*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO DE ADVIENTO*
*DOMINGO
DE LA SEMANA IV*
Del Propio del día - Salterio IV
24 de diciembre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Hoy sabréis que vendrá el Señor, y
mañana veréis su gloria.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Hoy sabréis que vendrá el Señor, y
mañana veréis su gloria.
Himno: QUE VIENE CRISTO REPITEN.
Que viene Cristo repiten
con su clamor los profetas,
previniendo que la gracia
de la redención se acerca.
Se anuncia nuestro mañana,
los corazones se alegran,
anunciadores de gloria
miles de voces resuenan.
Fue el primer advenimiento
no de castigo ni de pena,
sino por curar heridas
salvando a quien pereciera.
Mas que ha de venir de nuevo
su venida nos alerta,
a coronar a los justos
y a darles la recompensa.
Luz perenne se nos brinda,
la salvación centellea,
y un resplandor nos convoca
a las mansiones etéreas.
Oh Cristo, anhelamos verte
cual Dios en visión perpetua,
porque este gozo será
bienaventuranza eterna. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la menor, porque de
ti saldrá un jefe, que gobernará a mi pueblo Israel.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú Belén, tierra de Judá, de ningún
modo eres la menor, porque de ti saldrá un jefe, que gobernará a mi pueblo
Israel.
Ant 2. Levantaos, alzad la cabeza; se
acerca vuestra liberación.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Levantaos, alzad la cabeza; se
acerca vuestra liberación.
Ant 3. «Mañana será el día de vuestra
salvación», dice el Señor de los ejércitos.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Mañana será el día de vuestra
salvación», dice el Señor de los ejércitos.
LECTURA BREVE Is 11, 1-3a
Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él
se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.
R. Mañana quedará borrada la iniquidad de la
tierra.
V. Y sobre nosotros reinará el Salvador del mundo.
R. Quedará borrada la iniquidad de la tierra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Mañana quedará borrada la iniquidad de la
tierra.
V. El
Señor anuncia su palabra a Jacob.
R. Sus decretos y mandatos a Israel.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 51, 17—52, 1-2. 7-10
JERUSALÉN ES EVANGELIZADA
Despierta, despierta, ponte en pie, Jerusalén, que bebiste de la mano del Señor
la copa de su ira y apuraste hasta el fondo el cáliz del vértigo. Entre los
hijos que engendró, no hay quien la guíe; entre los hijos que crió, no hay
quien la lleve de la mano.
Esos dos males te han sucedido: saqueo y destrucción, hambre y espada: ¿quién
se compadece de ti?, ¿quién te consuela? Tus hijos yacen desfallecidos en las
esquinas de las calles, como antílopes en la red, repletos de la ira del Señor,
de la amenaza de tu Dios.
Por tanto, escucha esto, pobrecilla, embriagada, mas no de vino. Así dice el
Señor, tu Dios, defensor de tu pueblo:
«Mira, yo quito de tu mano la copa del vértigo, no volverás a beber del vaso de
mi ira; lo pondré en la mano de tus verdugos, que te decían: "Póstrate
para que paseemos encima"; y tú presentabas la espalda como suelo, como calzada
para los transeúntes.»
Despierta, despierta; revístete de fortaleza, Sión; vístete el traje de gala,
Jerusalén, ciudad santa; porque no volverán a entrar en ti incircuncisos ni
impuros.
Sacúdete el polvo, ponte en pie, Jerusalén cautiva; desata las correas de tu
cuello, cautiva hija de Sión. ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del
mensajero que anuncia la paz, que trae la dicha, que anuncia la salvación, que
dice a Sión: «Ya reina tu Dios»!
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor que
vuelve a Sión.
Prorrumpid a una en gritos de júbilo, soledades de Jerusalén, porque el Señor
consuela a su pueblo y ha rescatado a Jerusalén: el Señor desnuda su santo
brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la
victoria de nuestro Dios.
RESPONSORIO Cf. Ex 19, 10. 11; Dt 7, 15; cf. Dn 9,
24
R. Purificaos, hijos de Israel: porque mañana
descenderá el Señor, * y
alejará de vosotros toda enfermedad.
V. Mañana quedará borrada la iniquidad de la
tierra y sobre nosotros reinará el Salvador del mundo.
R. Y alejará de vosotros toda enfermedad.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 185: PL 38, 997-999)
LA VERDAD BROTA DE LA TIERRA Y LA JUSTICIA MIRA DESDE EL CIELO
Despierta, hombre: por ti Dios se hizo hombre. Despierta, tú que duermes, surge
de entre los muertos; y Cristo con su luz te alumbrará. Te lo repito: por ti
Dios se hizo hombre.
Estarías muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca
hubieras sido librado de la carne del pecado, si él no hubiera asumido una
carne semejante a la del pecado. Estarías condenado a una miseria eterna, si no
hubieras recibido tan gran misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él
no se hubiera sometido voluntariamente a tu muerte. Hubieras perecido, si él no
te hubiera auxiliado. Estarías perdido sin remedio, si él no hubiera venido a
salvarte.
Celebremos, pues, con alegría la venida de nuestra salvación y redención.
Celebremos este día de fiesta, en el cual el grande y eterno Día, engendrado
por el que también es grande y eterno Día, vino al día tan breve de esta
nuestra vida temporal.
Él se ha hecho para nosotros justicia, santificación y redención. y así —como
dice la Escritura— «el que se gloría que se gloríe en el Señor.»
La verdad brota, realmente, de la tierra, pues Cristo, que dijo: Yo soy la
verdad, nació de la Virgen. Y la justicia mira desde el cielo, pues nadie es
justificado por si mismo, sino por su fe en aquel que por nosotros ha nacido.
La verdad brota de la tierra, porque la Palabra se hizo carne. Y la justicia
mira desde el cielo, porque toda dádiva preciosa y todo don perfecto provienen
de arriba. La verdad brota de la tierra, es decir, la carne de Cristo es
engendrada en María. Y la justicia mira desde el cielo, porque nadie puede
apropiarse nada, si no le es dado del cielo.
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios,
porque la justicia y la paz se besan. Por medio de nuestro Señor Jesucristo,
porque la verdad brota de la tierra. Por él hemos obtenido el acceso a esta
gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de
Dios. Fíjate que no dice «nuestra gloria», sino la gloria de Dios, porque la
justicia no procede de nosotros, sino que mira desde el cielo. Por ello el que
se gloría que se gloríe no en sí mismo, sino en el Señor.
Por eso también, cuando el Señor nació de la Virgen, los ángeles entonaron este
himno: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
¿Cómo vino la paz a la tierra? Sin duda porque la verdad brota de la tierra, es
decir, Cristo nace de María. Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos
una sola cosa, para que todos seamos hombres de buena voluntad, unidos unos a
los otros con el suave vínculo de la unidad. Alegrémonos, pues, por este don,
para que nuestra gloria sea el testimonio que nos da nuestra conciencia; y así
nos gloriaremos en el Señor, y no en nosotros. Por eso dice el salmista: Tú
eres mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza.
¿Qué mayor gracia pudo hacernos Dios? Teniendo un Hijo único lo hizo Hijo del
hombre, para que el hijo del hombre se hiciera hijo de Dios.
Busca dónde está tu mérito, busca de dónde procede, busca cuál es tu justicia:
y verás que no puedes encontrar otra cosa que no sea pura gracia de Dios.
RESPONSORIO Is 11, 1. 5. 2
R. Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su
raíz brotará un vástago. * La
justicia será el ceñidor de su cintura, y la lealtad el cinturón de sus
caderas.
V. Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza.
R. La justicia será el ceñidor de su cintura, y la
lealtad el cinturón de sus caderas.
*Lecturas del 24 de Diciembre. Feria de Adviento*
Domingo, 24 de diciembre de 2023
Evangelio
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y
profetizó diciendo:
«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,
porque ha visitado y “redimido a su pueblo”,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza”
y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. A María le llegó el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz a su
Hijo primogénito.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A María le llegó el tiempo de su
alumbramiento, y dio a luz a su Hijo primogénito.
PRECES
Hermanos, oremos con todo nuestro espíritu a Cristo redentor, que
vendrá con gran poder y gloria, y digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesucristo, que vendrás con poder desde el cielo,
mira nuestra pequeñez y haz que seamos dignos de tus dones.
Tú que viniste a anunciar la Buena Noticia a los hombres,
danos fuerza para que también nosotros anunciemos el Evangelio a nuestros
hermanos.
Tú que desde el trono del Padre todo lo gobiernas,
haz que aguardemos con alegría la dicha que esperamos, tu aparición gloriosa.
Consuélanos, Señor, con los dones de tu divinidad,
a los que anhelamos la gracia de tu venida.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Pidamos que el reino de Dios llegue a todos los hombres:
Padre nuestro...
ORACION
Jesús, Señor nuestro, ven pronto, no tardes más, para que se
reanimen con tu venida los que confían en tu amor. Tú que vives y reinas con el
Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HOY NACE EL SOL DIVINAL.
Hoy nace el sol divinal
de la Virgen sin mancilla;
hoy el eterno se humilla
y se hace hombre mortal.
Hoy la reina celestial
pare al rey del firmamento,
sin recibir detrimento
su pureza virginal.
Adórote, Verbo eterno,
Hijo del muy alto Padre,
nacido de pobre madre
en la yema del invierno.
Gracias te doy, Niño tierno,
pues con tu divinidad
juntaste mi humanidad,
por librarme del infierno. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Rey de la paz ha sido glorificado y toda la tierra desea
contemplar su rostro.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Rey de la paz ha sido
glorificado y toda la tierra desea contemplar su rostro.
Ant 2. Envía su mensaje a la tierra, y su
palabra corre veloz.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Envía su mensaje a la tierra, y su
palabra corre veloz.
Ant 3. El que era la Palabra substancial
del Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha anonadado a sí mismo,
haciéndose carne por nosotros.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que era la Palabra substancial
del Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha anonadado a sí mismo,
haciéndose carne por nosotros.
LECTURA BREVE Ga 4, 4-5
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido
bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos
el ser hijos por adopción.
RESPONSORIO BREVE
V. Hoy sabréis que vendrá el Señor.
R. Hoy sabréis que vendrá el Señor.
V. Y mañana veréis su gloria.
R. Hoy sabréis que vendrá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Hoy sabréis que vendrá el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cuando salga el sol, veréis al Rey de reyes, que viene del Padre,
como el esposo que sale de su alcoba.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando salga el sol, veréis al Rey
de reyes, que viene del Padre, como el esposo que sale de su alcoba.
PRECES
Adoremos a Cristo, que se anonadó a sí mismo y tomó la condición
de esclavo, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado, y
supliquémosle con fe ardiente, diciendo:
Por tu nacimiento, socorre Señor, a quienes has redimido.
Tú que al entrar en el mundo has inaugurado el tiempo nuevo anunciado por los
profetas,
haz que tu Iglesia se rejuvenezca siempre.
Tú que asumiste las debilidades de los hombres,
dígnate ser luz para los que no ven, fuerza para los débiles, consuelo para los
tristes.
Tú que naciste pobre y humilde,
mira con amor a los pobres y dígnate consolarlos.
Tú que anuncias a todos la alegría de una vida sin fin por tu nacimiento
terreno,
alegra a los agonizantes con la esperanza de un nacimiento a una vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que descendiste al mundo para que los hombres pudiesen ascender al cielo,
admite en tu gloria a todos los difuntos.
Porque Dios ha infundido en nuestros corazones un espíritu filial, nos
atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que cada año nos alegras con la festividad llena de
esperanza de nuestra redención, concédenos que así como ahora acogemos a tu
Hijo llenos de júbilo como redentor, así también lo recibamos llenos de
confianza cuando vuelva como juez. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.