*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO DE CUARESMA*
*LUNES
DE LA SEMANA I*
Propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: CUÁNTAS VECES, SEÑOR, ME HABÉIS LLAMADO
¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!
Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas atrevido,
al mismo precio que me habéis comprado.
Besos de paz os di para ofenderos,
pero si fugitivos de su dueño
yerran cuando los hallan los esclavos,
hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño
y tendréisme seguro con tres clavos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5, 2-10. 12-13 - ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti te suplico, Señor; por la
mañana escucharás mi voz.
Ant 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Cantico: SÓLO A DIOS HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Ant 3. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
Salmo 28 - MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
LECTURA BREVE Ex 19, 4-6a
Vosotros habéis visto cómo os saqué sobre alas de águila y os traje hacia mí;
ahora pues, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, seréis mi especial
propiedad entre todos los pueblos, pues mía es toda la tierra. Seréis para mí
un reino de sacerdotes y una nación santa.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 6, 2-13
SEGUNDO RELATO DE LA VOCACIÓN DE MOISÉS
En aquellos días, dijo Dios a Moisés:
«Yo soy el Señor, yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob, como "Dios
de las montañas", pero no les di a conocer mi nombre. Yo hice alianza con
ellos, prometiéndoles la tierra de Canaán, tierra de sus andanzas (donde habían
residido). Yo también escuché las quejas de los israelitas cuando los egipcios
los esclavizaban, y me acordé de la alianza. Por tanto, di a los israelitas:
"Yo soy el Señor: os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, os
libraré de vuestra esclavitud, os redimiré con brazo extendido y haciendo
justicia solemne. Os adoptaré como pueblo mío y seré vuestro Dios; para que
sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios, el que os saca de debajo de las
cargas de los egipcios; os llevaré a la tierra que prometí con juramento a
Abraham, Isaac y Jacob, y os la daré en posesión: Yo, el Señor."»
Moisés comunicó esto a los israelitas, pero no le hicieron caso, porque estaban
agobiados por el durísimo trabajo. El Señor dijo a Moisés:
«Ve al Faraón, rey de Egipto, y dile que deje salir de su tierra a los
israelitas.»
Moisés habló en presencia del Señor:
«Si los israelitas no me escuchan, ¿cómo me escuchará el Faraón a mí, que soy
tan torpe de palabra?"
Pero el Señor habló a Moisés y a Aarón, dándoles órdenes para el Faraón, rey de
Egipto, y para los israelitas, y mandándoles sacar de Egipto a los hijos de
Israel.
RESPONSORIO Cf. 1Pe 2, 9. 10; cf. Ex 6, 7. 6
R. Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo sois ahora
pueblo de Dios. * Os adoptaré como pueblo mío y seré vuestro Dios.
V. Yo soy el Señor: os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, con
brazo extendido.
R. Os adoptaré como pueblo mío y seré vuestro Dios.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Gregorio de Nacianzo, obispo
(Disertación 14, Sobre el amor a los pobres, 23-25: PG 35, 887-890 )
IMITEMOS LA BENIGNIDAD DE DIOS
Reconoce de dónde te viene la existencia, el aliento, la
inteligencia y el saber, y, lo que es más aún, el conocimiento de Dios, la
esperanza del reino de los cielos, la contemplación de la gloria (ahora, es
verdad, como en un espejo y confusamente, pero después de un modo pleno y
perfecto), el ser hijo de Dios, el ser coheredero de Cristo y, para decirlo con
toda audacia, el haber sido incluso hecho dios. ¿De dónde y de quién te viene
todo esto?
Y, para enumerar también estas cosas menos importantes y que están a la vista,
¿por gracia de quién contemplas la hermosura del cielo, el recorrido del sol,
la órbita de la luna, la multitud de las estrellas y el orden y concierto que
en todo esto brilla, como en las cuerdas de una lira? ¿Quién te ha dado la
lluvia, el cultivo de los campos, la comida, las diversas artes, el lugar para
habitar, las leyes, la vida social, una vida llevadera y civilizada, la amistad
y la familiaridad con los que están unidos a ti por vínculos de parentesco?
¿De dónde te viene que, entre los animales, unos te sean mansos y dóciles, y
otros estén destinados a servirte de alimento?
¿Quién te ha constituido amo y rey de todo lo que hay sobre la tierra?
¿Quién, para no recordar una por una todas las cosas, te ha dado todo aquello
que te hace superior a los demás seres animados?
¿No es verdad que todo esto procede de Dios, el cual te pide ahora, en justa
retribución, tu benignidad, por encima de todo y en favor de todo? ¿Es que no
nos avergonzaremos, después que de él hemos recibido y esperamos recibir tanto,
de negarle incluso esto: la benignidad? Él, aun siendo Dios y Señor, no se
avergüenza de llamarse Padre nuestro, y nosotros ¿nos cerraremos a los que son
de nuestra misma condición?
No, hermanos y amigos míos, no seamos malos administradores de los bienes que
Dios nos ha regalado, no nos hagamos acreedores a la reprensión de Pedro:
Avergonzaos, los que retenéis lo ajeno, esforzaos en imitar la equidad de Dios,
y así nadie será pobre.
No pongamos nuestro afán en reunir y conservar riquezas, mientras otros padecen
necesidad, no sea que nos alcancen las duras y amenazadoras palabras del
profeta Amós, cuando dice: Escuchad, los que decís: «¿Cuándo pasará la luna
nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?»
Imitemos aquella suprema y primera ley de Dios, según la cual hace llover sobre
justos y pecadores, y hace salir el sol igualmente para todos; que pone la
tierra, las fuentes, los ríos y los bosques a plena disposición de los animales
terrestres, el aire a disposición de las aves, el agua a disposición de los
animales acuáticos; y que ha dado a todos con abundancia lo que necesitan para
subsistir, sin estar en esto sujetos al dominio de nadie, sin ninguna ley que
ponga limitaciones, sin límites ni fronteras; sino que lo ha puesto todo en
común, con amplitud y abundancia, sin que por ello falte nunca de nada. Y esto
lo hizo para hacer resaltar, con la igualdad del don, la igual dignidad de toda
la naturaleza y para manifestar las riquezas de su benignidad.
RESPONSORIO Lc 6, 35; Mt 5, 45; Lc 6, 36
R. Amad a vuestros enemigos; haced el bien y prestad sin esperar nada a
cambio; así seréis hijos de vuestro Padre celestial, * que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y llover sobre justos y pecadores.
V. Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre.
R. Que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos y pecadores.
*Lecturas del Lunes de la 1ª semana de Cuaresma*
Lunes, 19 de febrero de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (25,31-46)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se
sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros
desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui
forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me
visitasteis, en la cárcel y vinisteis a yerme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de
beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?;
¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos
más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis
de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me
vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo
o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños,
tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino que está
preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, benditos de mi Padre, a
tomar posesión del reino que está preparado para vosotros desde la creación del
mundo.
PRECES
Bendigamos a Jesús, nuestro Salvador, que por su muerte nos ha
abierto el camino de salvación, y digámosle confiados:
Danos caminar por tus senderos, Señor.
Señor de misericordia, que en el bautismo nos diste una vida nueva,
te pedimos que nos hagas cada día más conformes a ti.
Enséñanos, Señor, a ser hoy alegría para los que sufren
y haz que sepamos servirte en cada uno de los necesitados.
Que procuremos, Señor, hacer lo bueno, lo recto y lo verdadero ante ti
y que busquemos tu rostro con sinceridad de corazón.
Perdona, Señor, las faltas que hemos cometido contra la unidad de tu familia
y haz que tengamos un solo corazón y un solo espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos a Dios con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar
en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma
dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ÉSTA ES LA HORA PARA EL BUEN AMIGO.
Ésta es la hora para el buen amigo,
llena de intimidad y confidencia,
y en la que, al examinar nuestra conciencia,
igual que siente el rey, siente el mendigo.
Hora en que el corazón encuentra abrigo
para lograr alivio a su dolencia
y, al evocar la edad de la inocencia,
logra en el llanto bálsamo y castigo.
Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida
con tu amor y caricia inmensamente
y que a humildad y a llanto nos convida.
Hora en que un ángel roza nuestra frente
y en que el alma, como cierva herida,
sacia su sed en la escondida fuente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor se complace en los justos.
Salmo 10 - EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor se complace en los justos.
Ant 2. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Salmo 14 - ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como
hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Lo que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos conmigo lo
hicisteis.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lo que hicisteis con uno de estos
mis humildes hermanos conmigo lo hicisteis.
PRECES
Invoquemos al Señor Jesús, que nos ha salvado a nosotros, su
pueblo, librándonos de nuestros pecados, y digámosle humildemente:
Jesús, Hijo de David, compadécete de nosotros.
Te pedimos, Señor Jesús, por tu Iglesia santa, por la que te entregaste para
consagrarla con el baño del agua y con la palabra:
purifícala y renuévala por la penitencia.
Maestro bueno, haz que los jóvenes descubran el camino que les preparas
y que respondan siempre con generosidad a tus llamadas.
Tú que te compadeciste de los enfermos que acudían a ti, levanta la esperanza de
nuestros enfermos
y haz que imitemos tu gesto generoso y estemos siempre atentos al bien de los
que sufren.
Haz, Señor, que recordemos siempre nuestra condición de hijos tuyos, recibida
en el bautismo,
y que vivamos siempre para ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Da tu paz y el premio eterno a los difuntos
y reúnenos un día con ellos en tu reino.
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar
en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma
dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.