*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*SABADO
SEMANA IV DE PASCUA*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Señor abre
mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Himno: VELARON LAS ESTRELLAS EL SUEÑO DE SU MUERTE
Velaron las estrellas el sueño de su muerte,
sus luces de esperanzas las recogió ya el sol,
en haces luminosos la aurora resplandece,
es hoy el nuevo día en que el Señor actuó.
Los pobres de sí mismos creyeron su palabra,
la noche de los hombres fue grávida de Dios,
él dijo volvería colmando su esperanza,
más fuerte que la muerte fue su infinito amor.
De angustia estremecida lloró y gimió la tierra,
en lágrimas y sangre su humanidad vivió,
pecado, mal y muerte perdieron ya su fuerza,
el Cristo siempre vivo es hoy nuestro blasón.
De gozo reverdecen los valles y praderas,
los pájaros y flores, su canto y su color,
celebran con los hombres la eterna primavera
del día y la victoria en que el Señor actuó.
Recibe, Padre santo, los cánticos y amores
de cuantos en tu Hijo hallaron salvación,
tu Espíritu divino nos llene de sus dones,
los hombres y los pueblos se abran a tu Amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¡Qué
magníficas son tus obras, Señor! Aleluya.
Salmo 91 -
ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. ¡Qué
magníficas son tus obras, Señor! Aleluya.
Ant 2.
Derramaré sobre vosotros un agua pura. Aleluya.
Cántico: DIOS
RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant.
Derramaré sobre vosotros un agua pura. Aleluya.
Ant 3. Todo
es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Aleluya.
Salmo 8 -
MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Todo es
vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. Aleluya.
LECTURA
BREVE Rm 14, 7-9
Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si
vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin,
que tanto en vida como en muerte somos del Señor. Para esto murió Cristo y
retornó a la vida, para ser Señor de vivos y muertos.
RESPONSORIO
BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
PRIMERA
LECTURA
De los Hechos
de los apóstoles 15, 36--16
COMIENZO DEL
SEGUNDO VIAJE DE PABLO
Después de pasado algún tiempo, dijo Pablo a Bernabé:
«Vamos a recorrer todas las ciudades donde hemos predicado la
palabra del Señor, para visitar a los hermanos y ver cómo están.»
Bernabé quería llevar consigo también a Juan, llamado Marcos. Pero
Pablo era de parecer que no debían llevar a uno que los había abandonado desde
Panfilia, y no los había acompañado en la obra de la evangelización. Se
acaloraron los ánimos hasta el punto de separarse el uno del otro. Bernabé,
tomando consigo a Marcos, se embarcó para Chipre; Pablo, en cambio, tomando por
compañero a Silas, y encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, salió
a recorrer Siria y Cilicia, fortaleciendo a las Iglesias en la fe.
Así llegó a Derbe y, luego, a Listra. Había aquí un discípulo,
llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego, y muy bien
considerado por los fieles de Listra y de Iconio. Decidió Pablo tomarlo por
compañero; y, para eso, lo hizo circuncidar a causa de los judíos que vivían en
aquella región; porque todos sabían que su padre era griego. Según iban
recorriendo los pueblos, les comunicaban los decretos de los apóstoles y
presbíteros de Jerusalén, para que los guardasen. Así las Iglesias se
fortalecían en la fe y crecían de día en día en número de fieles.
Atravesaron Frigia y el país de Galacia, pues el Espíritu Santo
les había prohibido predicar el Evangelio en la provincia romana de Asia, y,
llegados a Misia, intentaron pasar a Bitinia; pero tampoco se lo permitió el
Espíritu de Jesús. Atravesando, pues, Misia, bajaron a Tróade. Por la noche,
tuvo Pablo una visión: se le apareció un macedonio que le suplicaba:
«Pasa a Macedonia y ayúdanos.»
Después de la visión, buscamos en seguida oportunidad para pasar a
Macedonia, porque estábamos seguros de que Dios nos llamaba para predicarles el
Evangelio. Zarpando, pues, de Tróade, navegamos directos a Samctracia y, al día
siguiente, llegamos a Neápolis. De allí a Filipos, colonia romana y una de las
primeras ciudades de este distrito de Macedonia, donde pasamos algunos días. El
sábado salimos fuera de la puerta, junto a la orilla del río, al lugar donde
pensábamos que había una casa destinada a la oración. Nos sentamos y hablamos
con las mujeres que se habían reunido allí. Una mujer, llamada Lidia,
negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, y que adoraba al verdadero
Dios, nos escuchaba con toda atención. El Señor dispuso su corazón para que
acogiese favorablemente la doctrina que enseñaba Pablo, y se hizo bautizar con
todos los suyos. Luego nos hizo este ruego:
«Si efectivamente me tenéis por fiel discípula del Señor, entrad
en mi casa y alojaos allí.»
Y nos obligó a ello.
RESPONSORIO
1Tm 2, 4-5; Hch 16, 9
R. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno
conocimiento de la verdad. * Porque hay un solo Dios, y único es el mediador
entre Dios y los hombres. Aleluya.
V. Por la noche, tuvo Pablo una visión: se le apareció un macedonio
que le suplicaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos.»
R. Porque hay un solo Dios, y único es el mediador entre Dios y
los hombres. Aleluya.
SEGUNDA
LECTURA
Del
Comentario de san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre la carta a los Romanos
(Cap. 15, 7:
PG 74. 854-855)
ALCANZÓ A
TODOS LA MISERICORDIA DIVINA Y FUE SALVADO TODO EL MUNDO
Nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo y somos miembros
los unos de los otros, tal como está escrito, y es Cristo quien nos une,
mediante los vínculos de la caridad: Él ha hecho de los dos pueblos una sola
cosa, derribando el muro que los separaba; él ha abolido la ley con sus
mandamientos y reglas. Conviene, pues, que tengamos todos un mismo sentir: que,
si un miembro sufre, los demás miembros sufran con él y que, si un miembro es
honrado, se alegren todos los miembros.
Acogeos unos a otros -dice el Apóstol-, como Cristo nos acogió
para gloria de Dios. Nos acogeremos unos a otros si nos esforzamos en tener un
mismo sentir; llevando los unos las cargas de los otros, conservando la unidad
del Espíritu, con el vínculo de la paz. Así es como nos acogió Dios a nosotros
en Cristo. Pues no engaña el que dice: Tanto amó Dios al mundo que le entregó
su Hijo por nosotros. Fue entregado, en efecto, para la redención de la vida de
todos nosotros, y así fuimos arrancados de la muerte, redimidos de la muerte y
del pecado. Y el mismo Apóstol explica el objetivo de esta realización de los
designios de Dios, cuando dice que Cristo consagró su ministerio al servicio de
los judíos, por exigirlo la fidelidad de Dios. Pues, como Dios había prometido
a los patriarcas que los bendeciría en su descendencia futura y que los
multiplicaría como las estrellas del cielo, por esto apareció en la carne y se
hizo hombre el que era Dios y la Palabra en persona, el que conserva toda cosa
creada y da a todos la incolumidad, por su condición de Dios. Vino a este mundo
en la carne, mas no para ser servido, sino, al contrario, para servir, como
dice él mismo, y entregar su vida por la redención de una multitud.
Él afirma haber venido de modo visible para cumplir las promesas
hechas a Israel. Decía en efecto: No me ha enviado Dios sino a las ovejas
descarriadas del pueblo de Israel. Por esto, con verdad afirma Pablo que Cristo
consagró su ministerio al servicio de los judíos, para dar cumplimiento a las
promesas hechas a los padres y para que los paganos alcanzasen misericordia, y
así ellos también le diesen gloria como a creador y hacedor, salvador y
redentor de todos. De este modo alcanzó a todos la misericordia divina, sin
excluir a los paganos, de manera que el designio de la sabiduría de Dios en
Cristo obtuvo su finalidad; por la misericordia de Dios, en efecto, fue salvado
todo el mundo, en lugar de los que se habían perdido.
RESPONSORIO
Hch 13, 46-47
R. A vosotros, antes que a nadie, debíamos anunciar la palabra de
Dios, mas, como la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, *
nosotros nos volvemos ahora a las naciones. Aleluya.
V. Así nos lo ordena el Señor: «Te he puesto como luz de los
pueblos.»
R. Nosotros nos volvemos ahora a las naciones. Aleluya.
*Lecturas
de la 4ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado,
27 de abril de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (14,7-14)*
«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi
Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto
a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo
estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta
propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo
estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que
yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi
nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo
en mi nombre, yo lo haré».
Palabra
del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de
gloria que no se marchita. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de
gloria que no se marchita. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, que nos ha manifestado la vida eterna, y
digámosle confiados:
Que tu resurrección, Señor, nos haga crecer en gracia.
Pastor eterno, contempla con amor a tu pueblo, que se levanta
ahora del descanso,
y aliméntalo durante este día con tu palabra y tu eucaristía.
No permitas que seamos arrebatados por el lobo que devora o
entregados por el mercenario que huye,
sino haz que escuchemos siempre tu voz de buen pastor.
Tú que actúas siempre juntamente con los ministros de tu Evangelio
y confirmas su palabra con tu gracia,
haz que durante este día proclamemos tu resurrección con nuestras
palabras y con nuestra vida.
Sé, Señor, tú mismo nuestro gozo, el gozo que nadie puede
arrebatarnos,
y haz que, alejados de toda tristeza, fruto del pecado, tengamos
hambre de poseer tu vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de
Jesús, nuestro maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, asístenos con tu gracia para que
llevemos a su más plena realidad, en nosotros mismos, el misterio pascual que
estamos celebrando, y para que así los que hemos renacido en el bautismo demos
frutos abundantes de vida cristiana y alcancemos finalmente los goces de la
vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
*HORA NONA*
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REINA EL SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO
Reina el Señor allí donde ninguno
ciñe corona que haya dado el mundo;
reina el Señor allí donde la vida
sin lágrimas es río de delicias.
Reina el Señor, el compasivo siervo,
que en sus hombros cargó nuestro madero;
vive el muerto en la cruz, el sepultado
y con hierro sellado y custodiado.
Cruzó el oscuro valle de la muerte
hasta bajar a tumba de rebeldes;
fingía que era suya nuestra pena,
y en silencio escuchó nuestra sentencia.
Pero reina el Señor, la tierra goza,
y ya se escuchan los cánticos de boda.
¡Gloria al Señor Jesús resucitado,
nuestra esperanza y triunfo deseado! Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 125 -
DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE 2Co 5, 14-15
El amor de Cristo nos apremia, al pensar que, si uno murió por
todos, consiguientemente todos murieron en él; y murió por todos, para que los
que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
V. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.
R. Porque ya es tarde. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, asístenos con tu gracia para que
llevemos a su más plena realidad, en nosotros mismos, el misterio pascual que
estamos celebrando, y para que así los que hemos renacido en el bautismo demos
frutos abundantes de vida cristiana y alcancemos finalmente los goces de la
vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
*I VÍSPERAS*
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REVESTIDOS DE BLANCAS VESTIDURAS
Revestidos de blancas vestiduras,
vayamos al banquete del Cordero
y, terminado el cruce del mar Rojo
alcemos nuestro canto al rey eterno.
La caridad de Dios es quien nos brinda
y quien nos da a beber su sangre propia,
y el Amor sacerdote es quien se ofrece
y quien los miembros de su cuerpo inmola.
Las puertas salpicadas con tal sangre
hacen temblar al ángel vengativo,
y el mar deja pasar a los hebreos
y sumerge después a los egipcios.
Ya el Señor Jesucristo es nuestra pascua,
ya el Señor Jesucristo es nuestra víctima:
el ázimo purísimo y sincero
destinado a las almas sin mancilla.
Oh verdadera víctima del cielo,
que tiene a los infiernos sometidos,
ya rotas las cadenas de la muerte,
y el premio de la vida recibido.
Vencedor del averno subyugado,
el Redentor despliega sus trofeos
y, sujetando al rey de las tinieblas,
abre de par en par el alto cielo.
Para que seas, oh Jesús, la eterna
dicha pascual de nuestras almas limpias,
líbranos de la muerte del pecado
a los que renacimos a la vida.
Gloria sea a Dios Padre y a su Hijo,
que de los muertos ha resucitado,
así como también al sacratísimo
Paracleto, por tiempo ilimitado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El alzar de mis manos suba a ti, Señor, como ofrenda de la
tarde. Aleluya.
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El alzar de mis manos suba a ti, Señor, como ofrenda de la
tarde. Aleluya.
Ant 2. Me sacaste de la prisión: por eso doy gracias a tu nombre.
Aleluya.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Me sacaste de la prisión: por eso doy gracias a tu nombre.
Aleluya.
Ant 3. El Hijo de Dios aprendió, sufriendo, a obedecer; y se ha
convertido para los que lo obedecen en autor de salvación eterna. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El Hijo de Dios aprendió, sufriendo, a obedecer; y se ha
convertido para los que lo obedecen en autor de salvación eterna. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 2, 9-10
Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir
de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Vosotros, que en otro tiempo
no erais pueblo, sois ahora pueblo de Dios; vosotros, que estabais excluidos de
la misericordia, sois ahora objeto de la misericordia de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino
por mí. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino
por mí. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, vida y resurrección de todos los hombres, y
digámosle con fe:
Hijo de Dios vivo, protege a tu pueblo.
Te rogamos, Señor, por tu Iglesia extendida por todo el mundo:
santifícala y haz que cumpla su misión de llevar tu reino a todos
los hombres.
Te pedimos por los que sufren hambre y por los que están tristes,
por los enfermos, los oprimidos y los desterrados:
dales, Señor, ayuda y consuelo.
Te pedimos por los que se han apartado de ti por el error o por el
pecado:
que obtengan la gracia de tu perdón y el don de una vida nueva.
Salvador del mundo, tú que fuiste crucificado, resucitaste y has
de venir a juzgar al mundo,
ten piedad de nosotros, pecadores.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Te rogamos, Señor, por los que viven en el mundo
y por los que han salido ya de él, con la esperanza de la
resurrección.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que nos has enviado la redención y concedido la
filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, y
concédenos, por nuestra fe en Cristo, la verdadera libertad y la herencia
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos
ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Dt 6,4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás
al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las
fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás
a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y
levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al
clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la
resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.