*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*DOMINGO DE
LA IV SEMANA DE PASCUA*
LAUDES
(Oración de
la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Señor abre
mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Himno: ESTABA
AL ALBA MARÍA
Estaba al alba María,
llamándole con sus lágrimas.
Vino la Gloria del Padre
y amaneció el primer día.
Envuelto en la blanca túnica
de su propia luz divina
-la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía-,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.
Estaba al alba María,
la fiel esposa que aguarda.
Mueva el Espíritu al aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la Pascua
de la carne sin mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el esposo,
venido de la colina!
Estaba al alba María,
porque era la enamorada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. No he
de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Aleluya.
Salmo 117 -
HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. No he de
morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Aleluya.
Ant 2.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. Aleluya.
Cántico: QUE
LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Bendito
tu nombre, santo y glorioso. Aleluya.
Ant 3. Dad
gloria a nuestro Dios, él es la Roca, sus obras son perfectas, sus caminos son
justos. Aleluya.
Salmo 150 -
ALABAD AL SEÑOR
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Dad
gloria a nuestro Dios, él es la Roca, sus obras son perfectas, sus caminos son
justos. Aleluya.
LECTURA
BREVE Hch 10, 40-43
Dios resucitó a Jesús al tercer día e hizo que se apareciese no a
todo el pueblo, sino a nosotros, que somos los testigos elegidos de antemano
por Dios. Nosotros hemos comido y bebido con él, después que Dios lo resucitó
de entre los muertos. Y él nos mandó predicar al pueblo y atestiguar que ha sido
constituido por Dios juez de vivos y muertos. De él hablan todos los profetas y
aseguran que cuantos tengan fe en él recibirán por su nombre el perdón de sus
pecados.
RESPONSORIO
BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya, aleluya.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya,
aleluya.
V. Tú que has resucitado de entre los muertos.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya,
aleluya.
V. Mi corazón se alegra. Aleluya.
R. Y te canto agradecido. Aleluya.
LECTURA AÑO
(II)
De los Hechos
de los apóstoles 12, 1-23
PEDRO ES
LIBERADO DE LA CÁRCEL POR UN ÁNGEL
Por aquel tiempo, el rey Herodes se apoderó de algunos fieles de
la Iglesia con el fin de hacerles daño, e hizo morir por la espada a Santiago,
hermano de Juan. Y, viendo que esto era del agrado de los judíos, resolvió
prender también a Pedro. Era por los días de los panes ázimos. Una vez que se
apoderó de él, lo hizo meter en la cárcel y lo puso bajo la vigilancia de
cuatro escuadras de cuatro soldados cada una. Tenía el propósito de hacerlo
comparecer en juicio ante el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba
detenido en la cárcel, la Iglesia oraba incesantemente por él.
La noche anterior al día en que Herodes iba a hacerlo comparecer
en su tribunal, se hallaba Pedro atado con dos cadenas y durmiendo entre dos
soldados. Mientras tanto, los centinelas hacían guardia ante las puertas de la
cárcel. De repente, se presentó un ángel del Señor, y el calabozo se llenó de
luz. El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo:
«Levántate en seguida.»
Y, al momento, cayeron las cadenas de sus manos. Le dijo el ángel:
«Ponte el ceñidor y las sandalias.»
Él obedeció. En seguida el ángel añadió:
«Envuélvete en tu manto y sígueme.»
Salió Pedro fuera, detrás de él; pero no se daba cuenta de si era
realidad lo que estaba haciendo el ángel; le parecía que estaba viendo un
sueño. Después de atravesar la primera y segunda guardia, llegaron a la puerta
de hierro que daba a la ciudad; la puerta se abrió por sí misma. Salieron y
avanzaron por una calle, y, de pronto, el ángel desapareció. Pedro, dándose
cuenta de la realidad, exclamó:
«Ahora comprendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel y
me ha librado de las garras de Herodes y de todo lo que el pueblo judío
esperaba.»
Después de pensar un momento, se dirigió a casa de María, la madre
de Juan, por sobrenombre Marcos, donde había muchos fieles reunidos en oración.
Golpeó la puerta del vestíbulo, y salió a abrir una criada, llamada Rode. Ésta,
al reconocer la voz de Pedro, fuera de sí de alegría, nó abrió la puerta, sino
que entró corriendo a avisar que Pedro estaba en el vestíbulo. Ellos le
dijeron:
«Tú estás loca.»
Pero ella afirmaba con insistencia que era verdad. Entonces
dijeron:
«Será su ángel.»
Mientras tanto, Pedro seguía llamando. Abriéronle por fin y, al
verlo, quedaron estupefactos. Haciéndoles señas con la mano de que callasen,
les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Luego añadió:
«Comunicad esto a Santiago y a los demás hermanos.»
Y se marchó a otro lugar. Cuando se hizo de día, se produjo gran
alarma entre los soldados, porque no sabían qué había sido de Pedro. Herodes lo
hizo buscar y, al no hallarlo, sometió a interrogatorio a los guardias y los
mandó ajusticiar. Luego, bajó de Judea a Cesárea y se quedó allí. Estaba muy
irritado contra los tirios y los sidonios. Éstos, de común acuerdo, vinieron a
presentarse ante él, y, por medio de Blasto, tesorero real, a quien se habían
ganado con dinero, pidieron hacer las paces; pues el país de los tirios y los
sidonios dependía económicamente del territorio real de Herodes. El día
señalado, Herodes, vestido regiamente y sentado en su trono, les dirigió una
alocución. Y el pueblo allí reunido comenzó a decir a grandes voces:
«Es un dios, no un hombre, el que está hablando.»
Pero, al instante, lo hirió un ángel del Señor, porque no había
dado gloria a Dios; y luego, comido de gusanos, expiró.
RESPONSORIO
Cf. Hch 12, 7
R. Levántate, Pedro, y vístete; recibe la fortaleza para salvar a
las naciones. * Porque han caído las cadenas de tus manos. Aleluya.
V. Se presentó un ángel del Señor, y el calabozo se llenó de luz.
El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: «Levántate en
seguida.»
R. Porque han caído las cadenas de tus manos. Aleluya.
SEGUNDA
LECTURA
De las
Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios
(Homilía 14,
3-6: PL 76, 1129-1130)
CRISTO EL
BUEN PASTOR
Yo soy el buen Pastor, y conozco a mis ovejas, es decir, las amo,
y ellas me conocen a mi. Es como si dijese con toda claridad: «Los que me aman
me obedecen.» Pues el que no ama la verdad es que todavía no la conoce.
Ya que habéis oído, hermanos, cuál sea nuestro peligro, pensad
también, por estas palabras del Señor, cuál es el vuestro. Ved si sois
verdaderamente ovejas suyas, ved si de verdad lo conocéis, ved si percibís la
luz de la verdad. Me refiero a la percepción no por la fe, sino por el amor y
por las obras. Pues el mismo evangelista Juan, de quien son estas palabras,
afirma también: Quien dice: «Yo conozco a Dios», y no guarda sus mandamientos,
miente.
Por esto el Señor añade, en este mismo texto: Como el Padre me
conoce a mi, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas, lo que equivale
a decir: «En esto consiste mi conocimiento del Padre y el conocimiento que el
Padre tiene de mí, en que doy mi vida por mis ovejas; esto es, el amor que me hace
morir por mis ovejas demuestra hasta qué punto amo al Padre.»
Referente a sus ovejas, dice también: Mis ovejas oyen mi voz; yo
las conozco y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Y un poco antes había
dicho también acerca de ellas: El que entre por mi se salvará, disfrutará de
libertad para entrar y salir, y encontrará pastos abundantes. Entrará, en
efecto, al abrirse a la fe, saldrá al pasar de la fe a la visión y la
contemplación, encontrará pastos en el banquete eterno.
Sus ovejas encontrarán pastos, porque todo aquel que lo sigue con
un corazón sencillo es alimentado con un pasto siempre verde. ¿Y cuál es el
pasto de estas ovejas, sino el gozo íntimo de un paraíso siempre lozano? El
pasto de los elegidos es la presencia del rostro de Dios, que, al ser
contemplado ya sin obstáculo alguno, sacia para siempre el espíritu con el
alimento de vida.
Busquemos, pues, queridos hermanos, estos pastos, para alegrarnos
en ellos junto con la multitud de los ciudadanos del cielo. La misma alegría de
los que ya disfrutan de este gozo nos invita a ello. Por tanto, hermanos,
despertemos nuestro espíritu, enardezcamos nuestra fe, inflamemos nuestro deseo
de las cosas celestiales; amar así es ponernos ya en camino.
Que ninguna adversidad nos prive del gozo de esta fiesta interior,
porque al que tiene la firme decisión de llegar a término ningún obstáculo del
camino puede frenarlo en su propósito. No nos dejemos seducir por la
prosperidad, ya que sería un caminante insensato el que, contemplando la
amenidad del paisaje, se olvidara del término de su camino.
RESPONSORIO
Cf. Jn 10, 14. 15; 1Co 5, 7
R. Resucitó el buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas; * él
se dignó morir por su rebaño. Aleluya.
V. Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado.
R. Él se dignó morir por su rebaño. Aleluya.
*Lecturas
del Domingo 4º de Pascua - Ciclo B*
Domingo,
21 de abril de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (10,11-18)*
En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor.
El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni
dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo
hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las
ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen,
igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las
ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas
las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo
Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder
recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder
para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi
Padre.»
Palabra
del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Yo soy
el Pastor de las ovejas; yo soy el camino, la verdad y la vida; yo soy el buen
Pastor, y conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Yo soy
el Pastor de las ovejas; yo soy el camino, la verdad y la vida; yo soy el buen
Pastor, y conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Aleluya.
PRECES
Invoquemos a Dios, Padre todopoderoso, que resucitó a Jesús,
nuestro jefe y salvador, y aclamémoslo, diciendo:
*Ilumínanos,
Señor, con la luz de Cristo*.
Padre santo, que hiciste pasar a tu Hijo amado de las tinieblas de
la muerte a la luz de tu gloria,
haz que podamos llegar también nosotros a tu luz admirable.
Tú que nos has salvado por la fe,
haz que vivamos hoy según la fe que profesamos en nuestro
bautismo.
Tú que quieres que busquemos las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a tu derecha,
líbranos de la seducción del pecado.
Haz que nuestra vida, oculta en ti con Cristo, brille en el mundo,
para que aparezcan los cielos nuevos y la tierra nueva.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos ahora al Padre con las palabras que el Espíritu del
Señor resucitado pone en nuestra boca:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo
inmenso de la resurrección de Jesucristo, te pedimos que nos lleves a gozar de
las alegrías celestiales, para que así llegue también el humilde rebaño hasta
donde penetró su victorioso Pastor. Él, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL FIN SERÁ LA PAZ Y LA CORONA
Al fin será la paz y la corona,
los vítores, las palmas sacudidas,
y un aleluya inmenso como el cielo
para cantar la gloria del Mesías.
Será el estrecho abrazo de los hombres,
sin muerte, sin pecado, sin envidia;
será el amor perfecto del encuentro,
será como quien llora de alegría.
Porque hoy remonta el vuelo el sepultado
y va por el sendero de la vida
a saciarse de gozo junto al Padre
y a preparar la mesa de familia.
Se fue, pero volvía, se mostraba,
lo abrazaban, hablaba, compartía;
y escondido la Iglesia lo contempla,
lo adora más presente todavía.
Hundimos en sus ojos la mirada,
y ya es nuestra la historia que principia,
nuestros son los laureles de su frente,
aunque un día le dimos las espinas.
Que el tiempo y el espacio limitados
sumisos al Espíritu se rindan,
y dejen paso a Cristo omnipotente,
a quien gozoso el mundo glorifica. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo,
sentado a la derecha de Dios. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado
a la derecha de Dios. Aleluya.
Ant 2. En las tinieblas brilla una luz para el justo. Aleluya.
Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. En las tinieblas brilla una luz para el justo. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro
Dios. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro
Dios. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 10, 12-14
Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los
pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que
falta «hasta que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies». Así, con
una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los
que ha santificado.
RESPONSORIO BREVE
V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
V. Y se ha aparecido a Simón.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mis ovejas atienden a mi voz, y yo, el Señor, las conozco a
ellas. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Mis ovejas atienden a mi voz, y yo, el Señor, las conozco a
ellas. Aleluya.
PRECES
Oremos a Dios Padre, que resucitó a su Hijo Jesucristo y lo exaltó
a su derecha, y digámosle:
Haz que participemos, Señor, de la gloria de Cristo.
Padre justo, que por la victoria de la cruz elevaste a Cristo
sobre la tierra,
atrae hacia él a todos los hombres.
Por tu Hijo glorificado, envía, Señor, sobre tu Iglesia al
Espíritu Santo,
a fin de que tu pueblo sea en medio del mundo signo de la unidad
de los hombres.
Conserva en la fe de su bautismo a la nueva prole renacida del
agua y del Espíritu Santo,
para que alcance la vida eterna.
Por tu Hijo glorificado, ayuda, Señor, a los que sufren, da la
libertad a los presos, la salud a los enfermos
y la abundancia de tus bienes a todos los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A nuestros hermanos difuntos, a quienes mientras vivían en este
mundo diste el cuerpo y la sangre de tu Hijo glorioso,
concédeles la gloria de la resurrección en el último día.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo
inmenso de la resurrección de Jesucristo, te pedimos que nos lleves a gozar de
las alegrías celestiales, para que así llegue también el humilde rebaño hasta
donde penetró su victorioso Pastor. Él, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos
ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no
habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor
Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en
este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno,
descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente
tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.