*Lecturas del Lunes de la
Octava de Pascua*
Lunes, 10
de abril de 2
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(28,8-15)*
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de
miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y
comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los
ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma,
encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros
dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y
os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia
se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
«No
temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
*Encontramos
a Dios en los lugares viejos y familiares de la vida, como los apóstoles lo encontraron
una vez más en Galilea. Lo encontramos en las memorias de seres queridos
pasados y en el gozo de los seres queridos del presente. Lo encontramos en
nuestras lágrimas y risas, en la encantadora luz de un amanecer. Lo podemos
encontrar tan seguido ahora, porque el Señor resucitado no está atado a ningún
tiempo o espacio. Aleluya!. Se ha
dicho que la alegría es una señal certera de la presencia de Dios. Las mujeres
experimentan alegría en una ausencia la cual convierten es una abrumadora
presencia. Cuando experimento este creativo y libertador momento de gozo y
alegría en mi propia vida, puedo estar seguro de que Jesús resucitado está
trabajando en mi*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.