*Las Lecturas del jueves 23*:
*Jesucristo, sumo y eterno sacerdote*
Él fue traspasado por nuestras rebeliones
Lectura del libro de Isaías 52, 13—53, 12
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá
mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni
tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes
cerrarán la boca, al ver algo inenarrable
y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio?, ¿a quién se reveló el
brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como raíz en
tierra árida, sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y
evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a
sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros
dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él
fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus
cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su
camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría
la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién
meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron
sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores aunque no había
cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor
quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su
descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su
mano. Por los trabajos de su alma verá la luz,
el justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará a muchos,
porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré
una multitud como parte; y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque
expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el
pecado de muchos e intercedió por los pecadores.
Lecturas del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote
Salmo responsorial: Salmo 39, 6. 7. 8-9. 10. 11 (R.:
8a y 9a)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número. R.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Entonces yo digo: «Aquí estoy
—como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Lecturas del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote
Tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de
Dios
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 12-23
Hermanos:
Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás,
un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que
falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a
los que van siendo consagrados.
Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En
efecto, después de decir: «Así será la alianza que haré con ellos después de
aquellos días —dice el Señor—: Pondré mis leyes en sus corazones y las
escribiré en su mente», añade: «Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus
crímenes». Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Hermanos, teniendo entrada libre al santuario, en
virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha
inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo
un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón
sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el
cuerpo lavado en agua pura.
Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos,
porque es fiel quien hizo la promesa.
Palabra de Dios.
Aleluya Is 42, 1
Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.
*Lecturas de
Jesucristo, sumo y eterno sacerdote*
Esto es mi cuerpo
Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre
*Lectura del
santo evangelio según san Lucas 22, 14-20*
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y
les dijo:
—«He deseado enormemente comer esta comida pascual
con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer,
hasta que se cumpla en el reino de Dios».
Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias
y dijo:
—«Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os
digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de
Dios».
Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo
partió y se lo dio, diciendo:
—«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros;
haced esto en memoria mía».
Después de cenar, hizo lo mismo con la copa,
diciendo:
—«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi
sangre, que se derrama por vosotros».
Palabra
del Señor.
*Que
la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Con
ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer)
*Esta lectura para mi tiene un amor muy profundo,
porque el Señor tiene ansias de entregarse el mismo como mi alimento para
sostener mi alma y mi vida. Como es de interesante saber que el Señor, deseaba
que llegara su último día entre los apóstoles aquí en esta tierra, para que
descendiera como lluvia el Espíritu Santo, sobre los apóstoles y sobre todos
nosotros. El amor del Señor, va más allá y nos hace saber claramente que él, se
hace presente por medio de hombres débiles que él, mismo los transforma en los
sacerdotes y les da el poder de convertir el pan y el vino en Cuerpo y Sangre
del mismo Señor Jesucristo, esto es un signo y un sello de la: Nueva y Eterna
Alianza*.
*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones
antes que mis palabras*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.