pues no duermen las llagas que me roen. * Me
ha tirado en el fango y me confundo con el barro y la ceniza.
V. Déjame, Señor, que mis días son un soplo.
R. Me ha tirado en el fango y me confundo con el
barro y la ceniza.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 103, 1-2. 6: PL 38, 613. 615)
DICHOSOS LOS QUE PUDIERON HOSPEDAR AL SEÑOR EN SU
PROPIA CASA
Las palabras del Señor nos advierten que, en medio
de la multiplicidad de ocupaciones de este mundo, hay una sola cosa a la que
debemos tender. Tender, porque somos todavía peregrinos, no residentes; estamos
aún en camino, no en la patria definitiva; hacia ella tiende nuestro deseo,
pero no disfrutamos aún de su posesión. Sin embargo, no cejemos en nuestro
esfuerzo, no dejemos de tender hacia ella, porque sólo así podremos un día
llegar a término.
Marta y María eran dos hermanas, unidas no sólo por su parentesco de sangre,
sino también por sus sentimientos de piedad; ambas estaban estrechamente unidas
al Señor, ambas le servían durante su vida mortal con idéntico fervor. Marta lo
hospedó, como se acostumbra a hospedar a un peregrino cualquiera. Pero, en este
caso, era una sirvienta que hospedaba a su Señor, una enferma al Salvador, una
creatura al Creador. Le dio hospedaje para alimentar corporalmente a aquel que
la había de alimentar con su Espíritu. Porque el Señor quiso tomar la condición
de esclavo para así ser alimentado por los esclavos, y ello no por necesidad,
sino por condescendencia, ya que fue realmente una condescendencia el permitir
ser alimentado. Su condición humana lo hacía capaz de sentir hambre y sed.
Así, pues, el Señor fue recibido en calidad de huésped, él, que vino a los
suyos y los suyos no lo recibieron; pero a cuantos lo recibieron dio poder de
llegar a ser hijos de Dios, adoptando a los siervos y convirtiéndolos en hermanos,
redimiendo a los cautivos y convirtiéndolos en coherederos. Pero que nadie de
vosotros diga: «Dichosos los que pudieron hospedar al Señor en su propia casa.»
No te sepa mal, no te quejes por haber nacido en un tiempo en que ya no puedes
ver al Señor en carne y hueso; esto no te priva de aquel honor, ya que el mismo
Señor afirma: Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos,
conmigo lo hicisteis.
Por lo demás, tú, Marta —dicho sea con tu venia, y bendita seas por tus buenos
servicios—, buscas el descanso como recompensa de tu trabajo. Ahora estás
ocupada en los mil detalles de tu servicio, quieres alimentar unos cuerpos que
son mortales, aunque ciertamente son de santos; pero ¿por ventura, cuando
llegues a la patria celestial, hallarás peregrinos a quienes hospedar,
hambrientos con quienes partir tu pan, sedientos a quienes dar de beber,
enfermos a quienes visitar, litigantes a quienes poner en paz, muertos a
quienes enterrar?
Todo esto allí ya no existirá; allí sólo habrá lo que María ha elegido: allí
seremos nosotros alimentados, no tendremos que alimentar a los demás. Por esto,
allí alcanzará su plenitud y perfección lo que aquí ha elegido María, la que
recogía las migajas de la mesa opulenta de la palabra del Señor. ¿Quieres saber
lo que allí ocurrirá? Dice el mismo Señor, refiriéndose a sus siervos: Os
aseguro que se pondrá de faena, los hará sentar a la mesa y se prestará a
servirlos.
RESPONSORIO Cf. Jn 12, 1-3
R. Después de
que Jesús resucitó a Lázaro, le ofrecieron un banquete en Betania, * y
Marta servía la mesa.
V. María tomó una libra de ungüento precioso y
ungió los pies de Jesús.
R. Y Marta servía la mesa.
Lecturas de Santos Marta, María
y Lázaro
29 Jul 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Mateo (13,31-35)*
En aquel
tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se
parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más
pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace
un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus
ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una
mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía
nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo
parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dijo Marta a Jesús: «Yo creo firmemente que tú eres el Mesías, el
Hijo de Dios, el que viene al mundo.»
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo Marta a Jesús: «Yo creo
firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que viene al mundo.»
PRECES
Unidos, hermanos, a las mujeres santas, aclamemos a Jesús, nuestro
Salvador, y supliquémosle diciendo:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesús, que perdonaste a la mujer pecadora sus muchos pecados porque tenía
mucho amor,
perdónanos también a nosotros porque hemos pecado mucho.
Señor Jesús, que fuiste asistido en tu misión evangélica por mujeres piadosas,
haz que también nosotros seamos fieles en nuestra misión apostólica.
Señor Jesús, a quien María escuchaba y Marta servía,
concédenos servirte siempre con fe y amor.
Señor Jesús, que llamaste hermano, hermana y madre a todos los que cumplen tu
voluntad,
haz que todos nosotros la cumplamos siempre de palabra y de obra.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Fieles a la recomendación del Salvador, digamos al Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, cuyo Hijo quiso aceptar la
hospitalidad que santa Marta le ofreció en su casa, haz que nosotros, por
intercesión de esta santa, estemos siempre dispuestos a servirte en cada uno de
nuestros hermanos y así merezcamos ser recibidos por ti en las moradas eternas,
al final de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: UN AMOR CASTO Y PURO
Un amor casto y puro
calladamente:
más grande que la vida
y que la muerte.
Dulce su casa,
y su marido en ella
se contemplaba.
Era su amor de madre
como una rosa:
pétalos de fragancia
y espinas rojas.
Y era su seno
un arrullo de lirios
y de silencios.
Olor a roja viña
y a tierna hogaza:
y su mano prudente
acariciaba.
Sus dedos limpios
iban tejiendo lana
para sus hijos.
Y Dios desde su cielo
se sonreía,
por la casta frescura
de fuente limpia.
Amor callado
que vestía al Cordero
de rojo y blanco. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor se complace en los justos.
Salmo 10 - EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor se complace en los justos.
Ant 2. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Salmo 14 - ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE Rm 8, 28-30
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve
para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había
escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el
primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que
llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios la eligió y la predestinó.
R. Dios la eligió y la predestinó.
V. La hizo morar en su templo santo.
R. Y la predestinó.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Dios la eligió y la predestinó.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús tenía particular afecto a Marta y a su hermana y a Lázaro.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús tenía particular afecto a
Marta y a su hermana y a Lázaro.
PRECES
Supliquemos a Dios en bien de su Iglesia por intercesión de las
santas mujeres y digámosle:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Por intercesión de las santas mártires, que con la fuerza del espíritu
superaron la muerte del cuerpo,
concede, Señor, a tu Iglesia ser fuerte en la tentación.
Por intercesión de las santas esposas, que por medio del matrimonio crecieron
en tu amor,
concede, Señor, a tu Iglesia la fecundidad apostólica.
Por intercesión de las santas viudas, que por la hospitalidad y la oración
superaron la soledad,
concede, Señor, a tu Iglesia ser para el mundo signo manifiesto de tu amor a
los hombres.
Por intercesión de las santas madres, que engendraron sus hijos no sólo para la
vida del mundo, sino también para la salvación eterna,
concede, Señor, a tu Iglesia engendrar para tu reino a todos los pueblos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por intercesión de todas las mujeres santas, que han sido ya admitidas a contemplar
la belleza de tu rostro,
concede, Señor, a los difuntos de la Iglesia gozar también de la luz eterna de
tu presencia.
Fieles a la recomendación del Salvador, digamos al Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, cuyo Hijo quiso aceptar la
hospitalidad que santa Marta le ofreció en su casa, haz que nosotros, por
intercesión de esta santa, estemos siempre dispuestos a servirte en cada uno de
nuestros hermanos y así merezcamos ser recibidos por ti en las moradas eternas,
al final de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.