*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO SÁBADO DE LA SEMANA X*
Del Común de la Santísima Virgen María. Salterio II
17 de junio
*EL INMACULADO CORAZÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
MARÍA. (MEMORIA)*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos a Cristo, Hijo de
María Virgen.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos a Cristo, Hijo de
María Virgen.
Himno: ERES TÚ LA MUJER LLENA DE GLORIA
Eres tú la mujer llena de gloria,
alzada por encima de los astros;
con tu sagrado pecho das la leche
al que en su providencia te ha creado.
Lo que Eva nos perdió tan tristemente,
tú lo devuelves por tu fruto santo;
para que al cielo ingresen los que lloran,
eres tú la ventana del costado.
Tú eres la puerta altísima del Rey
y la entrada fulgente de la luz;
la vida que esta Virgen nos devuelve
aplauda el pueblo que alcanzó salud.
Sea la gloria a ti, Señor Jesús,
que de María Virgen has nacido,
gloria contigo al Padre y al Paráclito,
por sempiternos y gozosos siglos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu
fidelidad.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA
VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la mañana proclamamos, Señor,
tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Ant 2. Dad gloria a nuestro Dios.
Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.
Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo
no hubo dioses extraños con él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gloria a nuestro Dios.
Ant 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor,
en toda la tierra!
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor,
en toda la tierra!
LECTURA BREVE Is 61, 10
Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un
traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se
adorna con sus joyas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor la eligió y la predestinó.
R. El Señor la eligió y la predestinó.
V. La hizo morar en su templo santo.
R. Y la predestinó.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El Señor la eligió y la predestinó.
V. Señor,
enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Josué 10, 1-14; 11, 15-17
EL PUEBLO DE DIOS TOMA POSESIÓN DE SU TIERRA
Habiéndose enterado Adoni-Sédeq, rey de Jerusalén,
de que Josué se había apoderado de Ay y la había consagrado al anatema,
haciendo con Ay y su rey como había hecho con Jericó y su rey, y de que los
habitantes de Gabaón habían hecho las paces con Israel y habían quedado
incorporados a él, se atemorizó mucho con ello, porque Gabaón era una ciudad
grande, como una ciudad real, mayor que Ay, y todos sus hombres eran valientes.
Entonces Adoni-Sédeq, rey de Jerusalén, mandó a decir a Hohán, rey de Hebrón, a
Piram, rey de Yarmut, a Yafia, rey de Lakís, y a Debir, rey de Eglón:
«Venid en mi auxilio para que derrotemos a Gabaón, pues han hecho las paces con
Josué y con los israelitas.»
Se juntaron y se pusieron en marcha los cinco reyes amorreos: el rey de
Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Yarmut, el rey de Lakís y el rey de
Eglón, con todas sus tropas; asediaron a Gabaón y la atacaron. Los gabaonitas
mandaron decir a Josué al campamento de Guilgal:
«No dejes solos a tus siervos; sube aprisa hacia nosotros, sálvanos y
socórrenos, porque se han aliado contra nosotros todos los reyes amorreos que
habitan en la montaña.»
Josué subió de Guilgal con toda la gente de guerra y todos los guerreros
esforzados. Y el Señor dijo a Josué:
«No los temas, porque los he puesto en tus manos; ninguno de ellos te podrá
resistir.»
Josué cayó sobre ellos de improviso, tras haber caminado toda la noche desde
Guilgal.
El Señor los puso en fuga delante de Israel y les causó una gran derrota en
Gabaón; los persiguió por el camino de la bajada de Bet-Jorón y los batió hasta
Azecá y Maquedá. Mientras huían ante Israel por la pendiente de Bet-Jorón, el
Señor lanzó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azecá, que
hicieron morir a muchos. Y fueron más los que murieron por las piedras que los
que mataron los israelitas a filo de espada.
El día que el Señor entregó al amorreo en manos de los israelitas, Josué se
dirigió al Señor y exclamó:
«Detente, oh sol, en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ayalón.»
Y el sol se detuvo y la luna se esperó, hasta que el pueblo se vengó de sus
enemigos. ¿No está esto escrito en el libro del Justo? El sol se detuvo en
medio del cielo y dejó de correr un día entero hacia su ocaso. No hubo día
semejante ni antes ni después, en que obedeciera el Señor a la voz de un
hombre. Es que el Señor combatía por Israel.
Tal como el Señor había ordenado a su siervo Moisés, Moisés se lo había
ordenado a Josué, y Josué lo ejecutó: no dejó pasar una sola palabra de lo que
el Señor había ordenado a Moisés. Josué se apoderó de todo el país: de la
montaña, de todo el Negueb y de todo el país de Gosen, de la Tierra Baja, de la
Arabá, de la montaña de Israel y de sus estribaciones.
Desde el monte Escueto que sube hacia Seír hasta Baal-Gad en el valle del
Líbano, al pie del monte Hermón, apresó a todos sus reyes y los hirió de
muerte.
RESPONSORIO Ez 34, 13. 15
R. Congregaré
a mis ovejas de entre las naciones, las traeré a su tierra, * las
apacentaré en los montes de Israel, en las cañadas y en los poblados del país.
V. Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré
a reposar.
R. Las apacentaré en los montes de Israel, en las
cañadas y en los poblados del país.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Lorenzo Justiniano, obispo
(Sermón 8, En la fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María: Opera
2, Venecia 1751, 38-39)
MARÍA CONSERVABA TODAS ESTAS COSAS EN SU CORAZÓN
María iba reflexionando sobre todas las cosas que
había conocido leyendo, escuchando, mirando, y de este modo su fe iba en
aumento constante, sus méritos crecían, su sabiduría se hacía más clara y su
caridad era cada vez más ardiente. Su conocimiento y penetración, siempre
renovados, de los misterios celestiales la llenaban de alegría, la hacían gozar
de la fecundidad del Espíritu, la atraían hacia Dios y la hacían perseverar en
su propia humildad. Porque en esto consisten los progresos de la gracia divina,
en elevar desde lo más humilde hasta lo más excelso y en ir transformando de
resplandor en resplandor. Bienaventurada el alma de la Virgen que, guiada por
el magisterio del Espíritu que habitaba en ella, se sometía siempre y en todo a
las exigencias de la Palabra de Dios.
Ella no se dejaba llevar por su propio instinto o juicio, sino que su actuación
exterior correspondía siempre a las insinuaciones internas de la sabiduría que
nace de la fe. Convenía, en efecto, que la sabiduría divina, que se iba
edificando la casa de la Iglesia para habitar en ella, se valiera de María
santísima para lograr la observancia de la ley, la purificación de la mente, la
justa medida de la humildad y el sacrificio espiritual.
Imítala tú, alma fiel. Entra en el templo de tu corazón, si quieres alcanzar la
purificación espiritual y la limpieza de todo contagio de pecado. Allí Dios
atiende más a la intención que a la exterioridad de nuestras obras. Por esto,
ya sea que por la contemplación salgamos de nosotros mismos para reposar en
Dios, ya sea que nos ejercitemos en la práctica de las virtudes o que nos
esforcemos en ser útiles a nuestro prójimo con nuestras buenas obras, hagámoslo
de manera que la caridad de Cristo sea lo único que nos apremie. Éste es el
sacrificio de la purificación espiritual, agradable a Dios, que se ofrece no en
un templo hecho por mano de hombres, sino en el templo del corazón, en el que
Cristo el Señor entra de buen grado.
RESPONSORIO
R. No hay
alabanza digna de ti, virginidad inmaculada y santa. * Porque
en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre.
R. Porque en tu seno has llevado al que ni el
cielo puede contener.
*Corazón
Inmaculado de la Santísima Virgen María (Memoria)*
*Lecturas del Sábado de la
10ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 17
de junio de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(2,41-51)*
41 Sus padres iban todos los años a
Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
42 Cuando
tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta
43 y, al
volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su
padres.
44 Pero
creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban
entre los parientes y conocidos;
45 pero al no encontrarle, se volvieron a
Jerusalén en su busca.
46 Y
sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio
de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
47 todos
los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
48 Cuando
le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has
hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»
49 Él les
dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi
Padre?»
50 Pero
ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
51 Bajó
con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba
cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mi corazón y mi carne se alegran por el Dios vivo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi corazón y mi carne se alegran
por el Dios vivo.
PRECES
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María
Virgen, y digámosle:
Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Sol de justicia, a quien María Virgen precedía cual aurora luciente,
haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Palabra eterna del Padre, tú que elegiste a María como arca de tu morada,
líbranos de toda ocasión de pecado.
Salvador del mundo, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz,
por su intercesión concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
Señor Jesús, que colgado en la cruz entregaste María a Juan como madre,
haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que en el corazón de santa María Virgen preparaste al
Espíritu Santo una digna morada, haz que también nosotros, por intercesión de
María, seamos transformados en templos de tu gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LUZ MENSAJERA DE GOZO.
Luz mensajera de gozo,
hermosura de la tarde,
llama de la santa gloria,
Jesús, luz de los mortales.
Te saludamos, Señor,
oh luz del mundo que traes
en tu rostro sin pecado
pura la divina imagen.
Cuando el día se oscurece,
buscando la luz amable
nuestras miradas te siguen
a ti, lumbre inapagable.
Salve, Cristo venturoso,
Hijo y Verbo en nuestra carne,
brilla en tu frente el Espíritu,
das el corazón del Padre.
Es justo juntar las voces
en el descanso del viaje,
y el himno del universo
a ti, Dios nuestro, cantarte.
Oh Cristo que glorificas
con tu vida nuestra sangre,
acepta la sinfonía
de nuestras voces filiales. Amén.
SALMODIA
Ant 1. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la salida del sol hasta su
ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
Ant 2. Alzaré la copa de la salvación,
invocando tu nombre, Señor.
Salmo 115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Vale mucho a los ojos del Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alzaré la copa de la salvación,
invocando tu nombre, Señor.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó; por eso
Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO
PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó; por eso
Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.
LECTURA BREVE Hb 13, 20-21
El Dios de la paz, que sacó de entre los muertos,
por la sangre de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor
Jesús, os haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo en
vosotros lo que es grato en su presencia por Jesucristo, a quien sea la gloria
por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cuántas son tus obras, Señor.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
V. Y todas las hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A la vista de las multitudes, Jesús se movió a compasión, porque
estaban extenuados y abatidos, como ovejas sin pastor.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A la vista de las multitudes, Jesús
se movió a compasión, porque estaban extenuados y abatidos, como ovejas sin
pastor.
PRECES
Recordando la bondad de Cristo, que se compadeció del pueblo
hambriento y obró en favor suyo los prodigios de su amor, digámosle con fe:
Escúchanos, Señor.
Reconocemos, Señor, que todos los beneficios que hoy hemos recibido proceden de
tu bondad;
haz que no sean estériles, sino que den fruto, encontrando un corazón noble de
nuestra parte.
Dios nuestro, luz y salvación de todos los pueblos, protege a los que dan
testimonio de ti en el mundo,
y enciende en ellos el fuego de tu Espíritu.
Haz, Señor, que todos los hombres respeten la dignidad de sus hermanos,
y que todos juntos edifiquemos un mundo cada vez más humano.
A ti, que eres el médico de las almas y de los cuerpos,
te pedimos que alivies a los enfermos y des la paz a los agonizantes,
visitándolos con tu bondad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dígnate agregar a los difuntos al número de tus escogidos,
cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas
y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de
tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y
acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.