*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*JUEVES DE LA SEMANA III DE PASCUA*
LAUDES
(Oración de
la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Señor abre
mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Himno: EL AGUA PURA, DON DE LA MAÑANA
El agua pura, don de la mañana,
da a los ojos el brillo de la vida,
y el alma se despierta cuando escucha
que el ángel dice: «¡Cristo resucita!»
¡Cómo quieren las venas de mi cuerpo
ser música, ser cuerdas de la lira,
y cantar, salmodiar como los pájaros,
en esta Pascua santa la alegría!
Mirad cuál surge Cristo transparente:
en medio de los hombres se perfila
su cuerpo humano, cuerpo del amigo
deseado, serena compañía.
El que quiera palparlo, aquí se acerque,
entre con su fe en el Hombre que humaniza,
derrame su dolor y su quebranto,
dé riendas al amor, su gozo diga.
A ti, Jesús ungido, te ensalzamos,
a ti, nuestro Señor, que depositas
tu santo y bello cuerpo en este mundo,
como en el campo se echa la semilla. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cantaremos danzando: Jerusalén, ciudad de Dios, todas mis
fuentes están en ti. Aleluya.
Salmo 86 - HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS.
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.»
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Cantaremos danzando: Jerusalén, ciudad de Dios, todas mis
fuentes están en ti. Aleluya.
Ant 2. Como un pastor el Señor ha reunido su rebaño. Aleluya.
Cántico: EL BUEN PASTOR ES EL DIOS ALTISIMO Y SAPIENTÍSIMO - Is 40,
10-17
Mirad, el Señor Dios llega con poder,
y su brazo manda.
Mirad, viene con él su salario
y su recompensa lo precede.
Como un pastor que apacienta el rebaño,
su brazo lo reúne,
toma en brazos los corderos
y hace recostar a las madres.
¿Quién ha medido a puñados el mar
o mensurado a palmos el cielo,
o a cuartillos el polvo de la tierra?
¿Quién ha pesado en la balanza los montes
y en la báscula las colinas?
¿Quién ha medido el aliento del Señor?
¿Quién le ha sugerido su proyecto?
¿Con quién se aconsejó para entenderlo,
para que le enseñara el camino exacto,
para que le enseñara el saber
y le sugiriese el método inteligente?
Mirad, las naciones son gotas de un cubo
y valen lo que el polvillo de balanza.
Mirad, las islas pesan lo que un grano,
el Líbano no basta para leña,
sus fieras no bastan para el holocausto.
En su presencia, las naciones todas,
como si no existieran,
son ante él como nada y vacío.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Como un pastor el Señor ha reunido su rebaño. Aleluya.
Ant 3. El Señor es grande en Sión, encumbrado sobre todos los
pueblos. Aleluya.
Salmo 98 - SANTO ES EL SEÑOR, NUESTRO DIOS.
El Señor reina, tiemblen las naciones;
sentado sobre querubines, vacile la tierra.
El Señor es grande en Sión,
encumbrado sobre todos los pueblos.
Reconozcan tu nombre, grande y terrible:
Él es santo.
Reinas con poder y amas la justicia,
tú has establecido la rectitud;
tú administras la justicia y el derecho,
tú actúas en Jacob.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo.
Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía.
Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio.
Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
tú eras para ellos un Dios de perdón
y un Dios vengador de sus maldades.
Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
Santo es el Señor, nuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El Señor es grande en Sión, encumbrado sobre todos los pueblos.
Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 8, 10-11
Si Cristo está en vosotros, aunque vuestro cuerpo haya muerto por
causa del pecado, el espíritu tiene vida por la justificación. Y si el Espíritu
de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo
que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también vuestros
cuerpos mortales por obra de su Espíritu que habita en vosotros.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. Dios resucitó al Señor. Aleluya.
R. Y nos resucitará también a nosotros por su
poder. Aleluya.
PRIMERA
LECTURA AÑO (I)
Del libro del Apocalipsis 9, 13-21
EL AZOTE DE LA GUERRA
Yo, Juan, vi que el sexto ángel tocaba la
trompeta; y oí una voz que salía de los cuatro ángulos del altar de oro que
está delante de Dios. Esta voz dijo al sexto ángel que tenía la trompeta:
«Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates.»
Fueron soltados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora y para
el día, y para el mes y para el año, para que diesen muerte a la tercera parte
de los hombres. El número de jinetes de este ejército de caballería era de
doscientos millones. Yo oí su número. Y los caballos y jinetes que vi en la
visión eran así: Los jinetes tenían corazas de color de fuego, de jacinto y de
azufre; y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de sus
bocas salían fuego y humo y azufre. Por efecto de estas tres plagas pereció la
tercera parte de los hombres, es decir, por el fuego, por el humo y por el
azufre que salían de sus bocas. El poder de los caballos está en su boca y en
sus colas. Sus colas son como serpientes, tienen cabezas y con ellas hacen
estragos.
El resto de los hombres que no fueron exterminados por efecto de estas plagas
no se arrepintieron de las obras de sus manos; no dejaron de adorar a los
demonios, a los ídolos de oro y de plata, de bronce, de piedra y de madera, que
ni pueden ver ni oír ni andar. Y no se arrepintieron de sus homicidios ni de
sus supersticiones ni de sus fornicaciones ni de sus robos.
RESPONSORIO Hch 17, 30. 31; Jl
1, 13. 14
R. Todos, en
todas partes, deben convertirse, * porque
Dios ha fijado un día para juzgar al mundo con toda justicia. Aleluya.
V. Ministros de Dios, congregad a todos los
habitantes de la tierra y clamad al Señor.
R. Porque Dios ha fijado un día para juzgar al
mundo con toda justicia. Aleluya.
SEGUNDA
LECTURA
Del Tratado
de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 5, 2,
2-3: SC 153, 30-38)
LA
EUCARISTÍA, PRENDA DE LA RESURRECCIÓN
Si no fuese verdad que nuestra carne es salvada, tampoco lo sería
que el Señor nos redimió con su sangre, ni que el cáliz eucarístico es comunión
de su sangre y el pan que partimos es comunión de su cuerpo. La sangre, en
efecto, procede de las venas y de la carne y de todo lo demás que pertenece a
la condición real del hombre, condición que el Verbo de Dios asumió en toda su
realidad para redimirnos con su sangre, como afirma el Apóstol: Por este Hijo,
por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Y, porque somos sus miembros, nos sirven de alimento los bienes de
la creación; pero él, que es quien nos da estos bienes creados, haciendo salir
el sol y haciendo llover según le place, afirmó que aquel cáliz, fruto de la
creación, era su sangre, con la cual da nuevo vigor a nuestra sangre, y aseveró
que aquel pan, fruto también de la creación, era su cuerpo, con el cual da
vigor a nuestro cuerpo.
Por tanto, si el cáliz y el pan, cuando sobre ellos se pronuncian
las palabras sacramentales, se convierten en la sangre y el cuerpo eucarísticos
del Señor, con los cuales nuestra parte corporal recibe un nuevo incremento y
consistencia, ¿cómo podrá negarse que la carne es capaz de recibir el don de
Dios, que es la vida eterna, si es alimentada con la sangre y el cuerpo de
Cristo, del cual es miembro?
Cuando el Apóstol dice en su carta a los Efesios: Porque somos
miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos, no se refiere a alguna
clase de hombre espiritual e invisible -ya que un espíritu no tiene carne ni
huesos-, sino al hombre tal cual es en su realidad concreta, que consta de
carne, nervios y huesos, que es alimentado con el cáliz de la sangre de Cristo,
y que recibe vigor de aquel pan que es el cuerpo de Cristo.
Y del mismo modo que la rama de la vid plantada en tierra da fruto
a su tiempo, y el grano de trigo caído en tierra y disuelto sale después
multiplicado por el Espíritu de Dios que todo lo abarca y lo mantiene unido, y
luego el hombre, con su habilidad, los transforma para su uso, Y al recibir las
palabras consecratorias se convierten en el alimento eucarístico del cuerpo y
sangre de Cristo; del mismo modo nuestros cuerpos, alimentados con la
eucaristía, después de ser sepultados y disueltos bajo tierra, resucitarán a su
tiempo, por la resurrección que les otorgará aquel que es el Verbo de Dios,
para gloria de Dios Padre, que rodea de inmortalidad a este cuerpo mortal y da
gratuitamente la incorrupción a este cuerpo corruptible, ya que la fuerza de
Dios se muestra perfecta en la debilidad.
RESPONSORIO Jn 6, 48-52
R. Yo soy el pan de vida; vuestros padres comieron el maná en el
desierto y murieron; * éste es el pan que baja del cielo para que quien lo coma
no muera. Aleluya.
V. Yo soy el pan vivo bajado del cielo; todo el que coma de este
pan vivirá eternamente.
R. Éste es el pan que baja del cielo para que quien lo coma no
muera. Aleluya.
*Lecturas del Jueves de la
3ª semana de Pascua*
Jueves, 27
de abril de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(6,44-51)*
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré
en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que
escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese
ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y
murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no
muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Os lo aseguro con toda verdad: el que cree en mí tiene vida
eterna. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Os lo
aseguro con toda verdad: el que cree en mí tiene vida eterna. Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo resucitado y siempre presente en su
Iglesia, y supliquémosle, diciendo:
Quédate con nosotros, Señor.
Señor Jesús, vencedor del pecado y de la muerte,
permanece en medio de nosotros, tú que vives por los siglos de los
siglos.
Señor, ven a nosotros con tu poder invencible
y muéstranos la bondad de Dios Padre.
Señor, ayuda al mundo abrumado por las discordias,
ya que tú solo tienes el poder de salvar y reconciliar.
Confírmanos en la fe de la victoria final
y arraiga en nosotros la esperanza de tu manifestación gloriosa.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque Jesucristo nos ha hecho participar de su propia vida, somos
hijos de Dios, y por ello nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que en estos días de Pascua nos has
revelado con más plenitud la grandeza de tu amor, concédenos, ya que nos has
librado de las tinieblas del error, que nos adhiramos más firmemente a tus
enseñanzas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ES LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA
Es la Pascua real, no ya la sombra,
la verdadera Pascua del Señor;
la sangre del pasado es sólo un signo,
la mera imagen de la gran unción.
En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus sangrientas manos paternales;
envolviendo en tus alas nuestras almas,
la verdadera alianza tú sellaste.
Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada con tu Padre eterno;
y, desde arriba, vienes a llevarnos
a la danza festiva de tu cielo.
Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
para unir a los hombres con su Dios;
se rompen las cadenas del infierno,
y en los labios renace la canción.
Cristo, Rey eterno, te pedimos
que guardes con tus manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes a tu pueblo
y que venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre.
Aleluya.
Salmo 131 I - PROMESAS A LA CASA DE DAVID.
Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:
«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»
Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.
Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles te aclamen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre. Aleluya.
Ant 2. Jesucristo es el único Soberano, el Rey de los reyes y el
Señor de los señores. Aleluya.
Salmo 131 II.
El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.
Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.»
Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.
Bendeciré sus provisiones,
a sus pobres los saciaré de pan;
vestiré a sus sacerdotes de gala,
y sus fieles aclamarán con vítores.
Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Jesucristo es el único Soberano, el Rey de los reyes y el
Señor de los señores. Aleluya.
Ant 3. ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú,
terrible entre los santos? Aleluya.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap. 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú,
terrible entre los santos? Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 3, 18. 21b-22
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por
los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como
poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no
consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una
conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le
sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo soy el pan vivo bajado del cielo; todo el que coma de este
pan vivirá eternamente; y el pan que yo voy a dar es mi carne ofrecida por la
vida del mundo. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Yo soy el pan vivo bajado del cielo; todo el que coma de este
pan vivirá eternamente; y el pan que yo voy a dar es mi carne ofrecida por la
vida del mundo. Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, resucitado de entre los muertos como
primicia de los que han dormido, y supliquémosle, diciendo:
Tú que has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor,
nuestra oración.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento
de los apóstoles y extendida hasta los confines del mundo:
que tus bendiciones abundantes se derramen sobre cuantos creen en
ti.
Tú, Señor, que eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras
almas,
visítanos con tu amor y sálvanos.
Tú que experimentaste los dolores de la cruz y ahora estás lleno
de gloria,
levanta y consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.
Tú que anunciaste la resurrección a los que yacían en las
tinieblas del abismo,
libra a los prisioneros y oprimidos y da pan a los hambrientos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú, Señor, que en la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste
para todos el don de la inmortalidad,
concede a nuestros hermanos difuntos la vida nueva de tu reino.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que en estos días de Pascua nos has
revelado con más plenitud la grandeza de tu amor, concédenos, ya que nos has
librado de las tinieblas del error, que nos adhiramos más firmemente a tus
enseñanzas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos
ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EN TI, SEÑOR, REPOSAN NUESTRAS VIDAS
En ti, Señor, reposan nuestras vidas
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos acoges.
En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las ciudades;
amigo de los hombres, ve sus penas
y ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor de la muerte y de las sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus brazos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE 1Ts 5, 23
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo
vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de
nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure
nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos
con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.