*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*22 de febrero*
*LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO, APÓSTOL. (FIESTA)*
La fiesta de la Cátedra de san Pedro se celebraba en Roma, ya desde el siglo
IV, en este día, para significar la unidad de la Iglesia, fundada sobre el
Apóstol.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Himno: TÚ, CEFAS, ERES PEDRO Y ERES ROCA
Tú, Cefas, eres Pedro y eres roca,
eres maestro fiel y gobernante
de la barca divina en que viajamos
de esta sombra a la aurora rutilante.
Eres piedra angular en que se basa
el templo espiritual del Dios viviente;
tu humilde llanto canceló la culpa
de tu culpable labio irreverente.
Demos gracias al Padre y a su Hijo,
y al Espíritu, fuego sempiterno,
porque la Iglesia no será vencida
por la fuerza terrible del infierno. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor dijo a Simón: «Ten ánimo, de
hoy en adelante vas a ser pescador de hombres.»
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor dijo a Simón: «Ten ánimo, de hoy en adelante vas a ser pescador
de hombres.»
Ant 2. «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» «Bienaventurado eres tú, Simón
Pedro.»
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR -
Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» «Bienaventurado eres tú, Simón
Pedro.»
Ant 3. El Señor dijo a Pedro: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos.»
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor dijo a Pedro: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos.»
LECTURA BREVE Hch 15,
7b-9
Dios determinó que por mi boca escuchasen los gentiles la doctrina del
Evangelio y llegasen a la fe. Dios, que conoce los corazones, se ha declarado
en favor de ellos, al darles el Espíritu Santo, igual que a nosotros; y no ha
establecido diferencia alguna entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus
corazones por la fe.
RESPONSORIO BREVE
V. Los nombrarás príncipes sobre toda la
tierra.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la tierra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V. Señor, ¿a quién vamos a ir?
R. Tú tienes palabras de vida eterna.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los apóstoles 11, 1-18
PEDRO NARRA LA CONVERSIÓN DE LOS GENTILES
Por aquellos días, los apóstoles y los hermanos que había en Judea se enteraron
de que también los paganos habían recibido la palabra de Dios. Y, cuando Pedro
subió a Jerusalén, los convertidos del judaísmo discutían con él y le
reprochaban el que hubiese entrado en casa de hombres incircuncisos y hubiese
comido con ellos.
Pedro, entonces, comenzó a exponerles punto por punto lo sucedido:
«Estaba yo haciendo oración en la ciudad de Joppe, cuando tuve en éxtasis una
visión: vi algo así como un mantel inmenso, suspendido por las cuatro puntas,
que iba bajando del cielo y llegaba hasta mí. Lo miré atentamente y vi dentro
de él cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y aves del cielo. Y oí una voz
que me decía:
"Levántate, Pedro, mata y come." Pero yo respondí: "De ninguna
manera, Señor, pues jamás ha entrado en mi boca nada profano ni impuro."
De nuevo me habló la voz venida del cielo: "Lo que Dios ha purificado no
lo llames tú impuro." Se repitió esto por tres veces y, finalmente, todo
fue recogido de nuevo hacia el cielo.
En aquel mismo momento, en la casa donde yo estaba, se presentaron tres hombres
que habían sido enviados en mi busca desde Cesarea. El Espíritu me mandó
acompañarlos sin vacilación alguna. Fueron también conmigo estos seis hermanos
y entramos todos en la casa del hombre que me había llamado. Él nos contó cómo
había visto un ángel que se presentó en su casa y le dijo: "Manda a buscar
en Joppe a Simón, que tiene el sobrenombre de Pedro. El te dirá lo que tienes
que hacer para que tú y toda tu casa alcancéis la salvación."
Apenas había comenzado yo a hablar algunas palabras, cuando descendió sobre
ellos el Espíritu Santo, como había descendido sobre nosotros en un principio.
Entonces me acordé de aquellas palabras que dijo el Señor: "Juan bautizó
con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo." Así
pues, si Dios les había concedido el mismo don que a nosotros, por haber creído
en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo, para oponerme a Dios?» Ante estas
palabras se tranquilizaron y glorificaron a Dios, diciendo:
«Así, pues, Dios ha concedido también a los demás pueblos la conversión que
conduce a la vida.»
RESPONSORIO Lc 22, 32;
Mt 16, 17b
R. Pedro, yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; * y
tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.
V. Esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está
en los cielos.
R. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 4 En el aniversario de su entronización, 2-3: PL 54, 149-151)
LA IGLESIA DE CRISTO SE APOYA EN LA
FIRMEZA DE LA FE DE PEDRO
De entre todo el mundo, sólo Pedro es elegido para ser puesto al frente de la
multitud de los llamados, de todos los apóstoles, de todos los Padres de la
Iglesia; pues, aunque en el pueblo de Dios son muchos los sacerdotes, muchos
los pastores, a todos los rige Pedro, bajo el Supremo gobierno de Cristo. Dios,
amadísimos hermanos, se dignó conceder a este hombre una grande y admirable
participación en su poder; y todo aquello que quiso que los demás jefes del
pueblo tuvieran en común con él se lo otorgó a través de él.
El Señor pregunta a los apóstoles qué piensa la gente acerca de él, y su
respuesta concuerda en cuanto que expresa la desorientación de la ignorancia de
los hombres.
Pero tan pronto como interroga a sus discípulos sobre la convicción que ellos
tienen, el primero entre ellos en dignidad es el primero también en confesar al
Señor. Cuando Pedro hubo dicho a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo, Jesús le respondió: Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás, porque
esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. Es decir: «Bienaventurado eres, porque mi Padre te ha instruido; no has
sido engañado por las opiniones terrenas, sino que te ha iluminado la
inspiración celestial; ni la carne ni la sangre te han proporcionado el
conocimiento de mi persona, sino aquel de quien soy el Hijo único.»
Y yo —añade— te digo; esto es: «Así como mi Padre te ha revelado mi divinidad,
así quiero yo a mi vez darte a conocer tu propia dignidad: Tú eres Pedro», esto
es: Yo soy la piedra inquebrantable, yo soy la piedra angular que hago de los
dos pueblos una sola cosa, yo soy el fundamento fuera del cual nadie puede
edificar; pero también tú eres piedra, porque por mi virtud has adquirido tal
firmeza, que tendrás juntamente conmigo, por participación, los poderes que yo
tengo en propiedad.»
Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no la
derrotarán. «Sobre esta piedra firme —quiere decir— edificaré un templo eterno,
y la alta mole de mi Iglesia, llamada a penetrar en el cielo, se apoyará en la
firmeza de esta fe.»
Los poderes del infierno no podrán impedir esta profesión de fe, los vínculos
de la muerte no la sujetarán, porque estas palabras son palabras de vida. Ellas
introducen en el cielo a los que las aceptan, hunden en el infierno a los que
las niegan.
Por esto dice Jesús al bienaventurado Pedro: Yo te daré las llaves del reino de
los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra será atado en el cielo, y todo
lo que desatares sobre la tierra será desatado en el cielo.
Verdad es que este poder fue comunicado también a los demás apóstoles y que
este decreto constitutivo concierne igualmente a todos los que rigen la
Iglesia; pero, al confiar semejante prerrogativa, no sin razón se dirige el
Señor a uno solo, aunque hable para todos, la autoridad queda confiada de un
modo singular a Pedro porque él es constituido cabeza de todos los pastores de
la Iglesia.
RESPONSORIO
R. Simón Pedro, antes que te llamara de tu nave, yo te conocía, y te
constituí como príncipe de mi pueblo; * yo te he entregado las llaves del
reino de los cielos.
V. Todo lo que atares sobre la tierra será atado en el cielo, y todo lo que
desatares sobre la tierra será desatado en el cielo.
R. Yo te he entregado las llaves del reino de los cielos.
*Lecturas del Jueves de la 1ª semana de Cuaresma*
Jueves, 22 de febrero de 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,7-12)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dijo el Señor a Simón Pedro: «Yo he
rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido,
confirma a tus hermanos.»
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo el Señor a Simón Pedro: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no
desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.»
PRECES
Demos gracias a nuestro Padre que está
en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha dado parte en la
herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo:
El coro de los apóstoles te alaba, Señor.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de
tu cuerpo y de tu sangre:
en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa
de tu palabra:
por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:
por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.
Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo
y la penitencia:
por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
No permitas, Señor, que ninguna
desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia, que tú quisiste
estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del apóstol san Pedro.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LO QUE EN LA TIERRA PEDRO QUIERA
ATAR
Lo que en la tierra Pedro quiera atar
será con fuerza atado allá, en el cielo;
lo que en la tierra mande desatar
será soltado en el celeste reino.
Al fin del tiempo, al mundo juzgará.
Al Padre, gloria eterna por los siglos,
al Hijo, el Unigénito, alabanzas,
honor también al celestial Espíritu;
a ti, Dios Uno y Trino, nuestras almas
te alaben por los siglos infinitos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Pedro, ¿me amas? » «Sí, Señor, tú sabes
que te amo. » «Apacienta mis ovejas. »
Salmo 115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL
TEMPLO.
Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Vale mucho a los ojos del Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Pedro, ¿me amas? » «Sí, Señor, tú sabes que te amo. » «Apacienta mis
ovejas. »
Ant 2. Mientras Pedro estaba detenido en la cárcel, la Iglesia oraba
incesantemente por él.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA
NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mientras Pedro estaba detenido en la cárcel, la Iglesia oraba
incesantemente por él.
Ant 3. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef
1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha
hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible,
pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os
custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento
final.
RESPONSORIO BREVE
V. Contad a los pueblos la gloria del
Señor.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tú eres pastor de las ovejas, Príncipe
de los apóstoles; a ti te han sido entregadas las llaves del reino de los
cielos.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres pastor de las ovejas, Príncipe de los apóstoles; a ti te han sido
entregadas las llaves del reino de los cielos.
PRECES
Hermanos: Edificados sobre el cimiento
de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Padre santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se
manifestara en primer lugar a los apóstoles,
haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del
mundo.
Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los
pobres,
haz que el Evangelio sea proclamado a toda la creación.
Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
haz que, sembrando también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus
frutos con alegría.
Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos,
concede a todos los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.
Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
No permitas, Señor, que ninguna
desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia, que tú quisiste
estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del apóstol san Pedro.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.