*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO
DE ADVIENTO*
*VIERNES DE LA SEMANA III*
De la Feria. Salterio III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: QUE VIENE CRISTO REPITEN.
Que viene Cristo repiten
con su clamor los profetas,
previniendo que la gracia
de la redención se acerca.
Se anuncia nuestro mañana,
los corazones se alegran,
anunciadores de gloria
miles de voces resuenan.
Fue el primer advenimiento
no de castigo ni de pena,
sino por curar heridas
salvando a quién pereciera.
Mas que ha de venir de nuevo
su venida nos alerta,
a coronar a los justos
y a darles la recompensa.
Luz perenne se nos brinda,
la salvación centellea,
y un resplandor nos convoca
a las mansiones etéreas.
Oh Cristo, anhelamos verte
cual Dios en visión perpetua,
porque este gozo será
bienaventuranza eterna. Amén.
SALMODIA
Ant 1. De Sión vendrá el Señor que ha de
reinar: su nombre será Emmanuel.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR
ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De Sión vendrá el Señor que ha de reinar: su nombre será Emmanuel.
Ant 2. Perseverad constantes, a vosotros vendrá el auxilio del Señor.
Cántico: LAMENTACIÓN DEL PUEBLO EN TIEMPO
DE HAMBRE Y DE GUERRA - Jr 14,17-21
Mis ojos se deshacen en lágrimas,
día y noche no cesan:
por la terrible desgracia de la doncella de mi pueblo,
una herida de fuertes dolores.
Salgo al campo: muertos a espada;
entro en la ciudad: desfallecidos de hambre;
tanto el profeta como el sacerdote
vagan sin sentido por el país.
¿Por qué has rechazado del todo a Judá?
¿tiene asco tu garganta de Sión?
¿Por que nos has herido sin remedio?
Se espera la paz, y no hay bienestar,
al tiempo de la cura sucede la turbación.
Señor, reconocemos nuestra impiedad,
la culpa de nuestros padres,
porque pecamos contra ti.
No nos rechaces, por tu nombre,
no desprestigies tu trono glorioso;
recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Perseverad constantes, a vosotros vendrá el auxilio del Señor.
Ant 3. Yo miro atento al Señor, espero en Dios, mi salvador.
Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL
TEMPLO.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo miro atento al Señor, espero en Dios, mi
salvador.
Lectura
Bíblica
Is 45,8
Cielos,
destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote la
salvación, y con ella germine la justicia.
V/. Sobre
ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R/. Sobre
ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V/. Su
gloria aparecerá sobre ti.
R/. Amanecerá
el Señor.
V/. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Sobre
ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
Lectura
Bíblica
V/. Escuchad,
pueblos, la palabra del Señor.
R/. Anunciadla
hasta los confines de la tierra.
Restauración
de Sión
Is 49,14-50,1
Sión decía:
«Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.» ¿Es que puede una madre
olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues,
aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
Mira, en
mis palmas te llevo tatuada, tus muros están siempre ante mí; los que te
construyen van más aprisa que los que te destruyen, los que te arrasaban se
alejan de ti.
Levanta los
ojos en torno y mira: todos se reúnen para venir a ti; por mi vida -oráculo del
Señor- a todos los llevarás como vestido precioso, serán tu cinturón de novia.
Porque tus ruinas, tus escombros, tu país desolado, resultarán estrechos para
tus habitantes, mientras se alejarán los que te devoraban. Los hijos que dabas
por perdidos te dirán otra vez: «Mi lugar es estrecho, hazme sitio para
habitar.» Pero tú dices: «¿Quién me engendró a éstos? Yo, sin hijos y estéril,
¿quién los ha criado? Me habían dejado sola, ¿de dónde vienen éstos?»
Así dice el
Señor: «Mira, con la mano hago seña a las naciones, alzo mi estandarte para los
pueblos: traerán a tus hijos en brazos, a tus hijas las llevarán al hombro. Sus
reyes serán tus ayos; sus princesas, tus nodrizas; rostro en tierra, te
adorarán, lamerán el polvo de tus pies, y sabrás que yo soy el Señor, que no
defraudo a los que esperan en mí.
¿Se le
puede quitar la presa a un soldado, se le escapa su prisionero al vencedor? Si
le quitan a un soldado el prisionero y se le escapa la presa al vencedor, yo
mismo defenderé tu causa, yo mismo salvaré a tus hijos.
Haré a tus
opresores comerse su propia carne, se embriagarán de su sangre como de vino; y
sabrá todo el mundo que yo soy el Señor, tu salvador, y que tu redentor es el
Héroe de Jacob.»
Así dice el
Señor: «¿Dónde está el acta de repudio con que despedí a vuestra madre? ¿O a
cuál de mis acreedores os he vendido? Mirad, por vuestras culpas fuisteis
vendidos, por vuestros crímenes fue repudiada vuestra madre.»
R/. ¿Es
que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus
entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré, dice el Señor.
V/. Si
mi padre y mi madre me abandonan, tú, Señor, me recogerás.
R/. Pues,
aunque ella se olvide, yo no te olvidaré, dice el Señor.
Lectura
Patrística
Magnificat
San Beda
el Venerable, presbítero
Sobre el
evangelio de san Lucas 1,46-55
María dijo:
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi Espíritu en Dios, mi
salvador.
«El Señor,
dice, me ha engrandecido con un don tan inmenso y tan inaudito, que no hay
posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el afecto más profundo del
corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco todas las fuerzas del alma
en acción de gracias, y me dedico con todo mi ser, mis sentidos y mi
inteligencia a contemplar con agradecimiento la grandeza de aquel que no tiene
fin, ya que mi espíritu se complace en la eterna divinidad de Jesús, mi
salvador, con cuya temporal concepción ha quedado fecundada mi carne».
Porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Se refiere
al comienzo del himno, donde había dicho: Proclama mi alma la grandeza del
Señor. Porque sólo aquella alma a la que el Señor se digna hacer grandes
favores puede proclamar la grandeza del Señor con dignas alabanzas y dirigir a
quienes comparten los mismos votos y propósitos una exhortación como ésta: Proclamad
conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.
Pues quien,
una vez que haya conocido al Señor, tenga en menos el proclamar su grandeza y
santificar su nombre en la medida de sus fuerzas será el menos importante en el
reino de los cielos. Ya que el nombre del Señor se llama santo, porque con su
singular poder trasciende a toda creatura y dista ampliamente de todas las
cosas que ha hecho.
Auxilia a
Israel, su siervo, acordándose de la misericordia. Bellamente llama a Israel
siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha acogido para salvarlo por
ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice Oseas: Israel es mi siervo,
y yo lo amo.
Porque
quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la salvación, ni exclamar con
el profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, y el que se haga
pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
Como lo
había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán, sino a la
espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne, sino de los
que siguieron las huellas de su fe, lo mismo dentro que fuera de Israel. Pues
Abrahán había creído antes de la circuncisión, y su fe le fue tenida en cuenta
para la justificación.
De modo que
el advenimiento del Salvador se le prometió a Abrahán y a su descendencia por
siempre, o sea, a los hijos de la promesa, de los que se dice: Si sois de
Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Con razón,
pues, fueron ambas madres quienes anunciaron con sus profecías los nacimientos
del Señor y de Juan, para que, así como el pecado empezó por medio de las
mujeres, también los bienes comiencen por ellas, y la vida que pereció por el
engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la proclamación de dos
mujeres que compiten por anunciar la salvación.
R/. Me
felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí; su nombre es santo,
V/. y
su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
R/. Porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo,
Evangelio
*Lectura del
santo evangelio según san Lucas (1,46-56)*
En aquel
tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
“su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
“derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia”
—como lo había prometido a “nuestros padres”—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El ángel Gabriel fue enviado a María
Virgen, desposada con José.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El ángel Gabriel fue enviado a María Virgen, desposada con José.
PRECES
Oremos, hermanos, a Cristo el Señor, luz
que alumbra a todo hombre, y digámosle con gozo:
Ven, Señor Jesús.
Que la luz de tu presencia disipe, Señor, nuestras tinieblas
y nos haga dignos de recibir tus dones.
Sálvanos, Señor Dios nuestro,
y durante todo el día daremos gracias a tu santo nombre.
Enciende nuestros corazones en tu amor, para que deseemos ardientemente tu
venida
y anhelemos vivir íntimamente unidos a ti.
Tú que quisiste experimentar nuestras dolencias,
socorre a los enfermos y a los que morirán en el día de hoy.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Recitemos las palabras de Jesús, pidiendo al Padre que venga su reino:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, cuyo Verbo inefable fue
recibido por la Virgen Inmaculada cuando aceptó tu designio, manifestado por el
anuncio del ángel, e, inundada por la luz del Espíritu Santo, fue convertida en
mansión de la divinidad, concédenos que también nosotros, a imitación suya,
aceptemos siempre sincera y humildemente tu voluntad. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
TIEMPO DE
ADVIENTO
VIERNES DE LA SEMANA III
De la Feria. Salterio III
20 de diciembre
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ESCUCHA, CASA DE DAVID
Escucha, casa de David:
La Virgen pura se halla encinta;
Dios la acaricia y la fecunda
y la hace Madre de la vida.
La Virgen grávida nos lleva
en el secreto de su dicha;
la Virgen fiel nos abre ruta
por su obediencia de discípula.
Espera en calma la agraciada,
con ella el mundo se arrodilla;
levanta el pobre la mirada,
con ella pide la venida.
Nacido en tiempos sin aurora,
el Hijo espera con María.
¡Oh Dios de amor, nuestra esperanza,
cambia tu espera en parusía!
¡A ti, Jesús, Hijo esperado,
aparecido en nuestros días,
con santo júbilo cantamos!
¡Ven en tu reino, ven de prisa! Amén.
SALMODIA
Ant 1. De Sión vendrá el Señor que ha de
reinar: su nombre será Emmanuel.
Salmo 134 I - HIMNO A DIOS POR SUS
MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De Sión vendrá el Señor que ha de reinar: su nombre será Emmanuel.
Ant 2. Perseverad constantes, a vosotros vendrá el auxilio del Señor.
Salmo 134 II.
Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Perseverad constantes, a vosotros vendrá el auxilio del Señor.
Ant 3. Yo miro atento al Señor, espero en Dios, mi salvador.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES - Ap 15,
3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo miro atento al Señor, espero en Dios, mi salvador.
LECTURA BREVE Cf. 1Co 1, 7b-9
Esperamos vivamente la revelación de Jesucristo, Señor nuestro. Él nos
fortalecerá hasta el fin, de modo que nos encontremos libres de culpa en el día
de Jesucristo, nuestro Señor. Fiel es Dios, por quien hemos sido convocados a
la unión con su Hijo.
RESPONSORIO BREVE
V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los
ejércitos.R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V. Que brille tu rostro y nos salve.R. Señor Dios de los ejércitos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los
ejércitos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh llave de David y cetro de la casa de
Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ven y
libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh llave de David y cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede
cerrar, cierras y nadie puede abrir, ven y libra a los cautivos que viven en
tinieblas y en sombras de muerte.
PRECES
Oremos, hermanos, a Cristo, nuestro
Señor y redentor, que vendrá con gloria al fin de los tiempos, y digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Señor y redentor nuestro, que al nacer en la carne nos libraste del yugo de la
ley,
completa en nosotros los beneficios de tu amor.
Tú que tomaste de nuestra humanidad todo lo que no repugnaba a tu divinidad,
danos de tu naturaleza los dones de los que la nuestra está sedienta.
Con tu presencia da cumplimiento a nuestros deseos,
y con la fuerza de tu amor inflama nuestros corazones.
Danos la gracia de alegrarnos contigo en la gloria,
pues ya en este mundo nuestra fe sincera te confiesa.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Derrama, Señor, el rocío de tu amor
sobre las almas de todos los difuntos.
Llenos del Espíritu de Jesucristo, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, cuyo Verbo inefable fue
recibido por la Virgen Inmaculada cuando aceptó tu designio, manifestado por el
anuncio del ángel, e, inundada por la luz del Espíritu Santo, fue convertida en
mansión de la divinidad, concédenos que también nosotros, a imitación suya,
aceptemos siempre sincera y humildemente tu voluntad. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.